Si usted no ha visto el canal Abya Yala últimamente, se está perdiendo parte importante de la política nacional. En ese canal tiene un programa Gringo González, ex presidente del Senado, ex secretario privado de Evo y exembajador en el Brasil, para resumir los cargos que me acuerdo ha ocupado. Su audiencia quizá no es multitudinaria, pero las reverberaciones de su programa han motivado que el vocero presidencial, Jorge Richter, acuda cada lunes a amenizar y contestar las preguntas del Gringo, que no son fáciles.
Le pongo una pregunta de muestra. El conductor del programa interrogó a boca de jarro al portavoz Richter si en verdad estaban pensando en el Gobierno inhabilitar a Evo Morales con una movida en el Tribunal Constitucional. Esto, a propósito de las declaraciones del ministro de Justicia, Iván Lima, en otro de los centros del poder mediático aún existente: el programa de Mario Espinoza en Radio Fides.
Richter solo atinó a decir que el ministro podría ser convocado y explicarse a sí mismo, es decir esquivó contestar él mismo la pregunta, fuera de alegar que nunca había escuchado al Presidente referirse a Evo Morales. Gringo tenía en su archivo no solo la declaración del ministro de Justicia en el programa de Mario Espinoza, sino una de dos años antes, ya de ministro, en la cual aseguraba a Radio Kawsachun Coca que la opinión consultiva de la CIDH sobre la reelección era solo eso, una opinión y que no surtía efectos de inhabilitación del expresidente. Fue notorio el contraste con la más conservadora opinión dada por ese ministro en el programa de Mario Espinoza.
En el programa de Gringo reaparecen figuras que, en otras latitudes del éter, no se veían ya. El otro día reapareció el exministro Luis Alberto Sánchez. Si el nombre no le dice mucho, él es quien señaló que vivíamos sobre un mar de gas. Pues bien, el exministro acudió a la cita con una presentación de Power Point bien pensada, en la cual destacó los TCF de gas que unas empresas le han dicho al Estado que tiene por descubrir potencialmente. He consultado luego a un experto de mi confianza y les restó seriedad a esas declaraciones. El hecho mediático es, no obstante, que el evismo no esperó mucho, después de las acusaciones del ministro de Economía sobre la irresponsabilidad de los que no invirtieron en exploración y hablaban de un mar de gas, para saltar a la arena y sacar al exministro Sánchez de su plácido retiro en su natal Tarija.
Y se puede continuar con la presencia estelar del exvicepresidente Álvaro García Linera. Cada miércoles, si no está de viaje, él ha comprometido su presencia en el programa. En la última ocasión, hizo una reseña de una encuesta que muestra cómo los números del que él llama bloque popular han comenzado a mermar en pro del bloque oligárquico (las denominaciones, tan de gusto adolescente, son del propio Álvaro, no mías). Su conclusión es que las peleas internas del MAS comienzan a cansar a la gente y es preciso detenerlas.
Y como para no enojar a Evo, Álvaro dijo, recordando las frases de Felipe Quispe, que la clase media (Luis Arce) no puede comportarse como un tarajchi, animalito presto a ocupar la vivienda que han construido otros. Dado que, según García Linera, este proceso pertenece a los sindicatos, a los obreros, indígenas y campesinos, cae de madura su conclusión de que el poder debe volver a Evo. Y en un programa previo, Gringo comentó las versiones de que Luis Arce había aceptado la presidencia reconociendo su carácter transitorio.
Si uno piensa en el programa de Gringo González como una trinchera mediática, puede concluir que el evismo tiene un estado mayor que está pendiente de la discusión mediática y no quiere faltar en ella. Es posible que los ecos del programa sean solo para el círculo rojo (el 15% de los votantes), pero en YouTube tienen su buen número de reproducciones. Eso es más de lo que apercollan otros, comenzando por el Gobierno, al que le falta una tribuna con actores de igual peso y un periodista de la carrera de Gringo. Notable ventaja la del evismo.
El autor es abogado