La Paz, 21 de mayo (ANF).- Los fiscales Susana Boyán y Edwin Blanco, y los jueces Patricia Pacajes, Gladis Guerreo y Roberto Mérida “destruyeron la vida” del médico Jhiery Fernández al acusarlo y sentenciarlo por el delito de violación, sabiendo que era inocente. Ellos siguen impunes.
Han pasado siete años desde que Jhierry Fernández fue enviado a la cárcel injustamente y van a ser tres años desde que dejó la cárcel tras revelarse que había sido sentenciado sin pruebas y que la exjueza Patricia Pacajes sabía de su inocencia.
Su pesadilla no ha terminado, quizás nunca termine, por la magnitud del daño sicológico y moral que le causaron, al igual que a toda su familia, que no encontraron paz sabiendo que durante cuatro años estuvo detenido en la cárcel acusado de un delito que no cometió.
Le truncaron una vida de sueños, aunque el fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, anunció el retiro de la acusación en contra del médico, tras no encontrar ninguna prueba a un presunto delito.
“No hay una prueba científica que acredite de la comisión de este ilícito penal por el cual estaba siendo juzgado el señor Jhiery Fernández. Se cierra una etapa totalmente oscura, totalmente injusta”, afirmó Lanchipa.
Jhiery lo sabía, así como la primera comisión de fiscales que fueron apartados del caso de manera inexplicable; pero que después Boyán y Blanco se empeñaron, por razones que hasta ahora desconoce, para que sea condenado.
Hasta ahora ignora los motivos por los cuales los fiscales dieron un giro en su posición; solo sospecha que obedecieron órdenes o que estaban encubriendo a alguien “no lo sé, desconozco. Lo único que sé es que me han hecho daño”.
“Sabiendo que no hay delito, ¿por qué seguir acusando?, incluso ocultando pruebas. Había pruebas que decían que yo era inocente, conocían Boyán y Blanco. Otros decían taxativamente que mi persona no cometió el delito, pero hicieron desaparecer”.
Contra ellos ha interpuesto una demanda penal, que espera siga su curso. Cree que no es suficiente el proceso interno que le siguió la Fiscalía General y que a Boyán le encontró responsabilidades.
Queda sorprendido cuando ve que el exfiscal Blanco postula a cargos de vocal o de juez “cómo, con qué conciencia, con qué moral se presenta y aspira a un cargo para administrar justicia, estos ni siquiera debieran ser abogados”, afirma
Pero no son los únicos “impunes”, los jueces fueron sus “cómplices”, por no valorar adecuadamente las pruebas, por no tomar en cuenta su versión y las del Ministerio Público. “No tienen moral, no tienen conciencia. Están impunes”, protesta por la injusticia del sistema.
Fernández quiere recuperar plenamente su libertad para después ver qué decisiones asumirá contra quienes le causaron daños irreparables en su vida, los que no se pueden cuantificar ni medir como los daños sicológicos, pero también las afectaciones económicas.
No se anima a dar un monto de todo lo que significó estar detrás de las rejas y asumir su defensa, primero durante los cuatro años intentando demostrar su inocencia y luego los casi tres años luchando por quedar totalmente absuelto de culpa.
“Los gastos no se pueden cuantificar, el daño económico ha sido grande, mucho, de todo lado. Entrar a la cárcel no es así nomás, además con semejante delito”, cuenta el médico.
Fernández ha experimentado en carne propia un sistema de justicia que no funciona; pero antes de pensar en un resarcimiento de parte del Estado, por el daño que le causó, pide que se cambie el sistema judicial “podrido”.
“La fiscalía hay que purgar, esa fiscalía, esos son los mismos delincuentes que están en la fiscalía. Aparentemente hubo cambios, buenos cambios. Pero con Blanco era una época de oscurantismo, era como (una) cacería de brujas, a todos era proceso y proceso y acusar a inocentes”, lamenta.
Por esta conducta, Jhiery Fernández desconfía totalmente de la administración judicial y aunque el fiscal Lanchipa anunció que se retirará la acusación, quiere ver en sus manos su absolución.
“En este momento estoy incrédulo, tanto tiempo que he pasado hasta que no tenga el retiro de esa acusación con mi absolución no voy a estar tranquilo, eso me ha enseñado la justicia”, sostiene.
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