La Paz, 27 de septiembre de 2024 (ANF).- El cierre del mercado argentino para el gas boliviano fue impulsado porque Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) cada vez pedía adendas para enviar menos volúmenes de gas, lo que obligó a Argentina a acelerar su autoabastecimiento con su red de ductos para transportar el suministro desde su megacampo Vaca Muerta, según Raúl Velásquez, experto de la Fundación Jubileo.
Tras confirmarse el fin de la relación comercial con Argentina por la venta de gas, Velásquez resaltó que el problema comenzó en 2015, cuando empezó a caer la producción de Bolivia. En ese año se generaba 60 millones de metros cúbicos por día (MMmcd), ahora estamos, en promedio, con 30 millones.
Desde el 2015 al 2018, Bolivia fue multada por Argentina en seis oportunidades porque no pudo cumplir con el volumen mínimo acordado. La cifra de la sanción total alcanzó a 144,7 millones de dólares.
“Eso enciende las alarmas en Argentina, porque si Bolivia deja de proveerles gas, sin que ellos tengan otra alternativa, iba a generar una crisis energética en todo el norte argentino; no solamente por el gas que llega a la cocina, sino por el gas que llega a las termoeléctricas y que proveen electricidad”, argumentó el experto en entrevista con la ANF.
El Gobierno argentino decidió buscar un proyecto ambicioso y costoso que le permita llevar su gas desde Vaca Muerta, que se encuentra en provincia de Euquen, hasta Buenos Aires y luego al noreste argentino.
En 2018, primero comenzaron con la construcción del ducto Nestor Kirshner I, desde Vaca Muerta hasta Buenos Aires. Luego siguieron con el objetivo de conectar la red del gasoducto hasta el norte. Esa tarea fue más sencilla porque en algunos tramos ya existía la infraestructura, sólo quedaba revertir el flujo de ida por un flujo de reversa, tarea que inició desde el 18 de septiembre de este año.
“No es que deciden sustituir el gas boliviano porque sí, sino que ven con preocupación la caída de producción en Bolivia y la incapacidad de Bolivia de poder hacer nuevas prospecciones y atraer nuevas inversiones para exploración y mejorar sus niveles de comercialización (...). El problema se origina en Bolivia, no es un problema externo”, sostuvo Velásquez.
Incluso, el especialista recordó que el ministro de Energía de Alberto Fernández justificó la inversión en el ducto porque Bolivia pronto no tendría la capacidad para abastecer la demanda del norte argentino.
Adendas
Cuando se firmó el contrato por 20 años con Argentina en 2006, Bolivia se comprometió a enviar máximo 27 millones de metros cúbicos por día y un mínimo de 23 millones. Ante la incapacidad de YPFB, en 2010 se firmó la primera adenda en la que se establecía volúmenes anuales mínimos y máximos y precios diferenciados para invierno y verano. Incluso, de acuerdo a esa adenda, el país tendría que estar enviando 27 MMmcd desde el 2021, meta que nunca se cumplió.
El año que más gas envió Bolivia a Argentina fue el 2017, cuando se vendió 18 MMmcd, cifra muy lejos de los 27 MMmcd comprometidos como volumen máximo.
En total se firmaron nueve adendas para renegociar los volúmenes, en cada una de ellas se volvió a fijar montos mínimos de envío para evitar sanciones.
“En las adendas que se han firmado se han bajado dos cosas: se acortaron plazos y los volúmenes de acuerdo a la capacidad de producción de Bolivia. ¿Para qué? Para evitar multas por incumplimiento. Entonces, a raíz de eso es que se ha ido bajando cada vez menos y menos volúmenes y hemos ido enviando menos y menos volúmenes”, explicó el experto.
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