La gran mayoría de la población hasta ahora se sigue preguntando: ¿la masiva marcha realizada hace poco por el gobierno nacional, el Movimiento Al Socialismo (MAS), sus “movimientos sociales” y gran cantidad de funcionarios públicos en la ciudad de La Paz, ¿contra qué o contra quién fue?
Muchas/os de las/los marchistas ni sabían en el fondo para que se realizó la misma. Solo en el imaginario colectivo de las altas autoridades del gobierno nacional y del MAS, se tejió la supuesta historia: intentos de desestabilizarlos y supuestos golpes de Estado por parte de “la derecha trasnochada”.
Para tranquilidad del oficialismo, se les debe decir en primer lugar que no tienen una oposición de verdad que les haga sombra y en segundo lugar tampoco existe esa “derecha trasnochada” con la que se deben soñar todas las noches. Aspecto que da a pensar que viven en una tremenda alucinación las 24 horas del día.
Si tanto el presidente Arce como el vicepresidente Choquehuanca, hasta ahora no se dieron cuenta o sus asesores políticos de confianza no les hicieron notar de que el principal gestor para verlos derrocados en el menor tiempo posible, marchó y estuvo a su lado durante esa masiva marcha, siendo además quien los designó a “dedo” desde Argentina para que sean candidatos por el MAS en las elecciones generales de octubre del 2020. Sin duda que ahora les quiere cobrar factura por eso.
La frase lanzada durante su discurso por parte del presidente Arce: “jamás vamos a permitir, sobre nuestro cadáver, un golpe de Estado”, quien sabe en el fondo también estuvo dirigida de manera indirecta a Evo Morales, quien está completamente desesperado de volver a saborear las mieles del poder.
Dicha marea humana en realidad también tuvo cuatro trasfondos: el primero, demostrarle al propio Evo Morales que ya no es él, quien tiene la convocatoria y movilización de las bases sociales, sino ahora son Luis Arce y David Choquehuanca. No por algo durante casi todo el acto el jefe nacional del MAS pasó a segundo plano por no decir desapercibido.
El segundo, hacer prevalecer que el occidente tiene más poder político que el oriente en el país; que el centralismo tiene cuerda para rato y que las autonomías regionales seguirán postergadas sin que hasta ahora hayan nacido de verdad. Lo lógico hubiese sido que la multitudinaria marcha debía haber sido en Santa Cruz de la Sierra y no en la ciudad de La Paz.
La tercera, ocultar ante sus bases sociales y ellos mismos que no están débiles como gobierno central ni divididos como partido político, sino por el contrario inyectarles en su chip mental que están más fortalecidos que nunca, que no hay división partidaria interna y que la gestión gubernamental marcha todo color de rosa.
Y la cuarta, el apoyo político masivo brindado a Luis Arce Catacora y David Choquehuanca les da luz verde para su repostulación como candidatos del MAS con miras a las elecciones generales del 2025. Si en caso de que el jefe nacional de dicha tienda política no acepte esa figura política, sin duda que se viene un gran desgajamiento en su interior, dando la opción a que ambos mandatarios busquen otra sigla sin que deje de ser opción el Partido Socialista-1 (PS-1).
La gran ventaja que ahora tienen tanto Arce como Choquehuanca es que cuentan con la chequera del Estado en mano, lo cual les da paso para que con obras de desarrollo regional puedan captar el apoyo político para el 2025. A lo que se debe añadir es que ya están saboreando los disfrutes del poder y no soltarán fácilmente la mamadera, siendo la gran desventaja de Evo Morales y no por algo está buscando su retorno a como dé lugar para el manejo de la cosa pública.
La narrativa de desestabilizarlos o afectar su mandato constitucional ganado con un 55% con un supuesto golpe de Estado por sectores reaccionarios, no corre ningún riesgo. Salvo que lo quiera hacer su propio jefe de partido político, quien se constituye en el único “enemigo” que tienen a su alrededor.
Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta es comunicador social