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Nacional Sociedad

Mujeres mineras aún enfrentan el machismo y creencias de que "alejan el mineral"

Les cuesta ocupar cargos en dirigencias y, además, muchos varones consideran que la sola presencia de la mujer en la mina “ahuyenta el mineral”. Por ello la mayoría de las mujeres mineras solo accede a fuentes de trabajo en áreas marginales como desmontes, colas, relaves, barrancas y otras áreas precarias y de muy alto riesgo laboral.
13 de Octubre, 2020
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Mujer minera de Bolivia. Foto. Archivo Reiva

La Paz, 13 de octubre (ANF).-  La pandemia de coronavirus llega a Bolivia en un escenario de profundas desigualdades sociales y económicas, afectando con mayor dureza a sectores más vulnerables. Uno de ellos es el sector de las mujeres mineras, que continúan arrastrando situaciones de violencia, machismo y entornos precarios para su sostenimiento. Además los varones mantienen creencias de augurios sobre que ellas alejan el mineral.

Si bien las mujeres en estas décadas lograron irrumpir en espacios que eran meramente masculinos, como el minero, aún prevalecen condiciones que no les permiten un pleno desenvolvimiento y desarrollo. Hay carencia de un mayor acceso y mejoramiento en el ámbito laboral.

El reciente informe “Minería que brilla. Aportes a la construcción de una agenda política de las mujeres mineras en Bolivia”, detalla que, hoy por hoy, el trabajo de las mujeres en el ámbito minero se realiza en condiciones desiguales con respecto a los varones, dado que permanentemente afrontan obstáculos para acceder a distintas oportunidades laborales.

“De esta manera, los mayores problemas que actualmente enfrentan tienen que ver con una estructura machista fuertemente arraigada en la actividad minera, que considera este rubro como un espacio de y solo para los hombres”, establece este trabajo desarrollado bajo el marco del proyecto Qori Suma (Oro Bueno), en alianza con la consultora boliviana Cumbre del Sajama y la Plataforma Integral de Minería a Pequeña Escala (PIM), con el apoyo del gobierno de los Países Bajos

Esta realidad aún dura para su sector relata Gladys Ergueta, minera y  presidenta del Tribunal Disciplinario de FECOMAN.  “El trabajo en mina es un poco dificultoso porque nosotras como mujeres no podemos entrar a los socavones porque hay como una tradición, una creencia de que no traemos buena suerte y, además, sabemos que el trabajo en el interior de la mina es sumamente duro. En mi caso, en el sector de FECOMAN las mujeres o son ‘aportistas’ o trabajan en el exterior de la mina”.

Ergueta también detalla que a la par de estas desigualdades en el ámbito laboral y de infraestructura para las mujeres mineras, se suman los obstáculos para que ellas accedan a puestos de representatividad en el sector, como las dirigencias.

“Pienso que todavía hay que trabajar bastante, a mí me han permitido asumir la presidencia del tribunal disciplinario porque, bueno, no es un Consejo precisamente, es una comisión, pero me imagino vamos a tener que trabajar todavía para acceder a una presidencia en los consejos”.

Pero también se suman creencias y mitos muy ligados al machismo que evitan una consolidación de la mujer en la minería y es que muchos varones consideran que la sola presencia de la mujer en la mina “ahuyenta el mineral”. Por ello la mayoría de las mujeres mineras solo accede a fuentes de trabajo en áreas marginales como desmontes, colas, relaves, barrancas y otras áreas precarias y de muy alto riesgo laboral.

Todo esto muestra la inexistencia de políticas inclusivas y con enfoque de género en las cooperativas y/o empresas donde estas mujeres trabajan.

Mirian Calla Gómez, secretaria de la Mujer  en la Cooperativa Torojchi, departamento de Potosí, en el área rural, da cuenta también del sacrificio de este trabajo. “Es complicado, estoy viviendo en Potosí y mi trabajo es en el área rural por lo que tengo que levantarme a las 4 de la mañana para poder dejarlo cocinado para mis hijos y a las 6 de la mañana tengo que partir a mi trabajo”.

Y es que la doble jornada laboral que realizan las mujeres mineras, en su doble condición de trabajadoras y amas de casa, también es una problemática con distintas consecuencias en su calidad de vida. “Estas son formas de explotación laboral sustentadas por un sistema predominantemente masculino que invisibiliza el importante rol de las mujeres mineras y que tiende a mantener las condiciones de pobreza, marginalidad y dependencia de este segmento poblacional”, establece este estudio.

Mirian relata un poco sobre su jornada laboral. “En el trabajo pijcheamos, 4 (de la mañana) ingreso a la mina con mi cuadrilla y luego salgo a las 4 de la tarde para volver a Potosí a hacer la cena, revisar y hacer cumplir las tareas escolares a mis hijos en la noche. Al día siguiente debo volver, a veces 2 o 3 días no vuelvo, incluso la semana entera, dependiendo de los hijos, hay que ver la escuela”.

Otro punto que dificulta a este sector es que todavía hay carencia de registros oficiales sobre la cantidad de mujeres que desarrollan labores en el sector minero (calculan que hay más de 11 mil), su ubicación, las condiciones y características de su trabajo, datos demográficos, información específica sobre salud, educación y acceso a servicios básicos, información económica, datos sobre violencia intrafamiliar y otros.

//ANF

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    mineria,Potosí,Mujeres mineras,Mujeres indígenas,Violencia contra la mujer