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Iglesia

“¿Qué será de mí después de mi muerte?”, la inédita respuesta del Papa Francisco

El libro recientemente publicado “Profetas de esperanza. Don Tonino Bello y Papa Francisco”, escrito por el padre Tommaso Giannuzzi, guarda la respuesta del sumo pontífice.
21 de abril, 2025 - 08:59
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Foto: Zenit
Foto: Zenit
@PUBBLIXK

La Paz, 21 de abril del 2025 (ANF).- Tras conocerse la muerte del papa Francisco, la agencia Zenit recordó que el sumo pontífice ofreció recientemente una respuesta inédita, profundamente humana y espiritualmente luminosa, a una de las preguntas más antiguas y esenciales que se plantea el ser humano: “¿Qué será de mí después de mi muerte?”.

La reflexión la escribió Francisco para el libro recientemente publicado “Profetas de esperanza. Don Tonino Bello y Papa Francisco”, escrito por el padre Tommaso Giannuzzi, quien invita a los fieles a redescubrir la fuerza de la esperanza como virtud que sostiene la fe cristiana ante el misterio de la muerte.

“El hombre siempre se ha interrogado sobre la vida más allá de la muerte. Nadie escapa al misterio de este acontecimiento. Pero es la esperanza —esa virtud teologal que Dios ha sembrado en el corazón humano— la que permite mirar más allá del límite humano”, afirma el Papa en el documento.

Lejos de dar una respuesta teórica o abstracta, el Sucesor de Pedro ofrece una mirada realista y profundamente evangélica: “Después de la muerte, serás amado, serás acogido, serás eternamente vivo en Dios”. Esta afirmación se sostiene en las promesas de Cristo, no en méritos humanos, y se apoya en la gracia del Espíritu Santo que actúa en lo más profundo del deseo de felicidad que habita en cada persona.

El Papa subraya que la esperanza no es una ilusión ni un refugio para ingenuos. Muy al contrario, la define como “una pariente cercana del realismo”, una fuerza que impulsa a seguir adelante, incluso en medio del sufrimiento y la duda. La esperanza cristiana, dice, es una “ventana abierta a lo Eterno”.

La meditación papal recuerda también las palabras del poeta francés Charles Péguy, quien describía a la esperanza como “una pequeña niña” que, a pesar de su aparente fragilidad, es invencible, pura e inmortal. “Lo que me asombra, dice Dios, es la esperanza, y no salgo de mi asombro”, cita el Pontífice.

En este contexto, el Santo Padre alerta sobre los peligros actuales que acechan a esta virtud: la ironía del pensamiento moderno, el pesimismo existencial, y la tentación de creer que la esperanza es solo un “trastero de los deseos no cumplidos”. Frente a ello, el Papa Francisco lanza una invitación clara: “dejémonos sorprender por esta fuerza que encuentra en el Resucitado su inicio y su culminación”.

Así, al responder a la inquietud más honda del ser humano —¿qué será de mí después de la muerte?—, el Papa Francisco no ofrece una explicación, sino una certeza: quien vive en la esperanza, no muere en la desesperación. Porque la esperanza cristiana, aunque pequeña y temblorosa, se mantiene viva por gracia de Dios. Y esa esperanza no defrauda.

 

 

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