La Paz, 20 de octubre (ANF). Bolivia aún tiene la oportunidad de evitar el
modelo que devastó la Amazonía brasileña y frenar la implementación de megaproyectos
de alto costo económico y social aseguró el activista y educador popular,
Iremar Ferreira.
Ferreira, un educador popular y maestro en desarrollo regional y medio ambiente, vive en Nazaré, una pequeña comunidad a orillas del río Madera, y ha visto de cerca la devastación que está provocando la ejecución de los proyectos del programa de Integración de Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA).
En entrevista con ANF, dijo que es posible “optar por pequeñas experiencias pero de grandes resultados, que ya estamos ejecutando como parte de la estrategia de resistencia al capital transnacional que intenta apropiarse de nuestros recursos”.
Ferreira anunció que compartirá esas experiencias durante el quinto Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural que tendrá lugar en Cobija, Pando, del 24 al 25 de octubre y que contará con la participación de investigadores, activistas y representantes indígenas y campesinos de Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú.
Ferreira dijo que Bolivia debe mirar con sentido de oportunidad los problemas que provocaron la construcción de las represas de Santo Antonio y Jirau en el Brasil.
“El río Madera se puso furioso, para generar el 9% de la energía producida en el país, ocultaron los estudios de impacto ambiental, y cuando concretaron las obras desbordaron el río, provocaron una erosión cuantiosa y afectaron las tierras indígenas”, detalló.
Ferreira criticó las políticas que implementó el gobierno de Lula, “al que apoyé como militante del PT (Partido de los Trabajadores)” y lamentó que las mismas estén siendo secundadas en Bolivia, aludiendo al protocolo de financiamiento de la Carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos, en el TIPNIS, que firmaron Lula y Morales.
En la última década, se invirtieron más de 200 mil millones de dólares en más de 500 proyectos que se ejecutaron como parte del IIRSA. Todos financiados en conjunto por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), los propios gobiernos y el sector privado,
Entre los proyectos hay 528 vinculados a transporte, entre ellos 262 carreteras y 67 ferrocarriles; 56 proyecto sobre energía, 31 de ellos vinculados a interconexión energética (cables de alta tensión); 26 relacionados a generación de energía, como las hidroeléctricas; y otros nueve proyectos que tienen que ver con comunicaciones.
Ferreira dijo que a la deforestación que han provocado las carreteras se han sumado otras consecuencias derivadas de las actividades de la penetración caminera como la ganadería intensiva, las plantaciones de soya, la explotación de oro, entre otras.
“Por ejemplo, en Bolivia son los cultivos de soya; en Perú la palma, cacao, café; en Brasil la soya. No olvidemos la actividad ganadera que en Brasil y Bolivia deforestan bastante. Algo que resalta de los proyectos son las represas en Brasil y en todos los países la explotación de extraer el oro de los ríos que contaminan con mercurio”, puntualizó Ferreira.
Frente a este panorama dijo que desde las comunidades y rescatando los saberes de los pueblos indígenas “se están llevando a cabo pequeños proyectos con grandes resultados, como producción ecológica y energías renovables, que movilizan el consenso colectivo y la organización social, y que constituyen respuestas desde las bases”.
/ZAB/