La Paz, 8 de enero de 2025 (ANF).- El ingenio Lucianita, concebido como una solución para equilibrar la operación económica de la Empresa Minera Huanuni, enfrenta una resistencia que ha impedido su pleno funcionamiento. Según Héctor Córdova, expresidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y analista en temas mineros, este conflicto responde a diferencias generacionales y al cambio en el perfil de los trabajadores tras la inclusión de más de 4.000 operarios en 2006.
“Eso muestra una diferencia de visión entre generaciones, pero también entre el origen de los trabajadores”, expresó Córdova a ANF. Recordó que la construcción del ingenio fue impulsada por antiguos trabajadores de la Empresa Huanuni, quienes, tras la crisis de octubre de 2006, pidieron un proyecto que permitiera gestionar el aumento repentino de personal.
“Cuando estaban los 800 trabajadores de la Comibol y se produjo el lío con 16 muertos, se decidió contratar a todos los cooperativistas. Los dirigentes de entonces, con principios políticos e ideológicos sólidos, entendieron que, para mantener la rentabilidad, era necesario construir un ingenio capaz de tratar 3.000 toneladas diarias de mineral”, explicó.
El ingenio Lucianita fue diseñado bajo el principio de que por cada trabajador se debe procesar una tonelada de estaño. Con la capacidad adicional, sumada a las mil toneladas ya manejadas, se aspiraba a rentabilizar una plantilla que creció abruptamente de 800 a 4.000 trabajadores.
Sin embargo, los liderazgos cambiaron con el tiempo. “Varios de los dirigentes clásicos ya han muerto o se han retirado. Ahora, la mayoría de los trabajadores provienen del sector cooperativista y su visión es totalmente distinta. Ellos se oponen al ingenio y lo hacen de forma abierta”, aseguró Córdova.
Tras asumir a los nuevos trabajadores, para adaptarse a la nueva realidad, la empresa adoptó un modelo de trabajo similar al cooperativo, asignando áreas específicas de la mina a pequeños grupos que explotan el mineral y lo venden a la misma empresa. Este esquema ha generado ingresos significativos para los trabajadores, al margen de la relación laboral formal.
“Con el ingenio nuevo, pierden todos esos privilegios, porque el mineral tendría que ser procesado directamente en la planta. Esto eliminaría los trabajos paralelos que ahora les generan ingresos muy por encima de lo esperado para este tipo de actividad”, señaló el analista.
Córdova también denunció sabotajes que han dificultado la operatividad del ingenio Lucianita. “La empresa constructora, Vicstar se quejaba de que no se destinaba personal para operar la planta. Incluso hubo robo de piezas, cortes de electricidad y agua. Vicstar tuvo que contratar a su propio personal para demostrar que la planta funcionaba correctamente”, indicó.
La resistencia al ingenio Lucianita ha impedido que este proyecto, clave para la modernización de Huanuni, cumpla su propósito. “La situación refleja intereses individuales que prevalecen sobre los colectivos, afectando la sostenibilidad de la empresa”, advirtió Córdova.
El conflicto, según el analista, evidencia una transformación en la cultura laboral minera. “Los antiguos dirigentes comprendían la importancia de adaptarse y buscar el bien común. Ahora, esa visión estratégica parece haberse perdido”, lamentó.
En febrero de 2015 el entonces presidente Evo Morales inauguró Lucianita con capacidad para procesar hasta 3.000 toneladas de estaño al día y auspició mejores días e ingresos económicos para la empresa estatal, sin embargo, el ingenio quedó paralizado por falta de un dique para los desechos, agua y energía eléctrica. El presidente Luis Arce participó de un nuevo reinicio de operaciones de Lucianita en julio de 2021.
Ocho años después, el presidente de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Reynaldo Pardo Fernández, dijo a ANF que el ingenio se encontraba en etapa de prueba -por la empresa china Vicstar que la construyó- y que se esperaba sea entregada a la empresa minera Huanuni hasta fines de 2023. Indicó que los problemas que presentaba era por el grado de acidez de las cargas de desmonte.
Otros factores para la inoperancia de la planta son la mala planificación, el sobredimensionamiento de la obra y escasas reservas de estaño. La obra de 54 millones de dólares aún no da frutos. De reactivarse, estiman que solo trabajaría al 50% de su capacidad.
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