Los actores piden seguro médico. Foto: Archivo
La Paz, 6 de abril (ANF).- El pasado 1 de
abril, el conocido actor y humorista David Santalla era internado en el
hospital Arco Iris de la ciudad de La Paz tras sufrir una hemorragia
cerebral. A raíz del hecho, sus hijos revelaron en rueda de prensa la
situación de desprotección en la que se encuentran los artistas en el
país, que no cuentan con un seguro de salud, uno de los reclamos
principales del gremio desde hace mucho tiempo.
“Todavía sigue siendo un hobby ser actor. En muchos
casos no se puede hacer frente a los seguros que ofrecen las empresas
privadas”, reclamó el hijo del actor Yúngaro Santalla, que ha anunciado
que en los próximos días la familia dará a conocer una cuenta de banco
para que la población pueda ayudar al actor.
El creador, actor y dramaturgo Kike Gorena declaró a
ANF que es necesario que este grupo tenga un seguro médico y que el
Estado sea el garante del mismo, “porque a diferencia de otros gremios
tenemos muy escasas oportunidades de tener un trabajo mensual fijo, un
contratiempo de salud te tendría que pillar bien parado para asumir
estos gastos”.
Según un estudio realizado por la directora
artística Wara Cajías sobre la situación laboral de los artistas en
Bolivia, el 70% no cuenta con un seguro médico. Otro dato que arroja su
investigación es que a partir de la edad de 30 años el número de
artistas bolivianos se reduce en más de un 50%. Por último, el sector
artístico mayor de 60 años solo constituye el 3% del total.
Cajías considera que aunque se necesita apoyo
estatal, cada sector debe ser responsable de sus necesidades. Y pone el
ejemplo de una asociación cultural a la que pertenece en Alemania.
“Cuando estaba allí gozaba de una caja de salud, a la que contribuíamos
los propios artistas de forma solidaria. El que más ganaba hacía un
aporte mayor, pero todos estábamos cubiertos”.
En Octáfono, la compañía de radio teatro que
dirige, todos los componentes cobran un sueldo fijo y pueden acceder así
a un seguro de salud privado. “Lo hacemos por nuestra dignidad”. Ese
logro ha sido, en palabras de Cajías, fruto de su esfuerzo personal. La
compañía se financia con lo que recaudan en sus representaciones,
aportes voluntarios y auspiciadores privados. “Con un salario fijo
podemos acceder a créditos, lo cual resulta fundamental teniendo en
cuenta que no hay ayudas estatales”, afirmó.
Un proyecto de ley congelado
El Consejo Departamental de Culturas y Artes de La
Paz (CODECA), en colaboración con otras diez asociaciones artísticas de
todo el país, redactó en 2012
el anteproyecto de la Ley del Artista.
El objetivo de la propuesta, tal y como figura
en la misma, es garantizar la protección social integral del artista y
trabajador cultural boliviano en sus diversas manifestaciones y
disciplinas artísticas.
Los firmantes consideran que el artista
boliviano no recibe un trato digno, ya que a la fecha no cuenta con una
normativa que defienda sus derechos laborales, de seguro social y de una
compensación justa cuando ya no pueda ejercer su arte.
El anteproyecto fue presentado a la cámara
legislativa en agosto de 2014 para proceder a su posterior
socialización. En diciembre del pasado año, los nueve presidentes de los
Consejos Departamentales de Culturas retiraron su apoyo a la norma
hasta que no se constituya como un proyecto de ley formal y se incluyan
algunas observaciones.
“Se consideró que el anteproyecto fue
socializado de forma limitada y su contenido no ha sido consensuado por
todos los grupos interesados”, afirmó Hernán Troche, presidente del
Consejo de Culturas de La Paz.
La intención de Troche, que fue constituido como
presidente del Consejo el pasado mes de marzo, es volver a activar este
debate y negociar con los Ministerios de Salud y Culturas la creación
del seguro de salud, así como otras demandas que recoge el anteproyecto.
Algunas son la creación de un fondo plurinacional para la difusión
artística, la constitución de un registro de artistas y la construcción
de más espacios culturales para la expresión artística.
El problema principal para Cajías reside en la
poca integración del sector cultural. “Deberíamos aprender de las
trabajadoras del hogar, que han logrado la aprobación de su ley por la
presión grupal, que en el caso de los artistas no existe”.
Más inversión para el arte
El único apoyo tangible que concede el Estado,
denuncian los artistas, es la exención de impuestos a las actividades
culturales que sean producidas por artistas bolivianos.
La escasez de ayudas públicas al fomento de la
cultura hace que la mayoría de agrupaciones culturales tengan que auto
financiarse “volviendo muy precarios y de baja calidad los productos
culturales que resultan”, agregó Hernán Troche que denunció que se da
prioridad a traer grupos extranjeros como Romeo Santos “en lugar de
fomentar lo nuestro”.
Cajías considera que sobre todo hay tres falencias
que afectan a la cultura en el país: Además de la ya nombrada
disgregación del sector cultural, denuncia que “el Estado no nos apoya
desde el momento en que no destina fondos al Ministerio de Culturas.
Otro problema es que la cultura es vista desde el punto de vista
antropológico y no humanístico”.
Para Toto Torres, director del grupo de teatro
Fuego, el seguro de salud no es tan importante como pedir políticas de
formación, fomento y desarrollo. “Si se crean condiciones laborales
dignas para los artistas lo del seguro viene como una consecuencia. Los
gremialistas no piden seguros especiales, los abogados no piden seguros
especiales, por qué deberíamos los artistas pedir un seguro de artistas,
se pregunta.
Alternativas locales
Ante la desprotección de los artistas han
surgido iniciativas independientes que buscan cubrir el vacío que
generan situaciones críticas de salud. Un ejemplo es el movimiento
"ArteSANO", que surgió en mayo de 2013 a iniciativa del presidente de
la Asociación Sindical de Actores, Actrices y Trabajadores del Teatro
(ASATT), Ariel Muñoz; del director del Festival Internacional de teatro
Marcelo Alcón; y de la presidenta de Psicólogos Sin Fronteras Santa Cruz
(PSF-SC) Carla Ariscaín.
El motivo inicial fue ofrecer un espectáculo
con el objetivo de recaudar fondos para apoyar al actor y activista
Antonio Reque Ascimani, quien necesitaba un tratamiento especializado
para el cáncer de tiroides. El objetivo del movimiento a largo plazo es
lograr propuestas hacia un seguro médico para artistas y generar un
fondo de emergencia para casos graves de salud.
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