La Paz, 17 de agosto de 2023 (ANF).- "Mientras haya hacinamiento no puede haber producción, mientras no se den lugares para trabajo, no se puede hablar de cárceles productivas”, aseveró el exdirector de Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos.
La dirección nacional de Régimen Penitenciario impulsa desde hace un año el programa Cárceles Productivas con el propósito de que los privados de libertad estén aptos para reinsertarse a la sociedad a través de actividades como horticultura, piscicultura, carpintería y metalmecánica.
Esta iniciativa ya se implementaba desde hace más de 10 años en los recintos penitenciarios de Palmasola y Chonchocoro, sobre todo en el tema agrícola, señaló la psicóloga Tania Viscafé, aunque, según dijo, no consiguió mayor impacto por la escasa participación de los internos, que debían ser principalmente sentenciados. Viscafé indicó que muchos proyectos que se inician en las cárceles quedan paralizados por falta de seguimiento y financiamiento.
Los internos de penales con hacinamiento extremo como San Pedro de La Paz dijeron a ANF que hablar de “San Pedro Productivo” como lo hacen las autoridades es una ilusión debido a que no hay espacios ni reciben ningún tipo de apoyo de Régimen Penitenciario. Todo corre por cuenta de ellos. ANF pidió información al director departamental de Régimen Penitenciario La Paz, Daniel Callisaya, mediante un cuestionario por WhatsApp, sobre los avances del programa en las cárceles que administra. Hasta la publicación de esta nota no dio respuesta.
“La cárcel productiva es que el interno tenga lugares para agricultura; lugares para carpintería; lugares para actividad automotriz, para que arreglen autos y reparen chasis, motores; lugares para artesanías; lugares para albañilería. Esas son las cinco áreas que ya hace 10 años hemos diagnosticado que deberían darse en las cárceles, porque son privados de libertad que están en etapa de mejoramiento de sus conductas y en esas áreas no se pierden las cosas”, señaló Llanos a ANF.
En julio de la gestión pasada, el director general de Régimen Penitenciario Juan Carlos Limpias inauguró en la cárcel de Palmasola, en Santa Cruz, el programa de horticultura para que los privados de libertad puedan cosechar hortalizas y plantar frutales, además realizar crianza de peces. Anunció también potenciar los talleres de carpintería y metalmecánica en todos los centros penitenciarios.
Para Llanos, el programa del gobierno Cárceles Productivas es una “mentirilla” en comparación con cárceles productivas como en Puno, Perú, donde existe todo un sistema de espacios de talleres muy bien organizados, implementados y controlados.
“Ahí la gente se levanta, hacen control de lista y después van por unos pasillos e ingresan a: artesanía, carpintería, mecánica, serigrafía, hay varios talleres. Al momento de ingresar a los talleres hay controles biométricos, entonces uno sabe quién está en qué taller. A las 17.00 termina la actividad y todos empiezan a volver a sus ambientes de encierro y marcan su biométrico. Esa es la cárcel productiva. Ahí se produce, están empezando a vender, hay mucha actividad económica”, refirió.
Comparado a lo que ocurre en Bolivia, enfatizó, “lo nuestro es pues mentirilla, un detalle”. Remarcó que para tener cárceles productivas se debe contar con ambientes para trabajar y en algunos centros penitenciarios eso no existe, pero igual se puede hacer “si hay la valentía para sacar a los internos afuera”.
En el caso de las personas que les faltan pocos años para su excarcelación, dijo, “tienen que salir afuera, por ejemplo, se agarra a un grupo de mecánicos, de chapistas y demás, y se los lleva a Dircabi a esos talleres o a cualquier instancia de la policía donde están 100 a 200 vehículos botados”; en el tema de carpintería, agregó, “llevarlos a los colegios para que arreglen los bancos rotos, se hace una esquina en el colegio y ahí trabajan en custodia de la Policía”.
La cárcel de Chonchocoro cuenta con 92 hectáreas y apenas cuatro se utilizaron, por lo que hay 88 hectáreas para sembrar y producir, apuntó. Igualmente, Palmasola cuenta con 13 hectáreas para actividad agrícola y Montero con hectárea y media.
Para Viscafé, se trata de un programa muy beneficioso para los internos debido a que “el contacto con la tierra les ayuda a manejar las energías negativas y además les otorga un certificado” por el trabajo realizado.
Sin embargo, refirió, que en su experiencia hubo muy poco beneficiados en relación a la población, debido a que “solamente los sentenciados podían salir” fuera del primer perímetro de control en Chonchocoro.
Sobre implementar Cárceles Productivas en el penal San Pedro de La Paz dijo que “es muy difícil” y por lo general las iniciativas en ese recinto corren en su integridad por cuenta de los propios reclusos.
“En San Pedro ellos solos hacen todo lo que tienen que hacer, ellos invierten, ellos se pagan absolutamente todo", indicó.
