Hablar de Bolivia, con una taza de café

Lo nacional popular y el liberalismo en Bolivia: una polémica entre HCF Mansilla y Souza Crespo

7 DIC
El filósofo HCF Mansilla (izq.) y el literato Mauricio Souza (der.) participan en una tertulia del programa "Hablar de Bolivia con una taza de café", moderada por el periodista Juan Carlos Salazar. Foto: Claudia Morales//ANF
7 de Diciembre, 2020

¿Qué es lo nacional popular? ¿Qué afinidad o conexión tiene con el proyecto del Estado Plurinacional? ¿Por qué lo nacional popular tiene más receptividad en Bolivia que el pensamiento liberal? ¿Qué explica la convivencia de ambos pensamientos y qué sectores se confrontan o se reivindican con sus banderas?


Por Juan Carlos Salazar

La Paz, 7 de diciembre (ANF).- La contundente victoria electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS) ha sido vista por algunos analistas y politólogos como resultado de esa construcción histórica enmarcada en lo que René Zavaleta Mercado denominaba “lo nacional popular”. 

¿Qué es lo nacional popular? ¿Qué afinidad o conexión tiene con el proyecto del Estado Plurinacional? ¿Por qué lo nacional popular tiene más receptividad en Bolivia que el pensamiento liberal? ¿Qué explica la convivencia de ambos pensamientos y qué sectores se confrontan o se reivindican con sus banderas?

Para responder a estas y otras preguntas, la Agencia de Noticias Fides (ANF) ha reunido en su tertulia “Hablar de Bolivia con una taza de café” al filósofo y politólogo Hugo Celso Felipe Mansilla, más conocido como H.C.F Mansilla, y al editor, crítico y ensayista Mauricio Souza. 

Doctorado en la Universidad Libre de Berlín, Mansilla es un conocido crítico de la cultura política del autoritarismo, en tanto que Souza, doctorado en Literatura Española e Hispanoamericana en el Boston College de Estados Unidos, es un conocedor del pensamiento de Zavaleta Mercado como editor de su obra completa. 

“Lo nacional popular es un concepto prácticamente mágico, que está blindado contra la crítica. Lo nacional alude a algo sagrado como es la nación, lo popular alude al pueblo, lo más noble, lo más alto que hay en una comunidad y, por lo tanto, la conjunción de dos conceptos prácticamente sagrados por encima de toda crítica hace muy difícil que uno pueda decir algo de contenido sobre el mismo”, dijo Mansilla para abrir la polémica sobre el significado del concepto.

Souza coincidió con su contertulio en que es un concepto “un tanto vago”,  proveniente de una de las varias tradiciones marxistas, concretamente del pensamiento de Antonio Gramsci, que “no tiene un contenido propio”, sino más bien “diferencial”, un concepto que “articula lo nacional con lo popular” para marcar una diferencia con “los usos atroces fascistas de lo nacional”. Sin embargo, aclaró, que el contenido del concepto está dado por cada historia nacional.

Recordó que Zabaleta Mercado nunca definió el concepto, que está en el título de un libro póstumo, en el que sugiere que “lo nacional popular es una forma de pensar la relación entre democratización social, es decir, la democratización a nivel del pueblo si se quiere, y la forma estatal”, y admitió que “en otra tradición, lo nacional popular es una forma elegante de hablar del populismo”. 

Para Mansilla, en cambio, la obra de Zavaleta “no dice mucho” y “tiene un contenido exiguo”.

Autor de medio centenar de libros, Mansilla obtuvo el doctorado “cum laude” en filosofía en 1973 y la “venia legendi” que lo habilita para una cátedra titular en el sistema universitario alemán en 1976. Entre sus obras figura “Una mirada crítica sobre la obra de René Zavaleta Mercado”, en la que afirma que “las doctrinas basadas en el marxismo y en enfoques afines no han resistido la prueba de los tiempos y los embates de la prosaica realidad cotidiana”. 

Mansilla atribuye la “popularidad del concepto”  (nacional popular) a su “vaguedad”, ya que permite “subsumir bajo éste cualquier contenido”. Sostiene que, además de ese “aire de lo sagrado, de lo elevado, de lo notable, de lo que no puede ser criticado fácilmente”, está “ligado a los prejuicios que la sociedad ha desarrollado” sobre el tema.

“Como esos prejuicios también son sagrados, no se los puede criticar claramente. Entonces de ahí nace la incomodidad que la gente crítica siente ante ese concepto; en el fondo, el vacío, la vacuidad del concepto, no permite decir muchas cosas”, señaló.

