Hablar de Bolivia, con una taza de café

En un país impregnado por el racismo, escucharse es el primer paso

14 OCT
Max Murillo (izq.) y Blithz Lozada en la tertulia organizada por ANF. Foto: ANF
14 de Octubre, 2020

Cuando se les consultó si es posible hablar de racismo invertido, Lozada sostuvo que conceptualmente esa posibilidad es errada porque el “racismo no necesariamente supone que el que está arriba deba tener la piel blanca y los ojos claros”. Desde la perspectiva de Murillo, por supuesto que sí “hay racismos de todos lados”, pero para el caso boliviano es necesario identificar de cuáles estamos hablando.


Por Javier Aliaga

La Paz, 14 de octubre (ANF).- El debate sobre el racismo en Bolivia puede ser muy abarcador cuando se habla del origen, las características y su vigencia como ha ocurrido con los profesores universitarios Blithz Lozada, de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), y Max Murillo, de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).

La charla organizada por la Agencia de Noticias Fides (ANF), en el marco de su programa “Hablar de Bolivia, con una taza de café”, estuvo llena de referencias a teorías, autores y momentos históricos mostrando que el controvertido tema da para hablar de todo. En un país impregnado por el racismo, escuchar las diferentes voces es el primer paso para combatirlo.

Lozada comenzó su explicación con un amplio repaso sobre el origen del racismo en el mundo afirmando que prácticamente es parte del género humano, que “está en el alma” de la humanidad y que referirse al color de la piel es apenas una manifestación superficial de un tipo de racismo.

Identificó al “racismo biológico”, que extremaron los nazis argumentado una supuesta superioridad de razas, y al “racismo social” que, a instancias del marxismo, según dijo, reivindica el supuesto derecho de un grupo y una ideología para destruir a otro grupo por ser de una clase social diferente.

Los orígenes del racismo en Bolivia, agregó, están en la conquista española del Alto Perú, la evangelización, las controversias entre los religiosos Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, el “trabajo brutal” de los indios en las minas con la encomienda y el saqueo de la riqueza en un contexto ideológico que justificaba los intereses del imperio español.

La consecuencia fue el resentimiento de los indígenas, pero también el mestizaje y el “racismo étnico” para diferenciar a quienes tenían más ascendencia española o más indígena, según explicó Lozada.

El racismo con identidad étnica está relacionado con los ancestros: “mis ancestros son de tal ayllu, tal marka, de tal lugar aymara o no, mis ancestros son de Sevilla, Andalucía, y yo me siento más español que indio. Ese es el mestizaje y es la explicación del racismo étnico boliviano”, agregó.

Murillo: No hubo mezcla de igual a igual

Al contrario, Murillo consideró que, hablando históricamente, “no ha habido mestizaje en el proceso boliviano” porque no se produjo una “mezcla de igual a igual: mental, subjetiva, racial”, como a su juicio, existió en Brasil para dar lugar a los mulatos brasileños o brasileñas.

“En el caso de Bolivia no existió ese fenómeno, fue una imposición brutal, sangrienta, sanguinaria y este elemento es muy poco investigado, sino por algunos pensadores como Javier Medina, que incluso lanza otros conceptos interesantes para el caso boliviano como la pigmentocracia, una sociedad pigmentocrática de por sí en el caso boliviano”, sostuvo Murillo.

El otro elemento clave en el caso boliviano, según el profesor de la UPEA, es también el tema de la continuidad colonial. Así destacó la tesis presentada en 1974 por el historiador peruano Heraclio Bonilla de que Perú no tuvo independencia.

“En Bolivia también deberíamos dudar de esto, deberíamos tener hipótesis de que si realmente hemos tenido o no independencia porque muchos de los datos que tenemos es que lamentablemente ha habido una continuidad colonial, mental e ideológica, política que se ha ido trasladando a lo largo del tiempo, en la república”, agregó Murillo.

