“Alcaldía paceña inaugura moderna ciclovía en zona sur de La Paz”, a la autoridad le faltó decir que los conductores de vehículos tienen escasa noción del respeto que el deben a los ciclistas e invaden esa ruta destinada sólo a ellos.
“Alcaldía cochalala inaugura semáforos inteligentes”. Faltó un detalle importante: los choferes de micros y trufis, se paran en justamente en esos semáforos, cuando están en rojo, porque tienen que recoger a un pasajero.
“Alcaldía cruceña inaugura nuevo puente al Urubó”. Faltó un detalle: esta misma alcaldía ha dado permiso para que se urbanice el cordón ecológico, de esa zona, que si bien imploraba por otro puente ahora matará árboles que faltan más que un puente, en la ciudad de los anillos.
“La Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) garantiza provisión de carburantes es normal en el país”. La ANH omitió un detalle importante: largas filas de autos, motos y camiones, de cuatro o más horas, esperando por el preciado combustible.
“Cierran la av. 6 de Agosto y Mártires de la Democracia, en Cochabamba, por reparación de alcantarillado”. A las autoridades del municipio les faltó decir que debido a las intensas lluvias, el alcantarillado colapsó y la zona sur de la ciudad se volvió una laguna. Eso significa que cualquier maquillaje, a plan de semáforos y nuevas jardineras, se lava con la lluvia.
“En Potosí está la mayoría de las cooperativas mineras del país”. El detalle que falta apuntar es que muchas de estas cooperativas no efectúan tratamientos adecuados de sus desechos y cuando hay rupturas de los diques de cola, la contaminación metálica envenena los ríos cercanos.
“Vuelca cisterna que se dirigía a Sucre y derrama 36.000 litros de diésel en la carretera”. La nota agrega “el conductor perdió el control en una curva pronunciada”. Y me pregunto ¿dónde está la pericia de ese conductor, que ostenta su licencia de conducir y que además dice “profesional”?
Bolivia es un país subyugado al sindicato. Al de los transportistas. A estos es mejor mejor darles gusto en sus pedidos. En el alza del pasaje. En construir pasos a desnivel para que los angelitos tengan por dónde pasar, en lo que pidan.
¿Y los ciudadanos? Bien gracias, jodidos porque vivimos pagando pasajes elevados, caminando por calles inundadas, con una inflación que supera el 10 por ciento, así el gobierno diga lo contrario. Fregados porque no podemos retirar nuestros dólares (ahorrados con esfuerzo), porque nos lo ha robado el Banco Central a título de seguir engordando a los trabajadores públicos.
Encima de todo, hay quienes piden más control, creando más instituciones que “castiguen” con “odecos” a las malas instituciones públicas.
Eso me recuerda lo que decía el autor argentino Fernando del Vecchio: “Cualquier cosa que haga el Estado lo hace más caro, más feo y en mayor tiempo que la empresa privada. Y, sin embargo, mucha gente quiere mayor intervención del Estado en todo. Lo bueno de la iniciativa privada es que no tienes que pagar si no te agregan valor; lo malo del Estado es que siempre tienes que pagar, aunque su servicio sea pésimo. Y siempre es pésimo”.
La frase es complementada por Ginny Galindo, experta en producción de envases y embalajes: “Hay que añadir que cuando el Estado interviene un gran número de funcionarios que son corruptos, pretende que les pagues por algo que ya es su tarea, por la cual el estado ya le paga, dinero que sale de tus impuestos, así que ese ‘costo de entendimiento’ (al que siempre me opongo) además de ser ilegal se convierte en un pago doble”.
Entonces el gran detalle que falta, noticioso o no, en esta Bolivia plaga de corruptos, narcos y vivillos, es deshacernos de todos. Sin mamones que digan que La Paz parece Nueva York, Santa Cruz parece Miami y que Cochabamba es la ciudad jardín.
La autora es periodista