
La Paz, 20 de marzo de 2025 (ANF para Sumando Voces).- Las mujeres lograron una participación política paritaria en los órganos deliberativos del Estado, pero sigue pendiente el poder de decisión, que está asociado a la calidad de la representación, una falencia que, sin embargo, también afecta a los hombres.
El escaso poder de decisión y la baja calidad en la representación están asociados al acoso y la violencia política, las restricciones al liderazgo, los límites a su libertad de expresión, y la violencia desatada en el ejercicio del poder, particularmente, en las sesiones de la Cámara de Diputados, según observan diversas fuentes femeninas, entre ellas representantes de la sociedad civil, analistas y parlamentarias.
Entre 2005 y 2020 hubo una evolución positiva en la participación política de las mujeres, principalmente en los cargos electivos para las instancias legislativas del nivel central, departamental y municipal.
La Asamblea Legislativa Plurinacional ha marcado un hito en la paridad de género. En la Cámara de Senadores el 55,5% son mujeres y en la Cámara de Diputados el 46,9%. En relación a la representación supraestatal, el país tiene a cinco mujeres y cuatro varones.
En las asambleas departamentales y los concejos municipales también ha existido importantes avances. Más mujeres ocupan los curules. Sin embargo, en general hay observaciones sobre si esos aparatos burocráticos son eficientes.
En cambio, en el Órgano Ejecutivo, el máximo nivel de representación no es paritario, la presidencia y vicepresidencia están a cargo de hombres. El segundo nivel de decisión, es decir, el gabinete de ministros de Luis Arce está conformado mayoritariamente por varones y solo por cuatro mujeres.
El salto cuantitativo de las mujeres en los espacios de poder ha sido significativo, aunque no es el ideal, sostiene la directora de la Fundación Construir, Susana Saavedra. Pero, este salto no ha sido producto de una voluntad política, sino una “imposición de cumplir una cuota”, aclara la analista política Susana Alvarado.
A pesar de los grandes discursos de despatriarcalización, equidad e igualdad, en los hechos, las mujeres siguen siendo limitadas para ejercer una participación plena y una representación efectiva, en general no existe ni en la estructura estatal ni en los partidos políticos.
“Todavía la cultura es patriarcal”, argumenta Saavedra. De ahí se explica que no se acepte que las mujeres sean “perfectamente igual o más competentes que los hombres”, porque hay estructuras como las organizaciones políticas que no les permiten.
Se trata de escasos espacios en los que se toman en cuenta las propuestas de las mujeres o no les dejan asumir liderazgos, al extremo es someterlas a acoso y violencia política para que renuncien a sus cargos, detalla Alvarado.
La violencia política es uno de los problemas que enfrentan las autoridades femeninas. Entre 2012 y 2022, el Consejo de la Magistratura registró 538 procesos, seis llegaron a sentencia y 10 a resoluciones ejecutoriadas. El dato es resultado de un estudio sobre la vigencia de la Ley 243.
Según el Centro de Atención y Monitoreo de Acoso y Violencia Política de la Asociación de Concejalas y Alcaldesas de Bolivia (Acobol) en 2023, de 151 denuncias, 52 estaban relacionadas con la denominada “gestión compartida”, lo que significa que la mujer, que ha ganado una elección para un cargo titular, solo puede ejercer hasta medio término y luego entregar el escaño a su compañero hombre que únicamente ha sido elegido como suplente.
Las mujeres en general tienen que lidiar con las estructuras machistas de los partidos y organizaciones políticas, en solitario, sin respaldo de los jefes. La situación es más crítica si las autoridades no tienen una actitud de sometimiento y de obediencia.
“Los partidos las someten”, comenta Saavedra, porque todavía hay estructuras “patriarcales”. Aunque la alternancia y la paridad es una conquista del movimiento de mujeres, la mayoría de los partidos políticos no muestran una voluntad política para reconocer el aporte de las mujeres y darles poder de decisión.
Y todo parece indicar que las cosas no cambiarán pronto porque los presidenciables, en su gran mayoría son hombres, aunque ya existen propuestas desde la sociedad civil para que la paridad sea una realidad también en el binomio presidencial.
Representación política sin cambios
Sofía es una activista joven de un colectivo independiente, que se movilizó el 8 de marzo. Ella piensa que las actuales autoridades mujeres, “no representan a la gran mayoría de las mujeres”. Considera que eso se debe a la falta de visión y convicción de una política “feminista” para luchar por los derechos de las mujeres. De hecho, hay que recordar que la primera propuesta para modificar la Ley 348 fue planteada por una senadora mujer.
Durante todo este periodo, los órganos legislativos no se han destacado por promover normas, por ejemplo, con un enfoque de género. La diputada María René Álvarez (Creemos) dice que se impulsó proyectos, pero que la excesiva “contaminación política” en la Cámara de Diputados, ha desplazado los temas sociales para priorizar los asuntos políticos.
