OMAR QAMASA GUZMAN BOUTIER
El indisimulado interés que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) mostrara para impulsar una reunión, en Santa Cruz, de trabajadores adherentes a ese partido a título de “congreso” de la Central Obrera Boliviana (COB), dejó rápidamente al descubierto la ambición del gobierno por descabezar la COB para sustituirla por una dirección digitada desde el Palacio Quemado. Estas rudimentarias ideas, consideradas en el MAS como “estrategia”, chocaron sin embargo con un insalvable obstáculo: la realidad política en el mundo de los trabajadores.
Está claro que una de las intenciones del MAS fue maquillar en algo la creciente orfandad social del Poder Ejecutivo. Y es que, con la puesta al descubierto del cada vez menor apoyo de los trabajadores y de la sociedad en general al gobierno, se devela también el accionar de una minoría política (del MAS), con pretensiones de mayoría.
Es indudable que tanto entre los trabajadores como en la sociedad toda, prevalece una inclinación contraría y crítica al gobierno de Evo Morales. Las últimas consultas nacionales, de alguna credibilidad democrática (el referéndum del 21 de febrero y la elección de los magistrados) así lo demuestran.
Con estos antecedentes, pues, nadie en su sano juicio supondrá que la nueva dirección de la COB represente a los trabajadores; antes bien, representa al gobierno entre los trabajadores. Podría decirse que esta dirección cumple la función de portavoz del gobierno entre los trabajadores y no de éstos en el gobierno. Estamos hablando -aunque no es ese el tema de estas líneas- del carácter de las mediaciones. En la “estrategia” del gobierno, subyace la temática de las mediaciones, entre mediaciones cooptadas desde el poder político y mediaciones democráticas, en el sentido de la autodeterminación.
Por otra parte, no debería olvidarse que la propia representatividad de la COB es, hoy por hoy, limitada. Esto quiere decir que no abarca a la mayoría de la sociedad, como podía hacerlo hace décadas. ¿La razón? Sus causas no únicamente se encuentran en las modificaciones estructurales (que es ya una importantísima razón) que vivió la sociedad boliviana en, al menos, las tres últimas décadas. Sino, se encuentran también en la pérdida de la capacidad de convocatoria, de irradiación, de la dirección sindical nacional, al conjunto de la sociedad. No hay una relación lineal entre modificaciones estructurales y reducida capacidad de convocatoria nacional, como pudo observarse en las convocatorias de la COB, durante los primeros años del presente milenio. El tipo de esta relación depende principalmente en la fidelidad con la que la dirección sindical pueda expresar o no, el sentimiento que flota en la sociedad.
Con todo, la sociedad boliviana ha desarrollado otros mecanismos de expresión, ante el desgaste de los canales sindicales de expresión. Lo interesante es observar que por medio de estos nuevos mecanismos, se ha vuelto a manifestar la capacidad irradiadora de demandas sociales, al conjunto de la población. La irradiación de principios democráticos que mostraron los médicos en sus movilizaciones, ha encarnado rápidamente en la sociedad, precisamente porque expresaban un sentimiento general, de defensa de las libertades democráticas (este hecho es una verdadera novedad sociológica, de la que hablaremos en otra oportunidad).
Pero, en verdad, ninguno de estos argumentos interesa al MAS e incluso es posible pensar en que uno u otro dirigente de ese partido intuyan la inutilidad de la “estrategia” de asalto de la COB. Porque lo que interesa, desde la perspectiva del partido de gobierno, es encubrir, hasta donde se pueda, la falta de apoyo social del que gozan.
Para ello, poco menos que igual que en la candidatura de Rojas, digitar “apoyos” y aplausos de una COB confeccionada a la medida de las necesidades de Evo Morales, bien pueden cumplir algún papel para el disimulo. Incluso, más importante aún, desde la estrategia antidemocrática del gobierno, es el poder controlar los tiempos políticos, para que el desconocimiento a la voluntad del soberano, transcurra sin mayores sobresaltos.
En este orden, a lo menos que se aspira, es a dificultar y retrasar la organización independiente de los trabajadores, a fin de que el maquillaje, fruto del asalto a la COB, pueda mantenerse en pie durante algún tiempo. Lo que se busca es reducir todas las áreas conflictivas que genera la sociedad, en defensa de su libertad, para allanar el camino hacia la consolidación de un régimen dictatorial. Se trata, qué duda cabe, de una concepción que forma parte de las más reaccionarias que se ensayara en sur américa durante la década de 1970-1980, por medio de las dictaduras militares.
Omar Qamasa Guzman Boutier