Recordemos que el grupo terrorista Hamás empezó la guerra palestino - israelí, atacando y matando a jóvenes judíos en un concierto. Luego allanó sus casas asesinándolos de la manera más cruenta, como hacen los terroristas. Una práctica condenable.
Aprovechó de secuestrar a 240 israelíes de la forma más cobarde entre ellos a niños, mujeres y ancianos para escudarse en ellos y utilizarlos como moneda de cambio, lo cual se negocia en la actualidad.
Días después de la ofensiva, Israel, armado hasta los dientes - ya que uno de sus objetivos principales de su supervivencia es la defensa de sus ciudadanos y su territorio- los atacó sin medida ni clemencia ya que cuenta con uno de los ejércitos mejor entrenados y armados. Hasta ahora en total habrían muerto alrededor de 14.200 personas, según la ONU.
Si bien en el pasado los israelíes han maltratado a los palestinos y ocupado su territorio, no son terroristas como Hamas ni están financiados por fanáticos religiosos como Irán que quiere la desaparición del Estado de Israel.
Miembros de Hamás justifican el terrorismo en nombre de su religión arguyendo que matando o muriendo por su causa, se les abrirá las puertas del paraíso. Posición ininteligible para occidente donde lo que más aprecia y valora es la vida. Sus apreciaciones son muy distintas a las del mundo occidental.
Hamás tiene subyugado al pueblo palestino que habita en la Franja de Gaza. Se escuda tras ellos. Y, se esconde cobardemente tras hospitales a los que no se debe bombardear. Un ejemplo es el de Al-Shifa, donde se encontraron armas del grupo terrorista islámico. ¿Los palestinos de Gaza hacen oídos sordos ante los de Hamás por temor a los terroristas? ¿Existe una complicidad silenciosa? ¿Quién, entonces, pudo haber construido los kilómetros de túneles?
Israel, en cambio, es un Estado democrático similar a los países de occidente que defiende su territorio, algo que tanto les costó obtener tras el holocausto que fue el peor genocidio de la historia del mundo donde mataron a seis millones de judíos porque se le ocurrió al lunático de Hitler.
Por ahora, israelíes tratan de recuperar al centenar de sus compatriotas que permanecen como rehenes.
Hamás siempre ha querido atacar a Israel por su fanatismo religioso, resentimiento y odio histórico a los hebreos así como recuperar su territorio. En lugar de construir un país con infraestructura, educar a su ciudadanos y darles salud, trabajo, promover la paz, han construido miles de kilómetros de túneles, que superan las líneas de los subterráneos de Nueva York y de Londres porque está en su mente y espíritu mantener una guerra con Israel.
Debieron aprovechar aquél dinero para levantar a un pueblo, no armarse para la guerra, como lo han hecho.
Los hechos terribles del 7 de octubre, han sido los peores que ha sufrido el pueblo israelí desde la fundación del Estado de Israel.
Las diferencias parecen ser irreconciliables, pero siempre existe el camino difícil pero no imposible que es la búsqueda de la paz. Hamás debe liberar a los rehenes y la guerra debe terminar, porque de ella, no se beneficia nadie. Solo causa muerte y dolor. Y, con la ayuda de la comunidad internacional, trabajar por la paz, la reconstrucción de Gaza y por la creación de un Estado palestino.
La autora es periodista y escritora