Agroecología le cambia la dieta familiar a pobladores de Calamarca
De ser un municipio papero y habero pasó a producir hortalizas y verduras en carpas solares y amplió el rendimiento de sus cultivos nativos gracias al uso del humus de lombriz y el biol.
30 de Abril, 2018
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Comunarios de Calamarca que implementan la agroecología. Fotos: ANF
Calamarca, La Paz, 30 abril (ANF).- Franklin Quispe, agricultor del municipio de Calamarca, vio cómo la agroecología mejoró la dieta de su familia y la diversificó. Oriundo de una región papera del altiplano, implementó con la ayuda técnica del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) carpas solares, bomba de agua para el riego por aspersión y la fertilización de la tierra sin agroquímicos.
“Nos está ayudando la institución CIPCA a la familia y a la comunidad; quedamos muy agradecidos por las carpas solares, la bomba solar y su asesormiento de cómo se puede cultivar mejor también en campos abiertos el haba, la papa con ayuda del biodigestor”, señala el trabajador del agro.
Cuando se le pregunta qué tipo de biodigestor emplea, el hábil agricultor dice: “el humus de lombrices, fumigamos con biol, que es un abono orgánico natural, y se ha evaluado por hectáreas y nos han calculado que estamos produciendo más: 17 toneladas por hectárea de papa, 38 toneladas por hectárea de haba, y eso está comprobado, con la cebolla llegamos a 51 toneladas por hectárea. No hay cómo creer, eso desde este año”.
Padre de familia y esposo, el comunario recuerda que hasta hace pocos años la dieta de su familia se basaba en papa, haba, chuño, leche, queso y algo de carne deshidratada, pero a partir de la implementación de las técnicas agroecológicas empezaron a sembrar lechuga, cebolla, acelga, rabanitos, nabo, zanahoria, repollo y hasta frutas.
“No estamos sembrando en cantidades, pero para nuestra alimentacipón tenemos de sobra y nos alimentamos bien, ya no compramos lechuga, ni tomate, antes era comprar y comprar de la ciudad, ahora nos abastecemos”, dice orgulloso.
Alto rendimiento
Por su parte, el responsable de la Unidad de Desarrollo Territorial del CIPCA-regional Altiplano, Valentín Pérez, destaca la potencialidad papera de la provincia Aroma y la ampliación de producción de papa y haba en amplias parcelas familiares, sin embargo dice que lo que más mejoró la calidad de vida de los pobladores, fue la diversificación de sus alimentos.
“A veces hablamos de memoria y decímos que el promedio de rendimiento de la papa es de 5 toneladas por hectárea, y al año decíamos debe estar 4,5, pero nos han cuestionado esos datos y hemos visitado familia por familia y hemos encontrado que se produce hasta 50 toneladas por hectárea en las parcelas que trabajan con nosotros”, explica.
Estos indicadores, según el agrónomo, muestran que las familias que trabajan bajo el sistema agroecológico del CIPCA producen por encima de la media peruana. “Lo que está sobresaliendo es el abono de lobriz de humus, hay una familia que lo mezcla con aserrín y estiércol y ha llegado hasta las 50 y 30 toneladas por hectárea, fácilmente podemos competir con los países vecinos”, afirma.
Pérez explica que cuando se utiliza estiércol de oveja se requiere de al menos 20 toneladas por hectárea, pero cuando se utiliza el humus de lombriz solo hace falta una tonelada de estiércol.
“La inversión es mínima; para empezar la crianza de lombriz, y una vez que empiezan a manejar eso es de alto rendimiento (…) el kilo de lombrices cuesta 120 bolivianos, pero hay personas que empiezan con un puñadito de 100 gramos y lo multiplican”, explica.
Destaca que los agricultores de Calamarca también van incursionando en la lechería, por cuando el cultivo de forraje es el segundo más importante en el municipio, después de la papa.
Según el agrónomo, el CIPCA trabaja con un enfoque descolonizador, de tal forma que cuando emprende proyectos los ejecuta con la contraparte de los beneficiarios.
Germán Quispe, un joven agricultor y familiar de Franklin, también muestra las virtudes de la agroecología. Está a cargo de una carpa solar construida con apoyo de la cooperación internacional donde se producen los tomates cherrys.
“Por semana producimos 5 kilos y pretendemos llegar a 10 kilos, el mercado es La Paz, los restaurantes gourmet de la zona sur que están interesados en los productos ecológicos, también vendemos en la feria dominical de El Prado a 40 bolivianos el kilo”, señala.
Entusiasta por los retos y los resultados obtenidos, Germán muestra una amplia extensión de plantaciones. “Esta es una moto bomba que funciona gracias al panel solar que permite hacer riego por aspersión a los cultivos, no es como la inundación, sino como la lluvia”, precisa.
Filomena Villalobos, técnica del CIPCA, destaca el trabajo con las comunidades en las alternativas agrícolas al margen de la producción convencional y la disposición de la familia Quispe Álvarez por todos los cambios implementados en su producción, que serán replicados con la comunidad.
De hecho algunas carpas solares son comunales, donde siete a ocho familias parcelan la producción y comparten el pago del agua.
Gestión de riesgos agropecuarios
Con la asistencia técnica del CIPCA y tras un proceso de consulta y socialización con las organizaciones de base, el Gobierno Municipal de Calamarca aprobó la Ley 088 de Gestión de Riesgo Agropecuario a fin de mitigar los impactos climáticos sobre la producción y responder de manera oportuna a los desastres naturales.
A partir del 3 de abril, Calamarca cuenta con un comité que estará encargado de atender todos los desastres naturales que ocurran en la jurisdicción. Preverá la provición de semillas, una política de mantenimiento de cuencas, arborizar el municipio para tener bolsas de agua y movilizar recursos municipales, departamentales y nacionales para la atención de la emergencia.
El Comité Municipal de Gestión de Riesgos y Desastres (Comurade) -recientemente posesionado- tendrá la tarea de realizar un diagnóstico sobre la situación de cada comunidad del municipio y levantar un informe sobre las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que enfrentan.