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A propósito del cambio cívico, el multitudinario cabildo el 13 de noviembre de 2022 encomendó al Comité buscar una nueva relación del departamento de Santa Cruz con el Estado, y el presidente Fernando Larach se puso manos a la obra. El trabajo estuvo centrado en revisar, analizar, evaluar (fortalezas y debilidades) cuánto avanzó el proceso autonómico, en una década y media que llevamos del experimento descentralizador.
El trabajo realizado trasciende lo meramente informativo y descriptivo. Se trata del diseño de un nuevo orden jurídico-constitucional, que plantea adoptar medidas a corto y mediano plazo para profundizar las autonomías y lograr su plenitud en los ámbitos organizativo institucional, económico-financiero, normativo y territorial administrativo (Nueva relación con el Estado, Comité Pro-Santa Cruz, propuesta cruceña, Santa Cruz de la Sierra, Industrias Gráficas Sirena, 2024).
Las conclusiones del equipo multidisciplinario, que apoyó al directorio del presidente Larach, fueron contundentes en el sentido de que había que reconducir y fortalecer en todo el proceso autonómico. Los 36 días y medios de paro han servido para repensar el fallido Estado plurinacional, y que el principal enemigo sigue siendo el centralismo y la visión y accionar del gobierno nacional en relación a los intereses regionales.
El gobierno central ha buscado asfixiar, vaciar de contenido y perseguir a los líderes del proceso autonómico, al extremo que el centralismo sigue gozando de muy buena salud. Y mientras enarbola la autonomía, impone y practica el centralismo —puro y duro— y las entidades territoriales se hacen las autónomas y parecen cómodas con la simple elección de autoridades y delegación de competencias sin recursos económicos, y en estas condiciones no se puede democratizar el ejercicio del poder político.
El riguroso trabajo de campo incluyó a las entidades territoriales autónomas, colegios profesionales, instituciones juveniles, productivas, exportadoras, académicas y las provincias. La nueva relación consiste en construir un camino hacia la libertad, y alejarse del epicentro centralista. Todo esto requiere revestirse de la fortaleza que solo es posible alcanzar en unidad y en democracia. Los cívicos diseñaron la ruta más corta, la menos complicada, la más viable, la que ya tiene cimientos, sobre la que se puede seguir construyendo para transitar hacia proyectos más ambiciosos.
El presidente Fernando Larach dejaba establecido que la “autonomía es el camino… no el destino”. La demanda busca una nueva reingeniería del proceso autonómico, que amplíe las competencias y potestades para las entidades autónomas del gobierno departamental, una equitativa distribución de los recursos económicos, y un conjunto de acciones políticas, jurídicas, normativas y administrativas que permitan a las regiones planificar su desarrollo y proyectar su futuro en función a sus capacidades y realidades. En el fondo, no se trata solo de profundizar y fortalecer la autonomía sino fundamentalmente de achicar el Estado y cambiar la mentalidad centralista que todavía prevale en el gobierno nacional.
En toda esta cruzada es imperativo lograr la independencia del sistema judicial, y eso únicamente es posible lograrlo en unidad. De ahí porqué debemos irradiar y contagiar unidad en la familia, en el barrio, en la unidad vecinal, en nuestros pueblos, en las instituciones, en las provincias, en los actores políticos… para ir sembrando cohesión, afinidad, integración para que converjamos todos en un solo proyecto democrático.
El documento reconoce que la “autonomía es un proceso inconcluso, nominal y no se ha ejercido” porque el gobierno central se ha encargado de limitarla y/o eliminarla, mediante toda una estructura jurídico-constitucional que, en muchos casos, ha sido aprobada en contra de la Constitución. A tiempo de insistir que no hemos desarrollado las 36 competencias existentes, el Comité Pro-Santa Cruz advierte que “consolidar la autonomía es también un proceso político porque es una lucha de poder”.
La concentración del poder, y el manejo totalitario de las instituciones públicas, impide a los ciudadanos alejados del centro político tener la posibilidad de participar en la toma de decisiones, menos conseguir medidas que puedan beneficiar a sus regiones. Las representaciones de las instituciones del Estado vienen del centralismo con absoluto desconocimiento de nuestra realidad. La flamante dirigencia cívica tiene la enorme responsabilidad de avanzar y buscar concretar este histórico desafío cruceño.
El autor es jurista y autor de varios libros