El 25 de febrero de 2019, el conocido periodista Jorge Ramos realizó una entrevista a Nicolás Maduro, y apenas comenzó la conversación, previamente acordada, no solo que el dictador interrumpió el trabajo periodístico sino también secuestró el material y ordenó detener al comunicador y a sus acompañantes. La odisea que pasó Jorge Ramos se ha convertido en un libro: 17 minutos, entrevista con el dictador, donde cuenta todos los detalles, previos y posteriores, de la abortada entrevista, y cómo salen escapando de Caracas.
El periodista era consciente que sería una entrevista complicada y altamente explosiva. Todo por la democracia de Venezuela y en defensa de la libertad de expresión. Después de un cuarto de hora, y luego de evidenciar su disgusto por el severo cuestionamiento de quien se ha caracterizado por confrontar a los poderosos, el entrevistado terminó el encuentro abruptamente. Esto daría pie a un tremendo acto de censura que implicó la confiscación del equipo de grabación, la detención del periodista y sus colegas, y finalmente su deportación de Caracas.
Con su estilo directo y crítico, Jorge Ramos pone en contexto lo ocurrido en el Palacio de Miraflores, cuenta el antes y el después e incluye todas las voces que lo hicieron posible. No guarda ningún detalle de lo sucedido en esos 15 minutos que duró la entrevista, en medio de la inseguridad y el nerviosismo reinante entre los colaboradores y su equipo de seguridad de Nicolás Maduro.
Jorge Ramos comparte del pensador Elie Wiesel que el periodismo debe tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio motiva al que atormenta, no al atormentado. Algunas veces debemos intervenir. Cuando las vidas humanas estén en peligro, cuando la dignidad humana corra riesgo, las fronteras y las sensibilidades se convierten en irrelevantes. Siempre que hombres y mujeres sean perseguidos por su raza, religión o por sus puntos de vista políticos, ahí (en ese momento) deben convertirse en el centro del universo.
Cada entrevista es distinta y toma caminos insospechados, como el aceite en el agua. Para Jorge Ramos hubiera sido imperdonable desaprovechar ese breve paréntesis histórico que le permitió ir a Venezuela y sumergirse hasta el mismo centro de la dictadura en su momento de crisis. Y una vez ahí había que hacer preguntas difíciles. Para eso sirve el buen periodismo. El español tiene una palabra maravillosa y perfecta que describe el lugar desde el cual deben operar los periodistas: contrapoder. Los periodistas siempre deben estar del otro lado del poder. No importa quien gobierne; siempre hay que estar al frente y del otro lado. Y si actúan como contrapoder nunca tendrán un problema ético o moral para justificar su trabajo.
Jorge Ramos tiene clarísimo que cuando el periodista hace el juego a los poderosos, cuando se convierte en amigo de los de arriba, cuando ríe de sus chistes y va a sus bodas y bautizos, comienzan los conflictos y las sospechas del trabajo periodístico. Ahí se pierde la credibilidad, y si nadie cree en lo que hacen, de nada sirve el trabajo que realizan.
La credibilidad del periodismo se basa en la capacidad que demuestren para cuestionar y, en su caso, resistir ante los abusos del poder. Vengan de donde vengan. En el caso particular del dictador Maduro era obvio que no podía mantenerse neutral. Maduro le pidió al periodista que sea un poco más equilibrado; pero en esa lógica del equilibrio en lugar de una entrevista habrían tenido una sesión de publicidad y de relaciones públicas.
Jorge Ramos tenía muy claro y asumido que no podía ser condescendiente con uno de los principales exponentes del autoritarismo y vulnerador de los derechos y las garantías ciudadanas. En todos estos casos, recomienda ser contrapoder. Si el objetivo de Maduro al aceptar la entrevista era demostrarle al mundo que no era un dictador, sino un gobernante injustamente atacado desde el exterior, se equivocó. Eso es precisamente lo que hacen los dictadores: censuran, roban, amenazan. El comportamiento de Maduro lo puso al descubierto. Un dictador es un dictador.
El autor es jurista y autor de varios libros