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Opinión

La paradoja del MAS y Bolivia

7 de Abril, 2025
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Parecería que la historia boliviana esta plagada de hechos que parecen repetirse de manera curiosa, por lo menos en que respecta a la política. Al 2025 Bolivia se ve nuevamente en la encrucijada de cambiar de rumbo como visión de país en medio de una crisis económica insostenible, una crisis institucional del Estado, una crisis de liderazgos y una crisis moral en sus ciudadanos.

El epicentro de todas estas crisis es el MAS, sin lugar a dudas, y cual si fuera un nudo que sostiene una red que impide que el país pueda transitar de manera fluida hacia la modernidad y prosperidad dejando en el camino su caótica historia aún invocada como justificativo para repetir acciones revanchistas basadas en deudas de un pasado tan lejano que de este no queda ni polvo que sacudir.

En el marco de las encuestas realizadas por el empresario Marcelo Claure, algunos resultados otorgan pistas sobre la naturaleza incoherente de la sociedad boliviana, en buena medida consecuencia de un programa serio de manipulación mediática y propagandística desde las instituciones del Estado. Para empezar existe un 65% de identificación política negativa en contra de Evo Morales y Arce Catacora pero esta cae en el personalismo y no así en el trasfondo de las ideas que ambos profesan, se critica sus acciones y los errores o abusos de sus gestiones pero solo 19 puntos porcentuales responden a una posición de oposición absoluta mientras que 46 puntos porcentuales estarían abiertas a una nueva alternativa que profese las mismas ideas que los llevaron a aceptar al MAS. Estatismo y Asistencialismo, Empleo e Inversión Pública. 

Por otro lado en un análisis de favorabilidad sorprende que Evo Morales tenga aún un desempeño superior al de sus pares opositores con un 33% a pesar de obtener un nivel de rechazo del 54% es el político que mayor representatividad despierta en el votante boliviano. Su cualidad de líder sindical campesino autodenominado indígena hacen que despierte aún adherencias independientemente de los cargos de pederastia y narcotráfico que lo persiguen. 

Esto se traduce en un bagaje de ideas en el imaginario colectivo de que probablemente el fondo del MAS no es tan malo como parece, el mal radica en los políticos que lo lideran y las personalidades que acompañan la gestión. La crisis no es más que el extravío del MAS de sus raíces y objetivos, alejadas del Instrumento Político y secuestrada por la corporación de los malos elementos, de traidores al Proceso de Cambio que han desvirtuado el mismo pero no han sido capaces de desterrar por completo.

Es posible usar la paradoja del Gato de Schrodinger para explicar la situación en la que se encuentra el país respecto al MAS. El experimento consistió en un gato atrapado en una caja de metal con un dispositivo en control de un martillo directamente posicionado sobre un frasco de vidrio de veneno, en otro extremo se tenia un átomo radioactivo que dependiendo de su estado de descomposición emitiría radiación o no. El dispositivo se activaría cuando el nivel de radiación fuese lo suficientemente alto como para ser detectado y liberaría el martillo que rompería el frasco poniendo al gato en contacto con el veneno y por ende con su muerte. 

Ahora bien el Gato de Schrodinger es un ejercicio mental que establece que luego de un tiempo el gato estaría al mismo tiempo vivo y muerto, porque el nivel de radiación aunque no suficiente para activar el sensor sería una fuente constante de contaminación para el gato que de todas formas enfrentaría la muerte por su exposición al átomo radiactivo. 

El MAS y sus retórica si bien no ha sido capaz de liberar ese veneno de acción inmediata (Régimen Socialista) sobre el gato (Bolivia) luego de 20 años ha contaminado al país en el imaginario colectivo al punto de aún otorgarle el beneficio de la duda y considerar que figuras del pasado, a pesar de sus delitos, serían las indicadas para guiar nuevamente al país fuera de la crisis.

¿Qué hizo la oposición en esos largos 20 años? En lugar de abrir la caja de metal, se sentó encima de ella esperando que el colapso del gato sea suficiente como para alejar el peligro de una vez y por todas. Sin visión de país sin alternativas estamos como Schrodinger sostenía al mismo tiempo vivos y muertos.

El autor es economista y presidente de la Fundación Lozanía