La Paz, 28 de enero (ANF).- La Amazonía, pese a su riqueza en biodiversidad, es hoy una de las regiones en Bolivia más vulnerables y dañadas por actividades de gran impacto como la minería, que de manera directa afecta en el medio ambiente y la supervivencia de pueblos indígenas. Y entre todos los daños colaterales de esta explotación se encuentra la caza indiscriminada de especies de la región.
Defensores y representantes de pueblos indígenas amazónicos denunciaron recientemente el incremento de actividades mineras auríferas dentro de la región de la Amazonia y particularmente en Parque Nacional Madidi,considerado como una de las áreas protegidas más biodiversas del mundo.
Estas actividades mineras de explotación aluvial son operadas por gente de diferentes nacionalidades (chinos, colombianos, peruanos y bolivianos), según las permanentes denuncias de organizaciones y pueblos indígenas. Esto implica que todo ese personal demanda mayor alimentación diaria, y esto muchas veces se traduce en la cacería de especies de la región.
“La minería también induce a la cacería y pesca indiscriminada, pero lo más grave, es que las áreas mineras, quedan totalmente empobrecidas en términos de la biodiversidad, la tala de bosques y la deforestación, son los responsables de la perdida casi total de la biodiversidad”, da cuenta en entrevista con ANF el líder indígenas y representante de la Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (Contiocap), Alex Villca.
Villca detalla que en algunos casos, los pobladores indígenas de la región amazónica se convierten en los proveedores de carne de monte y peces para los trabajadores mineros. “Lo que incentiva que no solo las áreas mineras queden destruidas, sino también áreas o zonas próximas a dónde se desarrollan este tipo de actividades, normalmente territorios indígenas y áreas protegidas”.
Y un claro ejemplo es lo que sucede en la cuenca del Río Kaka, donde la pesca ha desaparecido casi por completo y los animales silvestres son muy raros de observar, producto de la deforestación, destrucción de sus hábitats y la cacería furtiva para la alimentación de los operadores mineros.
El representante de la Contiocap denuncia que esta cacería indiscriminada afecta a especies como la petas (tortugas gigantes), que usan las playas para poner sus huevos en los meses de julio y agosto, y esos huevos también son arrasados por mineros. “Además esta especie se alimenta de lianas que crecen en las playas y riberas de los ríos, con la minería, todo ello desaparece”.
Situación similar ocurre con los capibaras, el roedor más grande del mundo. “Con la minería, todo ello es destruido, lo que obviamente está ocasionando en la pérdida irreversible de la diversidad biológica que alberga nuestro país”, agrega Villca.
Un estudio del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), establece que las actividade smineria en la región de la Amazonía se van incrmeentando y causando impactos ambientales como la deforestación, contaminación por mercurio a los ríos, contaminación con hidrocarburos y desechos de combustibles y maquinaria, degradación de suelos en las riberas de los ríos, alteraciones en el curso de los ríos, destrucción de las playas, entre otros.
El investigador y biólogo Vincent Vos, aseguró en entrevista con ANF, que a todo este daño, se suma la cacería descontrolada de animales silvestres como los pequeños monos para la alimentación de los trabajadores mineros.
“Es muy preocupante que para el abastecimiento de la alimentación para estas personas se esté explotando más la pesca y cuando ésta se acaba buscan carne de chancho de monte y así la presión aumenta y eso deja incluso sin alimento a los indígenas de la región”, detalla el experto.
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