Zulema Alanes B.
La Paz, 3 octubre (ANF).- “¿Por qué abortan las mujeres? ¿Qué está pasando en Bolivia? ¿Cuál es nuestra realidad?”, son las preguntas que la ministra de Salud, Ariana Campero, sugirió para abrir un debate “pragmático” en torno al aborto.
Las respuestas no se dejaron esperar. Patricia Brañez, de la Campaña 28 de Septiembre, que promueve la despenalización del aborto, aseguró que “las mujeres abortan porque se embarazan cuando no quieren. La mayoría de las veces se embarazan cuando ni siquiera habían querido tener relaciones”.
Para la ginecóloga y activista argentina, Stela Manzano, que cada día se enfrenta a un aborto en un hospital público de su país, “… las mujeres abortan por diferentes circunstancias, razones íntimas de sus vidas amorosas y familiares, económicas y sociales. Lo hacen para resolver las complejidades de sus vidas como mujeres, trabajadoras y madres; o para no cargar con un embarazo producto de una violación”.
Según Lupe Pérez, activista de Santa Cruz, “las mujeres no se embarazan premeditadamente sólo para practicarse un aborto, cuando deciden abortar lo hacen porque no les queda otra alternativa”.
La ruta del aborto, más allá de la ley
Cuando una mujer decide abortar es común que se embarque en una serie de etapas, cada una potencialmente más peligrosa.
Rossmery A.C., una enfermera que provee servicios de aborto sin riesgo en la ciudad de La Paz, relató a ANF que los testimonios de las pacientes revelan que “puede haber comenzado ingiriendo infusión de hierbas o dejándose caer por una escalera. Si esos métodos fracasan, ensaya con algún producto abortivo que se adquiere en farmacias o está disponible en las redes sociales. Si con ello no tiene éxito, acude a un sitio clandestino o a un servicio capacitado”.
Un estudio de la Campaña 28 de Septiembre sobre las experiencias de mujeres indígenas originarias campesinas revela que las chiquitanas y ayoreas abortan con una infusión de una semilla, amarga como la hiel, que provoca sangrados al tercer día de consumirlo. En las zonas altiplánicas, curanderos del lugar recetan infusiones de otro tipo de hierbas. En los valles, las infusiones se preparan con un ritual a la entrada del sol, en presencia de la mama killa, la luna.
En las ciudades se usan cada vez con más frecuencia métodos de aborto farmacológico. Existen medicamentos de uso ginecológico cuya venta no está autorizada y que circulan en farmacias y se ofertan en las redes sociales. Otras mujeres se ponen en manos de curanderas o acuden a consultorios clandestinos que no cuentan con personal capacitado para la práctica del aborto.
“Todos estos métodos son riesgosos, efectivamente pueden provocar una hemorragia, pero casi siempre terminan en un aborto incompleto, es entonces que las mujeres acuden a la sala de emergencia del hospital”, puntualizó Rossmery A.C.
La normativa de salud garantiza tratamiento oportuno en casos de hemorragias de la primera mitad del embarazo en todos los establecimientos de la red de servicios del país, mediante el uso de la aspiración manual endouterina, tratamiento ginecológico y legrado uterino instrumental.
Las cifras del aborto
Bolivia no ha logrado recudir los altos índices de mortalidad materna desde hace varias décadas, registra las más altas tasas de América Latina y el Caribe, sólo superadas por Haití, con una Razón de Mortalidad Materna (RMM) de 160 por 100 mil nacidos vivos.
Según reportes oficiales, del total de muertes maternas el 37% se deben a hemorragias, 19% a problemas de hipertensión, 13% a abortos y 7% a infecciones.
El estudio “Las cifras hablan. El aborto es un problema de salud Pública”, realizado por IPAS Bolivia en siete hospitales de segundo y tercer nivel de las ciudades La Paz, Santa Cruz, Potosí, Tarija y Trinidad reporta que “alrededor de 185 abortos ilegales son practicados diariamente”.
Según IPAS Bolivia, desde febrero 2014 a la fecha se registraron 106 abortos legales que fueron practicados en centros públicos de salud bajo el alcance de la sentencia constitucional 0206/2014 que exime de la orden judicial si el embarazo es producto de una violación o corre riesgo la salud o la vida de la mujer.
La penalización no impide el aborto
“Nadie promueve el aborto, pero el aborto existe, y se realiza en condiciones inseguras que ponen en riesgo la vida de la mujer”, dijo Lupe Pérez de la Campaña 28 de Septiembre y aseguró que “para prevenir el aborto no hacen falta medidas punitivas, ni persecución penal, sino medidas preventivas”.
Patricia Brañez explicó que la propuesta de despenalizar el aborto plantea ·eliminar los tres artículos que sancionan, persiguen y criminalizan a las mujeres que abortan y todas las competencias relativas al aborto deben pasar a tuición exclusiva del Ministerio de Salud”.
En el actual Código Penal, el artículo 266 reglamenta el aborto impune, el 263 establece sanciones para las mujeres que abortan y el 269 autoriza la persecución a quienes realizan abortos.
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