La Paz, 12 de septiembre de 2024 (ANF).- En Beni, el otro departamento con mayor superficie quemada en Bolivia (alrededor de 1.5 millones de hectáreas hasta el 11 de septiembre), la situación de los incendios forestales es muy diferente a la de Santa Cruz en distintos aspectos. Por un lado, la mayor parte de las emergencias está en pastizales o pampas (60%) y el resto son bosques (40%), aunque se prevé que el fuego se extienda hasta ese tipo de terreno. Asimismo, el humo que tiene a la región bajo una calidad de aire pésima desde hace tres semanas, no solo proviene de estos incendios, sino de Brasil y Santa Cruz, por lo que la emergencia sanitaria es desesperante y hasta ahora, autoridades locales lamentan que no ha llegado ayuda suficiente.
Wilson Ávila, director del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED) Beni, explicó al portal digital de La Región que los focos de calor empezaron a registrarse en mayo (2.500). A la fecha, hay 41 mil focos de calor; 60 mil menos que los registrados en agosto (101 mil).
“Estos incendios están en las provincias del norte del Beni, no en las que van a La Paz, todavía, pero ya tenemos alrededor de 42 focos de calor en esos lugares, o sea que está empezando, y allá son los incendios son más graves. Estos de acá son pampa, así como se queman rápido, se apagan rápido”, explica.
Como consecuencia, hay afectación en comunidades de Riberalta, donde alrededor de 1.161 familias vieron quemarse cultivos como yucales, platanales y maizales. A ello hay que sumarle el intenso humo, que tiene los vuelos suspendidos desde hace tres semanas en esta región, según Vincent Vos, biólogo e investigador de la Universidad Autónoma de Beni (UAB), quien vive en ese municipio.
Sin ayuda necesaria
Riberalta, uno de los municipios más afectados por los incendios y por el humo. Foto: Facebook Vincent Vos
Ávila asegura que la ayuda está centrada en Santa Cruz, por lo que se pide a las autoridades nacionales y la población en general que pueda hacer llegar vituallas, alimentos no perecederos, medicamentos y herramientas para combatir incendios al COED de Beni, en la plaza principal de Trinidad.
“Ayer (por el martes) estuvo la ministra de Salud (María Renée Castro) con un stock de medicamentos, que se entregó en Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria). Que yo sepa ellos tienen que ver con animales, no se entregó (el paquete) en el Sedes (Servicio Departamental de Salud) como debería ser”, lamenta Ávila.
Enumeró que debido al intenso humo Beni necesita: remedios para la diarrea, fiebre, afecciones pulmonares y otros, porque permanecer tanto tiempo bajo un aire contaminado está golpeando especialmente a niños y ancianos.
Causas climáticas
En tanto, el biólogo Vincent Vos dice que ya en 2023 se quemaron 300 mil hectáreas de bosque, cuando por lo general esta cifra no pasaba de las 100 mil hectáreas. “Eso ya es una señal de que no solo están quemando pasto, sino bosque y el bosque está más seco de lo que solía ser en el pasado. Entonces, ya hay más riesgo que el fuego entre en los bosques, pero también hay una presión de ampliación de frontera agropecuaria con el nuevo Plan de Uso de Suelo (PLUS), sobre todo a lo largo del río Mamoré, en el sur de Beni”.
Respecto al humo, inusual respecto a otros años, explica que este año, en contraste de otros, hubo muchos surazos o vientos del sur, como se conoce en el oriente a los frentes fríos. “Normalmente, lo típico era mayo-junio, pero por algún motivo, tal vez por el fenómeno de El Niño, los mismos incendios y el cambio climático; hemos tenido muchos frentes fríos que vienen del sur. Entonces traen este humo desde Santa Cruz, desde Rondonia, Brasil, y MatoGrosso”.
Humareda. Foto: facebook Vincent Vos
Tanto Vos como Ávila coinciden en que Beni no está recibiendo la ayuda necesaria ni de las autoridades ni organizaciones sin fines de lucro; tampoco de la sociedad civil boliviana, como sí está sucediendo con Santa Cruz.
Esto ha provocado que en Tumichucua, una comunidad de Riberalta, por ejemplo, el fuego se descontrole hasta casi llegar a la zona urbana. Por fortuna, esto se controló, “pero se quemó el área protegida El Bajío, una maravilla natural, que era un centro turístico de la Amazonia”, afirma el biólogo.
En cuanto a fauna afectada, para el experto la situación es alarmante, porque un bosque puede tener hasta 300 ejemplares de aves, mientras que un pastizal, unas 20. “Si consideramos esto (que se están quemando bosques), son millones de animales que se están perdiendo, porque también hay insectos y otros”, lamenta.
/Nota de La Región/
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