Refirió que talleres de carpintería tienen todos los recintos, desde el más pequeño hasta el más grande, pero es manejado en su totalidad por los internos. Agregó que una de las trabas para estos talleres son los controles en las puertas, que no dejan ingresar los insumos para la producción.
“A los que están en talleres los inscriben con una tarjeta, coordina con trabajo social, lo hacen todo de manera formal, una tarjeta que les facilita el ingreso de sus materiales, pero el problema siempre está en la puerta, muchas veces ellos se quejan por sus materiales, ellos están encerrados y que traben el ingreso de sus materiales les causa mayor problema”, apuntó.
Las quejas de los internos por el ingreso de insumos vienen desde siempre. Acusan a los policías de permitir el ingreso solo si hay un pago que no debería existir. Denuncian que siempre “chantajean” con la entrega de “algo” para que ingresen o salgan sus productos. Cobran hasta 10 bolivianos por cada paquete. “Entonces para qué sirve la tarjeta”, dijeron los internos a ANF.
San Pedro Productivo
Los internos se quejan de la falta de apoyo de las autoridades penitenciarias y lo poco asertivas que son con la inauguración de proyectos que terminan abandonados por falta de insumos. Cuestionaron el despliegue de recursos para las inauguraciones, con fines propagandísticos, que finalmente no dan frutos en la reinserción social ni en la generación de ingresos económicos.
“Han inaugurado la panadería en la sección San Martín como ellos siempre lo hacen, junto a todas las autoridades, el coronel, el licenciado Limpias, el departamental, la trabajadora social, festejan con bombos y platillos haciendo notar que es para terapia ocupacional, pero después quién va a traer un quintal de harina, un kilo de manteca, luego de que festejan lo abandonan, ese horno no funciona, solo ocupa espacio, no es como las autoridades hablan, no hay San Pedro Productivo”, dijo un interno consultado por ANF.
Otro privado de libertad destacó que la principal actividad en San Pedro es la carpintería que se realiza con el esfuerzo de los propios internos. Dijo que, si bien hay muchos inscritos, son muy pocos los que pueden trabajar por falta de espacio. “En esto tampoco el Estado ayuda ni Régimen Penitenciario, cada persona que quiere ganarse centavitos tiene que comprarse con su propia platita madera de afuera, aunque pagando (a los policías para que ingrese), para hacerse una sillita, luego tiene que vender aquí adentro o lo manda afuera, eso no es pues apoyo ni ayuda de Régimen”.
"Yo hago uniformes, hago deportivos, pero no hay incentivo aquí dentro, ni el Régimen Penitenciario sabe si trabajo o no trabajo, ni el mismo Consejo de Delegados sabe en qué estoy ocupando mi tiempo, no sabe nada, o sea el que puede hacer algo, hace, el que no tiene posibilidad no hace nada”, refirió otro privado de libertad.
Los internos piden por lo menos un mercado asegurado para sus productos, porque si bien se organizan algunas ferias por los familiares y otras que promueve Régimen Penitenciario, por lo general los productos enviados, regresan.
“Yo produzco, pero no hay donde vender, no hay mercado y no hay quien nos ayude en ese sentido. En las ferias que sacamos afuera del penal a veces se vende, a veces no se vende, pero en su mayoría son productos de madera: carritos, barquitos, pero todo es por su propio medio; en el tema textil es igual, alguna vez he enviado deportivos y vuelve, otra vuelta van y vuelven, y no es por el costo, sino es que como no tenemos aquí adentro incentivos, el mismo modelo hacemos, no hay creatividad, no hay quien nos enseñe modelitos para poder copiar”.
Los pocos talleres que hay en San Pedro se desarrollan en microlugares. Muchos internos deben usar el poco espacio que tienen en sus celdas para producir algo, afectando su salud por el uso de químicos como pintura, tíner o viruta de madera.
“Es todo por mi propio medio, Régimen Penitenciario no me da ni un metro de lugar donde pueda trabajar, tengo que buscarme una celda, tengo que alquilarme o comprarme si quiero trabajar, así se sobrevive acá adentro”, lamentó otro interno.
Señalaron que “San Pedro productivo” es solo un eslogan, porque de ser así habría varias áreas de producción, salones grandes donde los internos puedan costurar camisas en serie, carteras, elaborar artesanías, “todo podemos hacer, el problema, es el incentivo, no hay incentivo, no hay quién nos diga te lo voy a buscar mercado”.
Por esta situación, indicaron, “hay gente que a ratos está como para volverse loca, porque cuando uno no trabaja y está acostumbrada a trabajar, está dando vueltas por todo lado, conoce todo el penal de tanto caminar”.
Sobre la panadería en San Martín, dijeron que está abandonada y nadie dice nada; no se sabe con qué fin se instaló, “todo aquí se maneja callado, hasta preguntar para qué es la panadería, cuál es el fin de esa panadería, es visto mal, es cuestionar, así lo consideran”.
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