MARCELO AREQUIPA AZURDUY
Las diputadas Fernanda San Martín y Jimena Costa, acaban de presentar un Proyecto de Ley cuyo objetivo sería una adecuación normativa, no una modificación constitucional; respecto a la presentación de los candidatos binomios para la presidencia y vicepresidencia del Estado en una combinación hombre-mujer, mujer-hombre; es decir que la paridad y la alternancia de género sea aplicada también en el binomio presidencial, para lograr esto bastaría con modificar el artículo 52 de la Ley de Régimen Electoral según las representantes.
Al respecto vale la pena enfatizar lo siguiente: En una sociedad es normal y hasta saludable que exista el choque y/o enfrentamiento de visiones que en un inicio previo a la conformación de los partidos solía ser a partir de la condición de clase social. En el caso que nos atinge en esta columna la disputa es claramente de género.
Ahora bien, estas disputas pueden ser de dos tipos: aquellas que desencadenan en resultados destructivos; y las que resultan ser constructivas. Un ejemplo de lo primero puede ser el generar la suerte de rutina convencional que buena parte de la oposición en el país practica, esa fórmula de en la medida que el gobierno se incendie más a su alrededor entonces gano y puedo ser la alternativa victoriosa; repito esto no contribuye a construir nada sino a destruirlo todo.
En cambio, cuando la apuesta es porque la disputa sirva para construir algo, entonces el ejemplo es el tema de esta columna, lo planteo así porque pienso que el sistema político puede reverdecer con esta propuesta, lejos de anquilosarse y seguirse añejando como hasta ahora parecen estar empeñados en consolidar oficialismo y oposición.
Lógicamente que en el transcurso del debate emergerán quienes dirán que no es necesario garantizar a ese nivel de gobierno el tema de la paridad, al respecto recuerdo a alguien que decía que luego de luchar por el tema de las cuotas nos resta por comentar como sociedad sobre el principio de que “estar también cuenta”, es decir, el lugar que ocupas en la toma de decisiones es crucial.
Luego también hasta podríamos ganar en términos de estrategia política, porque si se quiere plantear este tema como la materialización de otro techo de cristal roto en favor de las mujeres, es sumamente importante que lo entendamos a partir de que quien quiera que apoye esta idea puede terminar de hacerse con una bandera simbólicamente importante con una fuerza legitimadora determinante en sectores urbanos del país; es decir, un votante que tanto oficialismo como oposición siempre andan deseando.
Por último, a nosotros los ciudadanos, nos toca hoy responder, no reaccionar que es distinto, a la propuesta de las diputadas quizá con la sospecha de que lo que hagamos hoy no tenga los suficientes “me gusta” o arrastre seguidores en nuestras redes sociales.
Pero que nos quede la seguridad que siempre construir algo cuesta más que destruirlo, el coro de hooligans de la política hoy están más que activos en internet, la pregunta es: ¿nos sumamos o comenzamos a construir y provocar a nuestros líderes políticos de preferencia para que se sumen o se hagan a un lado regenerando el sistema político?
Por Marcelo Arequipa Azurduy es politólogo y docente universitario