La Paz, 14 de agosto de 2024 (ANF).- La Plataforma Agroecológica del Trópico Subtrópico y Chaco que impulsa la agroecología, ve con preocupación que sectores ligados al agronegocio están movilizando a sus afiliados con bloqueos para presionar al Gobierno a autorizar se introduzcan los transgénicos.
Los bloqueos que se instalaron en el municipio de San Julián y Cuatro Cañadas fueron promovidos por los sectores vinculados a la agroindustria, con el objetivo de presionar al gobierno para que de manera “acelerada y sin criterios científicos autorice la introducción de eventos transgénicos”, se lee en ese pronunciamiento.
Estos eventos transgénicos son como el caso de la soya Intacta, la soya HB4, los maíces transgénicos BT y maíces transgénicos tolerantes al herbicida Glifosato que es catalogado como posible cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud.
Señala que la crisis agropecuaria por la que atraviesan los productores no se resolverá con semillas transgénicas que solo están diseñadas para soportar pesticidas altamente tóxicos, que al final terminan en los alimentos de los bolivianos, para salir de los problemas climáticos como las sequias e inundaciones se requieren más bosques, más áreas protegidas que brindan los servicios ambientales que requieren las actividades agropecuarias.
“Nos sorprende que esta vez no hubo pronunciamientos en contra de los bloqueos por parte de los gremios de productores del agronegocio que siempre exigen que las rutas estén expeditas para que trasladen sus mercancías y también es sorprendente que sectores de ciencias agrícolas de la Universidad Gabriel René Moreno (UAGRM), estén justificando sin criterios científicos ni técnicos, la autorización de cultivos transgénicos que son vitales para los bolivianos como es el caso del maíz y el trigo”, sostienen en su documento.
Califican de falaz la justificación para introducir transgénicos, porque no se reduce el uso de agroquímicos. “En Bolivia donde la soya transgénica tolerante al herbicida glifosato esta legalizada, el uso de agroquímicos no se ha reducido, desde el año 2000 al 2022, la importación de agroquímicos en Bolivia, se ha incrementado hasta un 500%, es decir se ha pasado de importar 30 millones de kg el año 2000, hasta llegar a importar 210 millones de kg (incluido el 30% que ingresa de contrabando, según el Senasag)”.
Con datos, la Plataforma señala que la dramática situación se refleja en la importación de agroquímicos, que para el año 2000 se importaban 16 kg por hectárea de producción, para el año 2022 la importación llegó a 43 kilos por hectárea de acuerdo a los datos del INE. “Entonces, donde está la optimización en el uso de agroquímicos por parte de los transgénicos, si sabemos que casi el 36% del área sembrada en Bolivia es soya transgénica?”, cuestiona.
A esta situación de los transgénicos, se suma las consecuencias del modelo, es decir la deforestación salvaje en el país (estamos compartiendo el podio de los 3 países más deforestadores del planeta) y el ciclo de las lluvias se ha alterado totalmente y la sequía está golpeando a todo el país.
La soya HB4 supuestamente “resistente” a la sequía en realidad es una soya que es tolerante al herbicida glufosinato de amonio, esta soya que pretende aprobar el Gobierno, pasando por encima de la CPE y las Leyes y evadiendo procesos de evaluación, evidencias científicas y el derecho a la información que tiene la sociedad civil. Con esta aprobación se pretende ocultar una realidad que se siente a diario en el agro cruceño, que es el problema de las malezas resistentes a herbicidas, en particular la resistencia al herbicida glifosato cuyo uso se generalizo con la introducción de la soya transgénica tolerante a este herbicida.
Por otra parte, el herbicida glufosinato de amonio es un herbicida de acción total no selectivo (no reconoce cultivos, malezas, etc). Es decir, mata todo. Es más “eficiente” que el glifosato, ya que este último ha generado resistencia de las malezas, según los productores. El glufosinato de amonio fue registrado para complementar al PARAQUAT (supuesto cancerígeno), que es utilizado, particularmente en procesos de desecación de terrenos antes de la siembra y previo a la cosecha de soya. Al respecto, nos preguntamos: ¿Si con el glifosato se tiene resistencia de muchas malezas, como será con el glufosinato de amonio? Pues rápidamente las malezas generarán resistencia a este otro herbicida y será peor para el productor porque aumentaría sus costos al aplicar más herbicidas selectivos. Por lo tanto, la cura será peor que la enfermedad.
Lo anterior demuestra que los promotores de estos eventos transgénicos resistentes a los herbicidas, ya no tienen opciones viables, rentables y eficientes para los productores que promueven el modelo del monocultivo y el glifosato solo les sirve a medias, ya que ha dejado de ser la panacea que tanto difundieron.
De la misma manera, la soya Intacta que fue desarrollada por Monsanto, hoy Bayer-Monsanto, supuestamente es resistente a insectos y está demostrado que ha generado resistencia de los mismos ingresando en el circulo vicioso de aplicar más insecticidas y de mayor toxicidad.
Asimismo, la introducción del Maíz Bt (transgénico) contaminara las más de 1.500 accesiones que proviene de nuestros maíces nativos cuyo origen son las más de 77 razas del cual Bolivia es centro de origen y por ello el maíz es Patrimonio Genético y Cultural, tal como es en México y por ello, este país ha prohibido el maíz transgénico.
La organización insiste que introducir más eventos de soya transgénica y ahora del maíz transgénico en nuestro país, no resolverá el problema de la sequía, heladas, inundaciones, vientos huracanados, falta de dólares, escasez del diésel, etc. Al contrario, agravará aún más los problemas del clima porque acelerará la deforestación en nuestros bosques chiquitanos, el pantanal y la amazonia, y Bolivia se convertirá en un gran desierto.
En definitiva, estos eventos transgénicos harán desaparecer la base del verdadero desarrollo sostenible de nuestro país que es la biodiversidad que aún tiene Bolivia, añade la Plataforma.
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