OMAR QAMASA GUZMAN BOUTIER
Puede decirse que en las casi dos décadas de este siglo, el evento sociológico más relevante en Bolivia fue el protagonizado por los médicos, a fines del pasado año. La huelga de este sector, a lo largo de varios meses, ilustra la importancia que adquirió para el país la protesta médica. Recordemos que esta protesta comenzó exigiendo la abrogación de algunos artículos del Nuevo Código Penal (NCP) que, en criterio de los médicos afectaban directamente su práctica profesional y terminó con la anulación de todo el Código. En segundo término, destaquemos la adhesión a la protesta, por parte de diversos sectores (como los transportistas, por ejemplo), quienes consideraban que el NCP también les afectaba. De esa manera, un rechazo sectorial se convirtió en un movimiento nacional. Por último, para la consideración de este hecho, debe tomarse en cuenta el papel de la memoria, tanto en la sociedad como en el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
El que fuera el sector médico el que iniciara la protesta no es un dato menor. En principio, se trata de un sector profesional típicamente liberal. Este carácter les permitió detectar rápidamente las intenciones de control totalitario que el gobierno de Morales pretendía extender a toda la sociedad, bajo el pretexto de la aprobación de un NCP. Importa señalar que en esta ocasión la defensa de la libertad no ha correspondido a la perspectiva del trabajador colectivo, como tradicionalmente era, sino a la del trabajador independiente. Sobre esta inicial particularidad es que se han presentado las adhesiones posteriores.
Se observa, pues, la convocatoria a una protesta nacional a partir de un sector de trabajadores de profesión liberal. No debe olvidarse que en el pasado las convocatorias a protestas nacionales eran emitidas por sectores colectivos, como los obreros, los campesinos o incluso las juntas de vecinos. Por otra parte, la convocatoria nacional de los médicos se asentó en la protección a la libertad individual, durante el ejercicio de la práctica profesional, frente a lo que consideraban como intentos de criminalizar la práctica médica. Esta segunda particularidad marcará otra diferencia respecto al pasado. Aun en los casos en los que la población boliviana luchó por la defensa de la libertad, lo hacía desde una perspectiva colectiva, referida a la libertad de reunión, a la libertad sindical y a la libertad de asociación. Incluso en ocasiones excepcionales, como 1979-1980, en los que la protesta defendió la democracia representativa, puede afirmarse que no se trataba, en rigor, de la defensa de la libertad individual.
Estas diferencias nos permiten ahora decir que con la huelga de los médicos la sociedad boliviana se ha recompuesto. Hablamos, por tanto, de una nueva articulación interna en esta sociedad. Aquí, como vimos, la articulación interna de la formación social se presentó bajo características distintas a las del pasado. A este tipo de modificaciones en la articulación social se refiere la sociología cuando señala que una sociedad se ha movido. Así, la sociedad boliviana, con la huelga de los médicos, se ha movido con relación a su articulación interna, observada al menos durante las dos últimas décadas. En todo caso, para no exagerar la nota, digamos que la huelga médica marcó el preámbulo para el inicio de una nueva articulación en la formación social boliviana. Esto quiere decir que en la historia socio-política del país se abren las perspectivas para una nueva coyuntura.
Es muy probable que en el MAS todo ello no se comprenda; no solamente porque se trata -recordemos- de un partido en el que está prohibido pensar por cuenta propia y en el que su principal “teórico”, el vicepresidente del país, creía seriamente que el sol iba a desaparecer el 21 de febrero del 2016 si en el referéndum la población cerraba el paso a la pretensión para la re-elección de Evo Morales. Bolivia rechazó mayoritariamente el despropósito masista y el sol no ha desaparecido del firmamento. Pero, ¿por qué le resulta al MAS tan difícil entender estos cambios en la sociedad?
Más allá de la visión totalitaria del poder y de la práctica antidemocrática que expresa este partido, postulamos que el MAS apela a niveles de la memoria diferentes a los que apela la sociedad. Mientras el MAS se ancla en la memoria corta (al referirse en toda ocasión a los omnipresentes neoliberales del pasado), la sociedad apela a la memoria de más largo alcance, como es el referido a la defensa de la libertad precisamente. Claro está que la apelación masista a los neoliberales no es sino una muletilla que no tiene ningún valor, mientras que la apelación de la sociedad para la defensa de la libertad es ya un valor en sí mismo. En el caso del MAS, la apelación a los neoliberales se desvaloriza, entre otras razones porque desde el inicio de su gestión Evo Morales no ha escatimado esfuerzos por reclutar neoliberales. Al contrario, en la sociedad, la defensa de la libertad individual parte de la memoria de haber vivido bajo dictaduras militares; regímenes a los que el actual partido de gobierno imita no solamente en los niveles de corrupción, sino en cuanto al cercenamiento de las libertades ciudadanas. En todo caso, uno de los principales fundamentos que podrían haber posibilitado, aunque durante una corta vida, el proyecto dictatorial masista, se ha quebrado. Nos referimos, claro, a la articulación interna de la formación social boliviana. Ésta se ha modificado, como testimonio de que esta sociedad se esta moviendo.
Omar Qamasa Guzman Boutier