Ir al contenido principal
 

Opinión

CORAZÓN MISERICORDIOSO DE JESÚS

11 de Junio, 2012
Compartir en:
MIGUEL MANZANERA, S.J.

El discurso de despedida de Jesús en la última cena, recogido en el evangelio de Juan, ofrece valiosas pistas para comprender mejor el inefable misterio de Dios. La religión cristiana afirma la fe en el único Dios y por tanto es claramente monoteísta. Sin embargo, simultáneamente Jesús se revela como el Hijo del Padre que enviará a la Rúaj (Espíritu) para continuar el maravilloso plan de integrar la familia humana en el seno de la Familia Trinitaria.

Ante la inminencia de su muerte, Jesús trata de consolar a sus discípulos indicando que su partida tiene como finalidad prepararles una morada en la casa del Padre. Habla de modo similar al de muchos padres de familia que se arriesgan a emigrar a un país extranjero con la esperanza de que más tarde todos los miembros de la familia puedan reintegrarse en una mejor situación. “Volveré y os llevaré conmigo para que donde yo esté estéis también vosotros” (Jn 14, 3). Es el gran deseo de afianzar el amor familiar. En el fondo habla el corazón de un padre que sufrirá la separación de sus hijos, aunque sea temporal y provisional, y anhela el reencuentro. Pero al mismo tiempo Jesús prevé que su venida no será tan rápida como hubiese deseado. Él mismo tiene que someterse al inescrutable plan del Padre (Mc 13, 32).

Por eso prepara a los apóstoles para sobrellevar un tiempo intermedio en el que deberán mantenerse fieles a pesar de las dificultades, persecuciones y tentaciones. Jesús les consuela indicándoles que nos les dejara huérfanos, sino que enviará a alguien que hará justicia y condenará al maligno, defenderá a sus discípulos frente a los peligros y amenazas, les enseñará todas las cosas necesarias para la salvación, les santificará y les unificará en el amor. Con ello Jesús anuncia que les enviará la Rúaj del Padre.

Clavado en la cruz en los momentos finales de su vida, permitió que el soldado abriese con la lanza su costado para que de su Corazón abierto brotasen la sangre y el agua, símbolos sacramentales del Cuerpo y Alma de Cristo, con los cuales transmitió su Rúaj como primicia a la Virgen María y al discípulo amado, elevándoles respectivamente a la categoría de la Nueva Eva y del Nuevo Hijo, representando a la Iglesia, la Esposa del Cordero.

La fiesta de la Divina Misericordia viene a mostrar que Jesús al aceptar la horrenda pasión y muerte en la cruz, no tuvo otra motivación sino su amor gratuito y misericordioso. “Misericordia” etimológicamente significa un corazón mísero en el sentido de tierno y sensible, contrapuesto al corazón duro de las personas egoístas que no se conmueven ante el sufrimiento de sus semejantes. Uno de los anuncios divinos más esperanzadores es el cambio de corazón anunciado por los profetas: “Yo les quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne” (Ez 11, 19; 36, 26).

Como afirma el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica: “En su muerte en la cruz se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical. Poner la mirada en el costado traspasado de Cristo, del que habla Juan (cf. 19, 37), ayuda a comprender […] que «Dios es amor» (1 Jn 4, 8). Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor. Y, desde esa mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amar” (12).

"La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús. No recibimos solamente de modo pasivo el Logos encarnado, sino que nos implicamos en la dinámica de su entrega. La imagen de las nupcias entre Dios e Israel se hace realidad de un modo antes inconcebible: lo que antes era estar frente a Dios, se transforma ahora en unión por la participación en la entrega de Jesús, en su cuerpo y su sangre. La "mística" del Sacramento, que se basa en el abajamiento de Dios hacia nosotros, tiene otra dimensión de gran alcance y que lleva mucho más alto de lo que cualquier elevación mística del hombre podría alcanzar" (13).


Etiquetas