La Paz, 7 de febrero (ANF).- La falta de incentivos gubernamentales, los efectos del cambio climático y la pandemia golpean al sector productor de quinua. En la gestión 2021 la exportación del grano andino cayó en al menos 33% y para esta gestión se estima una afectación del 50% de los cultivos por efectos de las lluvias e inundaciones.
“La producción de quinua en todos sus eslabones no ha recibido ningún tipo de incentivo del gobierno, como los créditos para reemplazar importaciones, necesitamos incentivos para ser más competitivos en las exportaciones”, dijo a ANF el gerente general de la Administradora de Alimentos (ADA), Miguel Choque, representante de los productores de quinua del Norte de la provincia Antonio Quijarro de Potosí, en el salar de Uyuni.
ADA trabaja con unas 6.000 familias productoras de quinua de la Nación Indígena de Coroma que produce al año al menos 20.000 toneladas del grano andino, sin embargo, las inundaciones afectaron al menos a la mitad de los cultivos en esta gestión.
“La sequía ha afectado la siembra de la quinua en agosto y septiembre (del año pasado), estaban los terrenos secos, pero ahora ya también la lluvia, las inundaciones y desbordes de ríos están haciendo que pueda haber una merma en los cultivos, ya hemos estimado un 50% de merma en nuestra producción en relación a la gestión anterior”, refirió Choque.
En la gestión 2020 Bolivia exportó cerca de 38 mil toneladas de quinua, y en 2021 la exportación cayó a 28 mil toneladas, unas 10 mil toneladas menos respecto a la gestión anterior.
Choque advirtió una paradoja en la producción de quinua en el país, que en lugar de mostrar un mayor rendimiento por año, “va pasando que tenemos menores rendimientos y eso hace ver que no se ha trabajado en lo que primero deberíamos haber trabajado, la producción, para luego recién hacer la promoción y comercialización”.
En 2013, con el Año Internacional de la Quinua, se promocionó a nivel mundial el grano andino cuando Bolivia no tenía la capacidad de cubrir la demanda, por lo que otros fueron los países más beneficiados. Desde ese año, Bolivia dejó de ser el primer productor mundial de quinua y fue desplazado por Perú.
Desde entonces, agregó Choque, el Gobierno no volvió a realizar ningún tipo de promoción e incentivo para la producción de la quinua real orgánica y cada vez hay más países que producen su propia quinua.
“Es una situación que está afectando, porque muchos países ven la distancia (respecto a Bolivia) y el que tengan su propia producción de quinua le va restando a las exportaciones bolivianas”, apuntó.
A consecuencia del Covid-19, en los últimos meses de la gestión 2021, “lo que también ha perjudicado es que las compañías marítimas han tenido escasez de espacios en sus barcos por el tema de la pandemia y eso ha ido incrementando los fletes que han subido para la exportación casi en un 200%”.
Todos estos factores, sumados al bajo rendimiento de la producción, hacen que la quinua boliviana sea un producto poco competitivo respecto a países de la región como Perú.
“Perú tiene la capacidad de producir de 2 a 3 toneladas de quinua por hectárea y nosotros solamente estamos produciendo casi media tonelada, de 500 a 600 kilogramos, entonces es una diferencia grande que tiene que ver con la competitividad”, apuntó.
La aplicación de tecnología en todas las fases de la producción de la quinua, dijo Choque, tampoco es posible por el territorio donde se realizan los cultivos. La cosecha sigue siendo manual y solo algunas etapas de la producción cuentan con tecnología.
“Las características del altiplano Sur son tan individuales que no se puede incorporar mucha tecnología, así que la tecnología es mixta, es artesanal y con algo de equipos, en este caso el uso de tractores para el preparado de terrenos, para la siembra, y algunas maquinarias pequeñas que se han incorporado para hacer la postcosecha, pero la cosecha viene siendo artesanal, manual, por el propio productor”, apuntó.
Refirió que un tema pendiente es el fomento a la industrialización de la quinua para la elaboración de más productos, donde la quinua real no tiene ninguna ventaja debido a que “las otras quinuas están empezando a consumirse en productos terminados como un insumo más y ahí ya no se nota la diferencia en panes, galletas, bebidas alcohólicas”.
Una deuda pendiente del Gobierno, dijo Choque, es el fomento al consumo interno de la quinua. Actualmente los productores solo dotan de este alimento al subsidio familiar, mientras que las promesas de un consumo mayor con la dotación a instituciones del Estado quedaron solo en intenciones.
“No veo ningún tipo de incentivo para consumo interno en el país, obviamente que en el subsidio nosotros estamos presentes entregando productos de quinua, pero sin embargo no es solo el tema de entregar, sino que nos falta educación y concientización y conocimiento en temas de salud y nutrición a todos los bolivianos para que nos conozcamos y podamos consumir este producto tan nutritivo para la humanidad”, señaló Choque.
Recordó que desde finales de 1990 y principios de 2000 -y en el gobierno de Evo Morales- las autoridades se comprometieron a impulsar el consumo interno de la quinua con la dotación del grano a entidades públicas como los hospitales dependientes del Estado, la alimentación para la Policía y a los cuarteles, pero desde esos años hasta la fecha no se hizo nada concreto.
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