La Paz, 18 de febrero de 2024 (ANF). - A tiempo de celebrar la eucaristía en domingo de tentación, la Iglesia Católica reflexionó sobre la incapacidad de diálogo por parte de las autoridades, la creciente violencia en el país y el uso de los sectores más necesitados por algunos sectores con fines políticos.
“Veamos nuestra realidad y con pena vemos, por ejemplo, la creciente violencia en la que vivimos, donde, al parecer, quitar la vida al hermano o a la hermana se está convirtiendo en algo normal y esto no sólo en nuestro país, sino lo vivimos en todo el mundo. La guerra y los conflictos en los que se ven envueltos países y sectores sociales, se manifiesta la incapacidad de dialogar, la incapacidad de pensar en intereses comunes”, afirmó el obispo de la Diócesis de El Alto y secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) monseñor Giovani Arana.
A la vez, el arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, criticó la tentación de algunos políticos del país de utilizar a los pobres y a los sectores más vulnerables como escalera para alcanzar el poder, llegar a un determinado cargo y luego olvidarse de ellos.
“Muchas veces hablan de los pobres, hablan de que los van a ayudar, pero lamentablemente muchas veces solo los utilizan como escalera, aunque muchos poderosos están donde están gracias a los pobres, por el apoyo de los pobres”, manifestó.
Estas reflexiones surgen durante la celebración litúrgica de domingo de tentación, finalizando las actividades del carnaval en el país y en tiempo de Cuaresma, que ofrece esperanza para la reflexión.
Leigue afirmó que los pobres brindan su apoyo con la esperanza de que las cosas mejoren, pero se enfrentan a una realidad distinta en la que son olvidados porque fueron utilizados para alcanzar el poder.
“Si solo buscamos el poder por tenerlo y luego nos desinteresamos, es un camino equivocado y una gran tentación. El poder es para ponerse al servicio de la humanidad y no servirse de ellos”, comentó.
En ese sentido, Arana exhortó a los feligreses de vivir la Cuaresma con esperanza y reflexionar sobre las acciones que se realizan, además de estar dispuestos a la reconciliación con aquellos que hicieron el mal.
“Teniendo este trasfondo, podemos decir que el tiempo de Cuaresma lo debemos vivir también como un tiempo de esperanza que nace de contemplar el amor de Dios, ese Dios que se manifiesta como Padre misericordioso dispuesto a reconciliarse, dispuesto a cumplir su alianza. Dependerá de cada uno de nosotros el querer experimentar ese su amor no desaprovechemos de vivir adecuadamente este tiempo, apartemos de nosotros toda distracción que nos aleje de lo esencial, nuestra conversión”, subrayó.
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