Además de editor de la obra completa de Zavaleta Mercado, publicada en tres tomos en el período 2011-2015, Souza Crespo es miembro del comité editorial de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) y autor de “Lugares comunes del modernismo. Aproximaciones a Ricardo Jaimes Freire”, “Ensayos escogidos de Luis H. Antezana” y “La lengua de Adán de Emeterio Villamil de Rada”, entre otros. 

En su opinión, el Estado Plurinacional de algún modo interpreta lo nacional popular, en el sentido de que “es un Estado que intenta leer de alguna manera la sociedad que en teoría debería representar”, la idea de “una formación social, una sociedad específica, entendida en esos términos de pueblo, de lo popular, que se ve reflejada en el Estado”.

Dos maneras de comprender la realidad

Souza criticó a quienes tienden a pensar “en términos de herencias, prejuicios, visiones de mundo, dogmas, etcétera, que es una de las formas de entender lo nacional popular, pero que es la menos interesante en términos políticos, como lo demuestra la coyuntura actual, que es una crisis, entre otras, de dos maneras de entender la política, que han terminado entendiéndose en términos culturalistas, lo cual es una derrota de la política, y yo no soy de los que denigran la política”.

“En esos términos, lo pluri y todos los intentos de darle una imagen a la heterogeneidad social en Bolivia y relacionar esa heterogeneidad social con formas estatales, son en teoría formas de emancipación relativa, cuya suerte se puede discutir, pero no digamos no al intento”, añadió.

Al referirse a las dos maneras de ver la realidad, Mansilla dijo que la poca receptividad del liberalismo frente a lo nacional popular se explica, entre otras razones, por “la mentalidad general boliviana, los prejuicios que se han sedimentado a lo largo de siglos, desde la época incaica y tal vez antes contra el individualismo, contra la participación de la oposición”, que “ha hecho que tengamos una tendencia general a ver muy mal a los individuos y muy bien a lo colectivo”.

Mansilla incluye en esta “tradición” a Zabaleta Mercado y a sus “maestros”, Carlos Montenegro y Augusto Céspedes, entre quienes, sostiene, “lo positivo es justamente el pueblo, lo nacional, el alma colectiva de la nación y otras tonterías por el estilo, que no dicen nada concreto, pero que tocan las fibras íntimas, las fibras emotivas, las que hacen vibrar a las masas incultas de la nación, que es, obviamente, la gran mayoría, y lo que la izquierda no quiere ver, se resiste totalmente”.

“Yo tengo el presentimiento –agregó- de que la izquierda se niega a ver completamente el carácter autoritario de esa mentalidad de lo nacional popular, porque es muy cómodo hablar de lo nacional popular como una expresión englobante que dice muchas cosas, que si no permanecerían ocultas, pero nunca se adentran a ver críticamente el carácter de lo nacional popular, de la mentalidad de la nación, que es una mentalidad autoritaria”. 

Souza replicó en el sentido de que es un error ver estas categorías, lo nacional popular, el liberalismo, en términos “prescriptivos”. Es decir, “no somos liberales porque cargamos una serie de resabios, prejuicios, limitaciones culturales, y como nacional-populares, somos autoritarios”.

Admitió que, como el liberalismo, el marxismo tampoco es un pensamiento muy arraigado, al menos en la historia boliviana, porque “es un marxismo no muy sistemático, indirecto, de lecturas no muy profundas y que sólo tiene un momento interesante, yo diría como contribución, en Zavaleta, precisamente, que es una contribución, además, a una línea específica, al marxismo gramsciano”.

Sin embargo, insistió en que “la tarea de cualquier intelectual no es tanto prescribir qué deberíamos ser o no ser, sino tratar de describir más o menos lo que uno tentativamente piensa que es y ha sido”. 

Para Mansilla, Zabaleta Mercado era partidario de un “marxismo algo primitivo”. Dijo que si bien escribió prácticamente en la segunda mitad del siglo 20, cuando ya había décadas de un marxismo crítico en Europa y en parte en América Latina, “él no tomó jamás, jamás, noticias de eso”. “Zabaleta Mercado en realidad no es marxista es un leninista gramsciano”.

“No estoy de acuerdo”, replicó Souza. “Podemos relativizar el aporte que hace su obra a ciertos conceptos marxistas de la tradición gramsciana, pero leninista, no creo.  Es un aporte muy relativizador de esas categorías, siempre las pone en juego en función de un análisis histórico concreto, el boliviano, a veces el argentino, a veces el chileno, pero nunca habla en términos de una teoría general que se pueda aplicar a cualquier país y a cualquier momento”, concluyó. 

///ANF


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