Feria agroecológica en La Paz. Foto. Ecotambo
La Paz, 9 de febrero (ANF).- La pandemia de Covid-19 y las medidas que se encaminaron para su contención en todo el mundo cambiaron y reajustaron costumbres, comportamientos y cuidados en lo que respecta a la salud. Esto se tradujo también en la modificación de la alimentación de las familias, en una etapa en que se hacía urgente mantener y fortalecer el sistema inmunológico.
Para la especialista e investigadora en producción agroecológica, María Julia Jiménez, este tiempo de emergencia sanitaria logró generar una mayor y mejor cercanía entre los consumidores y productores, a la par, la población optó por una mayor valoración de los alimentos sanos y orgánicos.
“La pandemia llegó justo en la época de cosecha, así que se tuvo el acceso directo a los alimentos y se dieron estas cadenas cortas en que la relación fue más directa entre el productor y el consumidor”, manifestó la experta.
Las cuarentenas y confinamientos en muchos países llevaron a la población a planificar mejor sus compras y diversificar sus productos de la canasta familiar. Los productores, particularmente campesinos e indígenas no dejaron desabastecidos a los centros de venta.
“La pandemia ha sido un momento inesperado para todo el mundo y nos ha mostrado la fragilidad de nuestra sociedad, porque habían diferentes intereses y la alimentación no tenía un espacio importante, pero hoy se volvió algo prioritario”, agrega Jiménez.
Y fue así que sociedades enteras reflexionaron sobre su alimentación, pusieron en la mesa de debate este tema y se comenzó a valorar lo que se come y de dónde proviene.
Para garantizar estos productos y acercar a los productores con los consumidores, se desarrollaron ferias y establecieron otros espacios de oferta de producción agroecológica, esto se mantuvo en varias regiones.
“Por esta relación y cadena que se han marcado es importante que las políticas, particularmente municipales, faciliten este flujo, ferias y estrategias que promuevan la producción local y las decisiones personales y colectivas para alimentarse bien”, recalca Jiménez.
Es así que a nivel mundial, durante esta pandemia la demanda y consumo de alimentos orgánicos se incrementaron. En el caso de Bolivia, ya a finales de 2020, tras suspenderse las restricciones y confinamientos impuestos para la contención del Covid-19, se registró un incremento en más del 60% en la demanda de productos orgánicos, tanto para medicina preventiva como para aportar al sistema inmunológico.
En ese entonces, el presidente de la Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas de Bolivia, que lidera la Red de Organizaciones de Productores Agrícolas y Forestales (ROPAF), René Rojas manifestó que entre los productos con mayor demanda en el país está la miel de abeja porque refuerza el sistema inmunológico, es un potente antibacteriano, antioxidante natural y es rico en proteínas.
“La pandemia ha hecho que la población empiece a consumir productos orgánicos. Ahora la gente compra más miel de abeja, moringa, frutas y verduras orgánicas que permiten fortalecer el sistema inmunológico, así de esa manera prevenir o tratar el coronavirus. Se ha incrementado la demanda en más del 60%”, explicó Rojas.
Todos estos temas también son debatidos y planteados dentro de la campaña de “Sostenibilidad Alimentaria ante la Crisis Sanitaria” y el Proyecto “Entre verduras y comedores”, que fue ejecutado por UNITAS, IICA, INDICEP, ACLO POTOSÍ Y ACLO CHUQUISACA, con el apoyo financiero de la Embajada de Suiza y Solidar Suiza, en el marco del Proyecto Diálogos y Apoyo Colaborativo.
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