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Opinión

Malhechor, Gastar y Tevasaltar

8 de Enero, 2025
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No llegaron sus Majestades, los Reyes Magos. Quisieron llegar al “Árbol de Navidad más grande de Bolivia” pero, mientras intentaban subir al Cristo de la Concordia, descubrieron que no hay iluminación en todo el camino y sus camellos no pudieron avanzar, dada la oscuridad y el mal empedrado. Dicen que sólo puedes subir con taxis autorizados por el sindicato y la alcaldía. Aprovechando el bicentenario, sus majestades también intentaron llegar a la capital de la república, digo a la capital de Plurilandia. Tampoco tuvieron suerte. El descenso de Alcantarí a la ciudad es demencial. No sabían que deben cambiar de carril cada tanto, porque la carretera no está en su mejor estado.

En pleno camino, recibieron una llamada. Una institución pública decomisó sus regalos por sospecha de contrabando. Ahí es donde decidieron marcharse. En su lugar, llegaron Malhechor, Gastar y Tevasaltar, los otros tres reyes magos, esos que hacen desaparecer cosas delante de ti.

Por ejemplo, el oro que debía irse al Tesoro General del Niño Jesús, se fue a la India, vía “exportación” por el Perú. El incienso y la mirra efectivamente llegaron, porque deberán servir para tapar con su perfumado olor, toda la podredumbre generada por las heces de las ratas que minan las arcas del Tesoro con la venia de los políticos azules.

Así que Malhechor, Gastar y Tevasaltar han cambiado un tantito su misión este 2025. El primero de ellos, mirará con malos ojos a tu billetera y querrá que sea suya en lugar de tuya. 

El segundo quiere que compres lo que sea, mientras se pueda. Así que será él quien te impulse a que busques aceite, huevos y carne enloquecidamente, hasta llegar a creer, una vez se declare su escasez, que fueron alimentos inventados por los neoliberales.

Tevalsatar será cómplice de Malhechor, y armarán una empresa ficticia para ganar licitaciones municipales por doquier. Y hasta mientras, María y José deberán tragarse la fila en el SEGIP para registrar al “niñito”, no sin antes haber gastado lo poco que tienen, en fotocopia de carnets de identidad, registro de nacido vivo en el hospital de turno, en triple copia, testificación de sanidad y cuanta burrada existe en la burocracia de Plurilandia. 

Lastimosamente los verdaderos reyes magos, los de la riqueza y oportunidades para todos, no pudieron llegar, porque la estrella de Belén estaba opacada por el humo del oriente, donde el “cielo más puro de América” se volvió un infierno en vida arrasando 10 millones de hectáreas. Ese humo provocado por narcos, ganaderos intensivos y  mono agricultores que ven a la selva de oriente, como pasto para las llamas del fuego.

Hace años, una cuarentena nos puso en modo “home work” para trabajar y estudiar desde casa, pero la magnífica política económica de rige esta tierra bendita, nos han colocado en modo “car work”. Porque mientras esperas cuatro horas para cargar gasolina, ahora debes atender reuniones, trámites, informitos, mientras felices sonreímos, frente a la evidente quiebra económica del país. 

Ese es el gran regalo de los reyes truchos, un país en ruinas: una inflación de casi el 10 por ciento y una contienda electoral de vende-humos, que creen que podrán salvar al país.

Hasta mientras, no gastes, no seas pasto de los malhechores y reserva tu dinerito para lo verdaderamente esencial.

Feliz Día de Reyes, para ti, de los auténticos. De los que traen esperanza para un 2025 opacado por las elecciones y la falsa celebración del Bicentenario.

La autora es periodista