El llamado proceso de cambio que nació en 2006 cuando el Movimiento Al Socialismo (MAS) asume el poder con la gran esperanza para una mayoría de la población de que el país tendría mejores días y que con el ascenso al manejo de la cosa pública por parte de los grandes excluidos hace 500 años como se siguen considerando los “indígena-originarios campesinos”, la administración del Estado se lo haría de manera honesta, transparente y con cero tolerancia a la corrupción.
No por algo cuando se reformó la Constitución Política del Estado (CPE) el 2009, se incorporó en su redacción del artículo 8.I. que el Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: el ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón) entre otros más que se detallan dentro del mismo.
Con tantos hechos de corrupción (robos), mentiras y flojera de trabajar por el bien y desarrollo de la patria por parte de autoridades nacionales, departamentales y municipales, ¿en qué quedan esos rimbombantes principios éticos-morales?; rescatados de la antigua sociedad aimara y como dicen sus defensores acérrimos la misma fue “toda una tasa de leche” y que sus habitantes no sabían qué es robar, mentir y ser flojos. Vaya ironía.
A lo que se debe agregar que el proceso de cambio vino acompañado de sus “grandes santos” que una mayoría de la población ni nos dimos cuenta de ello. “Santos” que habían sabido hacer el “milagro boliviano”. Consistiendo en mostrar sus caras de “santos inocentes” que no matan ni una mosca, posando con sus “caritas de ángel” como dando a entender “yo no fui…fue tete”. Tremenda sinvergüenzura.
Esos “grandes santos” que llegaron al poder para solo enriquecerse a costa del dinero del Estado, mediante actos de corrupción (robo) como es el caso del ex ministro de Medio Ambiente y Agua, Juan Santos y quién sabe cuántos más habrá, no solo que deben pagar sus culpas mediante la vía penal sino también por la vía civil, es decir, que deben devolver a escupitajo limpio hasta el último centavo mal habido a las arcas estatales.
La pregunta del millón: ¿los “indígenas originarios campesinos” llegaron al poder para trabajar en bien del país o solamente para robar, haciendo mucho mejor que los españoles colonizadores, imperialistas, neoliberales republicanos entre otros denominativos que usan a diario?
Otro “Santo” del proceso de cambio que sobresale más que todo por sus actos bochornosos y vergonzosos antes que destacar por una verdadera gestión pública en favor del desarrollo del departamento de La Paz, es su gobernador Santos Quispe. Quien constantemente miente y es flojo para trabajar. Hasta ahora desde que asumió hace dos años los destinos de la gobernación paceña, no presentó un Plan Estratégico de Desarrollo Regional. Su visión es tan pobre y corta que solo tiene en su mente que La Paz es altiplano, cuando en realidad es más amazonía, llanos y valles.
Hace pocas semanas hubo un encuentro de gran envergadura en Río Abajo entre autoridades municipales de Mecapaca, Palca, Cairoma entre otras provinciales con el fin de darle impulso a la nueva carretera entre La Paz y Cochabamba por la zona sur, la cual reducirá entre 4 o 5 horas de viaje entre las ciudades capitales de ambos departamentos. El gran ausente, sin duda el gobernador de La Paz. ¿Flojera de trabajar por su departamento?
El proceso de cambio a estas alturas sin duda que ya está desgastado y venido a menos. En vez de sacar de la pobreza a una gran mayoría de la población, pasó todo lo contrario empobreció más a la ciudadanía. Los únicos que salieron de la pobreza fueron quienes chuparon sangre de las arcas del Estado por casi 16 años que estuvieron en los gobiernos central, departamental y municipal.
Y no cabe duda que a través del proceso de cambio, esas “autoridades” que llegaron al poder, el único objetivo que tuvieron fue el de hacer fortuna a su paso por la administración del Estado mediante el robo (corrupción), la mentira y la flojera (trabajar poco ganar harto) de manera descaradas sin importarles el verdadero progreso del país.
Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta es comunicador social