Su colega Juana Quispe, del MAS evista, reconoce que hubo tropiezos para impulsar normas sociales.
Desde un punto de vista político responsabiliza al gobierno de Luis Arce por las “trabas” en el trabajo Legislativo. Más aún después de la gestión 2022 cuando las dos facciones se separaron.
“No se ha avanzado en temas para mejorar las condiciones de las mujeres. Hemos retrocedido”, comenta. Las legisladoras están en la recta final de su mandato constitucional y lo que menos ha quedado en el recuerdo son los proyectos de ley, pero sí la Cámara de Diputados convertida en un espacio de “guerra”.
Contados son los casos de proyectos de ley que han avanzado positivamente, por ejemplo, el propuesto por la senadora Andrea Barrientos denominado “Para garantizar el acceso a la justicia a las víctimas del delito de infanticidio y delitos contra la libertad sexual”; o el proyecto de ley de libertad de expresión que ha presentado la senadora Silvia Salame.
Mientras que la diputada Luciana Campero ha destacado por sus denuncias y por elaborar una lista de candidatos a las elecciones judiciales con un tinte azul. La senadora Cecilia Requena ha destacado por su rol de fiscalización a la minería y su lucha por la defensa del medioambiente.
Alvarado destaca que las mujeres tienen herramientas y habilidades extraordinarias que lamentablemente no se visibilizan en sus espacios de poder. Que el espacio político es uno más en el que se desenvuelven, pero que en general las mujeres son proveedoras, cuidadoras, psicólogas, chef, independientemente de su condición civil, profesional, generacional y ocupacional.
Sofía insiste que la representación política no puede limitarse a un “número”, es decir, a una cuota paritaria 50/50 de mujeres y varones, sino a promover políticas que beneficien a las mujeres que -por ejemplo- están en las calles trabajando en el sector informal producto de la crisis económica por la que atraviesa el país.
“Cero” debate, sí a los puños
La característica de muchas de las sesiones de la Cámara de Diputados desde 2023 y 2024 fue la violencia. Varias de las legisladoras fueron las protagonistas de esos hechos.
El 24 de mayo de 2023, cuando el ministro Eduardo Del Castillo era interpelado por el encarcelamiento del gobernador cruceño, Luis Fernando Camacho, dos grupos de mujeres del MAS y de la oposición se enfrentaron a golpes.
En febrero de 2024, los opositores y oficialistas también se enfrentaron. La oposición irrumpió en la testera en protesta porque no les permitían tomar la palabra antes de la aprobación de leyes. El altercado fue con empujones, jalones y denuncias incluso ante el Ministerio Público.
El 8 de moviembre, en la sesión de la Asamblea Legislativa Plurinacional, los diputados del ala evista, entre ellos varias mujeres, arremetieron contra David Choquehuanca, a quien le arrojaron las flores de un arreglo que quedó talmente destruido.
Entre 20 y 21 de noviembre de 2024, las sesiones de los diputados estuvieron marcadas nuevamente por golpes, toma de la testera, empujones, entre otros. Hombres y mujeres del evismo y del arcismo se enfrentaron por la presidencia de Diputados y la conformación de comisiones.
La diputada Juana Mamani en esta sesión trepó a la testera con el apoyo de sus colegas varones que hicieron de escalera para impedir que el presidente Omar Yujra continúe la sesión. En declaraciones a este medio, ella dijo que actuó así por “impotencia” porque el arcismo pretendía imponer de manera arbitraria la aprobación de leyes “Querían controlar y querían aprobar leyes que no correspondían. Entonces, tienes rabia y te quieren imponer (las normas)”, justificó su actitud al responsabilizar al gobierno de Luis Arce de generar ese escenario de confrontación.
Susana Alvarado recuerda el rol que jugaron en el pasado las conocidas “Barzolas” del Movimiento Nacionalista Revolucionario, de quienes dijo que eran “mujeres exclusivamente como grupos de choque”. Considera inadmisible que no exista capacidad de diálogo y debate constructivo.
En cambio la activista Leandra Ruiz, del colectivo Tamboras, cree que son “escenas rocambolescas” para disminuir y construir una imagen negativa de las mujeres. Observó que no se destaque el papel que juegan en otros espacios que no son necesariamente los político partidarios.
La diputada Álvarez piensa que es necesario reflexionar de manera autocrítica estos pasajes que se han vivido en gran parte de las legislaturas.
Saavedra sostiene que en muchas ocasiones, dependiendo de las luchas, se coloca a las mujeres como “carne de cañon”, aunque lamentó que algunas se presten motivadas por diferentes intereses. Es realmente bochornoso que tengan que ser las mujeres las que tengan que ir a los actos de violencia.
Siendo así, en estos casos la decisión no está en manos de las mujeres, sino de quienes dirigen las bancadas, lo que muestra una vez más que las mujeres conquistaron la participación, pero no la decisión.
/ANF para Sumando Voces/
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