La Paz, 30 de octubre de 2024 (ANF).- Los microempresarios exigen al Gobierno una respuesta efectiva y urgente ante la actual crisis económica y política. Con la esperanza de una apertura al diálogo, han presentado una serie de propuestas a la nueva viceministra de la Micro, Pequeña Empresa y Artesanía, Ana Delina Flores, confiando en que, a diferencia de su predecesor, esta autoridad y su equipo técnico preparen un plan que permita al sector una “sobrevivencia sana” durante este periodo crítico.
El representante de los microempresarios de Santa Cruz, Félix Huaycho, explicó que la situación es insostenible y que urge una respuesta antes de las próximas elecciones. “Creemos que la nueva viceministra entiende las necesidades del sector y podría desarrollar una propuesta que, al menos, permita que las microempresas sobrevivan hasta que el próximo gobierno ofrezca una política clara y sostenible para la economía nacional”, afirmó a ANF.
Uno de los puntos principales planteados por los microempresarios es la necesidad de elevar al rango de ley el Decreto Supremo 28761, que prohíbe la internación de prendería usada, vigente desde el gobierno de Evo Morales. Según los pequeños productores, este decreto ha sido insuficiente para frenar el ingreso de productos de segunda mano y contrabando que inundan el mercado local, afectando directamente a la industria nacional.
“Queremos que ese decreto sea ley, para que el control sea más efectivo y existan sanciones claras para quienes introducen este tipo de mercancía ilegal en el país. También el contrabando de productos terminados no solo afecta a las microempresas, sino también a la economía nacional en su conjunto”, señaló Huaycho.
Además, hizo hincapié en la importancia de recuperar el mercado nacional para los productores locales y en la necesidad de que el programa de la Billetera Móvil vuelva a beneficiar a los pequeños productores. Este programa, que en un principio fue resultado de una larga lucha del sector, dijo, ha sido absorbido casi en su totalidad por empresas estatales como la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA) y Servicio Nacional Textil (Senatex).
La Billetera Móvil fue concebida como un incentivo para que los trabajadores del Estado utilicen su bono de refrigerio para adquirir productos nacionales. Sin embargo, los microempresarios afirmaron que, con el tiempo, el Estado ha ido favoreciendo a sus propias empresas a través de directrices que limitan el acceso de los pequeños productores a esta iniciativa.
“Hace tres años logramos que la Billetera Móvil fuera un instrumento de apoyo a lo hecho en Bolivia. No obstante, el Estado prácticamente se ha adueñado de ella, y las empresas públicas se han convertido en nuestra competencia, aprovechando este programa que inicialmente tenía la intención de ayudarnos”, lamentó el dirigente.
Los microempresarios también señalaron que, aunque en un principio el programa Billetera Móvil fue una fuente de esperanza para ellos, la falta de acceso y de igualdad de condiciones les ha desmotivado, y muchos de ellos han terminado abandonando el uso del programa. Sin embargo, sostienen que, con una gestión adecuada, esta herramienta podría ser una verdadera tabla de salvación para, al menos, el 20% del sector microproductor.
“Si el programa fuera impulsado correctamente para todos los productores locales, sin privilegios para las empresas públicas, podríamos tener una oportunidad de competir en condiciones más justas. La Billetera Móvil es una iniciativa positiva en su esencia, pero debe beneficiar a todo el sector productivo y no solo a las empresas estatales”, añadió.
A pesar de las dificultades, Huaycho mantiene la esperanza de que la nueva viceministra sea capaz de desarrollar una propuesta inclusiva y sostenible que permita a los microempresarios sobrevivir a la crisis actual. El objetivo es que el Gobierno actúe con prontitud y priorice a los pequeños productores, quienes han sido uno de los sectores más afectados en esta crisis económica.
Con un mercado saturado de productos de contrabando y de segunda mano, y con un acceso limitado a los programas de incentivo estatal, los microempresarios demandan una “sobrevivencia sana” que les permita resistir y competir en un contexto económico cada vez más complejo y adverso.
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