La Paz, 19 de mayo de 2024 (ANF).- El 26 de diciembre de 2020, Eliana Álvarez y Pablo Zubieta dieron la primera cuota Bs 6.960 para reservar un departamento en el edificio Loritas (ahora Bengala), fue su regalo de Navidad; después de más de tres años, la ilusión de una vivienda se convirtió en un suplicio de una “estafa” inmobiliaria.
La campaña era seductora, un departamento en Alto Irpavi en pre-venta por un costo de $us 48.140, la promoción incluía regalos por Navidad de una cocina encimera de cinco hornillas, microondas y extractor. “Asumimos que era un buen precio”, cuenta Eliana a la ANF.
El departamento, en el segundo piso, constaba de dos dormitorios con roperos empotrados, sala comedor, cocina americana con cajonería alta y baja, dos baños con cajonería baja, lavandería; instalación de agua, luz, gas domiciliario, fibra óptica, lector biométrico de huellas para ingresar.
Era lo que habían soñado, estaban felices. Planificaron su traslado para febrero de 2021; ya no pagarían el alquiler de Bs 2.200 en la ciudad de El Alto donde aún viven con su hijo, a quien cambiaron a un colegio en la zona de Obrajes, más cerca de la que sería su nueva vivienda.
El 4 de enero de 2021, la joven pareja reunió los ahorros de su vida, vendieron algunas de sus pertenencias para reunir el monto, con “sacrificio” pagaron la totalidad del costo del departamento, que sin explicación alguna la empresa subió a $us 55.000, equivalente a 375.840 bolivianos, en un depósito a una cuenta del quebrado banco Fassil.
Ese día hicieron el reconocimiento de firmas y suscribieron el documento privado, compromiso de venta de un bien inmueble, entre el gerente general de la Empresa Constructora LORDINEW S.R.L., Hugo Anatoly Lora Arias y Pablo Zubieta Montaño, el comprador.
Antes de decidirse a la compra visitaron el terreno, en una segunda oportunidad comprobaron que la construcción había empezado, esto los animó y les dio la “confianza” a proseguir con la adquisición. En ese tiempo era el edificio Loritas VI.
No solo les alteraron el precio sin explicación, también les bajaron un piso. Al inicio era planta baja, primer piso y segundo piso, pero después les indicaron que no había planta baja y se contaba directamente primer y segundo piso.
Sin embargo, después de un incidente en uno de los edificios Loritas V, los hermanos Lora, Harold y Hugo, se separaron. Harold que quedó con la marca Loritas, mientras que Hugo creó edificios Bengala.
Pablo y Eliana fueron sorprendidos con esa decisión, se enteraron cuando visitaron el edificio sería su departamento y vieron un letrero que decía Bengala, lo que les causó “preocupación” y solicitaron la regularización de los documentos.}
La construcción no cuenta con autorización del Gobierno Autónomo Municipal de la Alcaldía, tampoco está fraccionado los departamentos, ni habría cumplido con las multas que le impusieron. “Por más que nos entreguen no hay respaldo legal de que somos dueños”, expresó su preocupación Eliana.
Es más, el edificio debía ser de siete pisos, luego aumentaron a nueve y finalmente a 11 pisos. Decisiones que necesariamente requerían de autorización y visto bueno de la Alcaldía.
Incumplimientos de entrega
En febrero de 2021, la pareja no pudo trasladarse porque el departamento no estaba concluido. Las “excusas” nunca faltaron, culparon a la pandemia del covid-19, luego a la quiebra del banco Fassil, al incumplimiento de los proveedores y ahora a la escasez de dólares.
Recién en 2023, la empresa empezó a trabajar en la obra fina, pero el departamento de la pareja es el más rezagado por seguir en obra bruta, ni siquiera está pintada la fachada ni el suelo flotante, no tiene las conexiones a los servicios, “lo único que han colocado hace tiempo son los marcos de vidrio”, dijo pablo.
La empresa pone un “par de obreros” para hacer pequeñas construcciones solo con el objetivo de mitigar la sensación negativa respecto al avance de la obra y a crear una falsa apariencia de que muy pronto les entregarán el departamento.
Hasta la fecha firmaron dos contratos modificatorios en medio de los incumplimientos. El primero, fue suscrito el 2 de diciembre de 2021, en el que se hace constar que a partir de ese momento el proyecto de construcción del edificio se denominará Bengala II.
El segundo contrato modificatorio fue firmado el 21 de octubre de 2022, esa vez se comprometen a entregarles el departamento el 30 de diciembre de 2022.
Asimismo, bajo el argumento que sí o sí les entregarán la obra, les convencieron a bajar la penalidad en caso de incumplimiento, inicialmente era de 2% mensual, al final acordaron 6% anual. Pese a la flexibilización de Pablo y Eliana la empresa “no cumplió”.
Ante la postergación sistemática en la entrega del departamento el vendedor canceló la suma de $us 1.500 en calidad de “Dación de pago” de las multas generadas en compensación a las demoras, aunque el pago se efectivizó recién en febrero de 2023 por un monto en Bs de 10.440.
A la fecha la empresa les adeuda por demoras al menos $us 4.400, por 17 meses. “Nosotros necesitamos, realmente. Ahora tenemos muchas dificultades económicas que se nos han salido de las manos”, cuenta Eliana.
Impotencia e indefensión
Pablo y Eliana confiaron en la empresa, nunca imaginaron que después de más de tres años su situación sea de absoluta incertidumbre e indefensión, al extremo que ni las entidades del Estado pueden proteger sus derechos.
Es más, en el Viceministerio de Defensa del Consumidor solo les recomiendan “conciliar”, pero no saben qué, por un lado, la empresa sigue postergando la entrega del bien inmueble, además los papeles no están regularizados y si piden la devolución total, tampoco lo hacen del monto total, sino por cuotas una modalidad que no le conviene a la pareja.
Ya no saben dónde acudir, tampoco tienen los suficientes recursos para contratar un abogado para una “batalla legal”. Por eso, vuelven a exhortar a las autoridades a ser empáticos y ayudar a los propietarios a recuperar sus recursos que son, en muchos casos, los ahorros de su vida.
“Me siento estafada”
“Me siento estafada, me siento molesta”, comenta Eliana con la voz cargada de indignación contra la empresa de Hugo Lora, el gerente general de Bengala; su esposo añade que está “decepcionado” por el “engaño” del que son víctimas.
“Les hemos comprendido muchas cosas, pero ellos no tienen la misma comprensión, no tienen empatía", dice Eliana, quien comenta que no son los únicos, pero que su situación es crítica porque siguen teniendo gastos, en especial por el alquiler de la vivienda donde ahora viven.
“Antes de esto (decidir la compra) estábamos bien, por eso es que hemos maniobrado, nos hemos apurado y hemos dado todo nuestro capital y al poner todo y tratar de vender cosas para tener todo el dinero, se nos ha ido todo el dinero. Desde ese entonces hasta ahora estamos mal”, cuenta Eliana con la voz apenada por la situación que atraviesa su familia.
El hermano de Hugo, Harold Lora enfrenta denuncias y procesos penales ante la justicia, los propietarios del edificio ubicado en la zona de Obrajes tienen similares problemas. El año pasado desafiante dijo que tenía una inversión millonaria y que respondería con los copropietarios, pero a la fecha el problema continua.
/NVG/
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