Lozada replicó recordando que el propio Franz Tamayo, hijo de Isaac Tamayo, de la aristocracia paceña, y Felicidad Solares, de sangre indígena, sostuvo “que ha habido mestizaje y perdieron los blancos” porque en la mezcla biológica no prevalecen los rasgos blancos, sino los indígenas.

“Que no se hayan liberado los indios sí, así es, no se liberaron, pero la independencia ha existido, como ha existido el mestizaje y no lo digo yo solamente, lo dicen reconocidos marxistas como José Carlos Mariátegui que contrapone precisamente el Norte que es de exterminio, con el Sur que es de mestizaje”, abundó Lozada.

Lozada: el racismo no supone que el que esté arriba deba ser blanco

Cuando se les consultó si es posible hablar de racismo invertido, Lozada sostuvo que conceptualmente esa posibilidad es errada porque el “racismo no necesariamente supone que el que está arriba deba tener la piel blanca y los ojos claros”.

“Puede ser que el que está arriba, el que tiene poder, el que tiene dinero, el que tiene el discurso de ser superior puede ser el negro, puede ser el amarillo, puede ser de cualquier raza que también someta a los blancos”, reforzó Lozada. En esa línea, remarcó que ese es el racismo no en términos biológicos, sino en términos sociales y étnicos.

Desde la perspectiva de Murillo, por supuesto que sí “hay racismos de todos lados”, pero para el caso boliviano es necesario identificar de cuáles estamos hablando y esa tarea no es tan fácil porque a los bolivianos, según dijo, les pasa lo del Mito de Sísifo, que “siempre nos estamos derrumbando”.

Además, agregó, el espacio post Evo Morales o post Proceso de Cambio está demostrando “que muchas cosas eran nomás un artificio” y que “tenemos que ser más democráticos, tenemos que consensuar con más fuerza” y dar la oportunidad a los jóvenes para tratar los temas con canales más novedosos, tomando en cuenta que los tradicionales fracasaron.

Lozada dijo no creer tanto en que los indígenas siguen abajo ya que con el Movimiento al Socialismo (MAS) y la identificación con su líder Evo Morales “se han sentido en el poder”, y han tenido un momento de afirmación histórica y una identidad fuerte.

 Pero, a su juicio, ya en el Gobierno con una identidad india, en lugar de demostrar una forma de gobernar distinta a la de los anteriores gobiernos de los criollos, se repitieron los casos de incapacidad, nepotismo, corrupción y se llegó a las denuncias de pedofilia contra el mismo Morales.

“No ha triunfado la razón, no ha triunfado el respeto al medio ambiente, no ha triunfado en la honestidad, no han triunfado las políticas de Estado”, apuntó.

A su turno, Murillo señaló que en efecto hay resentimiento y una visión negativa desde abajo, pero hace falta estudiar las razones con más detalle.

Recordando las ideas del pensador Frantz Fanon, agregó que “en el proceso de descolonización, el colonizado puede ser peor que el colonizador”, algo que merece una reflexión para encontrar la causa.

Pero, además, cabe investigar por qué el denominado proceso de cambio, no ha cambiado al Estado que era patrimonialista y corrupto, lo cual también ha impedido al Estado funcionar con una institucionalidad contraria al racismo.

Para terminar, Murillo dijo que los aymaras, los quechuas y los guaranís no destruirán su identidad, por lo que es necesario construir consensos para tener una nación con diversidad, con verdadero respeto por la tradición histórica y los valores culturales de esos pueblos y la reciprocidad.

Según Lozada, la sabiduría del pueblo finalmente puede prevalecer para desarrollar procesos de aceptación entre diferentes, pero eso ocurrirá al margen de los políticos y los interesados en promover el racismo.

Y precisamente, para alcanzar los objetivos de construir consensos, respeto por la diversidad y la aceptación entre diferentes, el primer paso es escucharse unos a otros.

/JA/ANF/


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