Este viernes nos hemos enterado que el Presidente Luis Arce tiene en su gabinete una persona que se cree inmune al mercurio. Se trata del ministro de Medio Ambiente y Agua, Rubén Méndez. Deduzco que es el único de la especie humana con este poder sobrenatural. Su testimonio desafía a la ciencia.
“Alguien dijo: tengo 66 años y no tengo ningún síntoma de mercurio, y yo le creo porque yo soy de Potosí y 500 años de vida de Potosí han usado mercurio para la plata y para el oro. Y por los ríos de las calles de Potosí cuando llueve sigue corriendo mercurio”, opinó en un evento denominado: “Minería aurífera: el mercurio en cuestión”.
Infiero que ese “alguien” es el mismo y hace esa auto-referencia para comunicar que pese a haber estado en contacto con este elemento químico dañino sigue vivo y bien de salud. Con esta declaración desbarató el objetivo de aquel evento por cuyo título, considero, era cuestionar el uso del mercurio en la explotación del oro por ser dañino al medio ambiente y al cuerpo humano.
Según la creencia de Rubén Méndez, un pueblo puede estar expuesto al mercurio durante 500 años y sus habitantes no sentirán ningún efecto en su salud. Sus palabras fueron una invitación a los cooperativistas mineros auríferos a seguir envenenando las aguas, el medio ambiente y a todo ser vivo.
Para darle contundencia a su mensaje, hizo referencia a un grupo vulnerable y habló en primera persona: “Los niños de Potosí siguen juntando en botellas mercurio para vender. No sé si están enfermos. Yo he vivido frente a la mina, vengo de los campamentos mineros y jugaba con mercurio”.
Las palabras usadas por el ministro revelan premeditación y un objetivo planificado: negar la investigación científica que probó la contaminación que afecta a indígenas por consumir pescado infectado con mercurio en los ríos Beni y Madre de Dios.
Las palabras de Méndez no están sueltas, están ligadas a un contexto de cinco hechos:
Los hechos señalados inducen a pensar que el Ministro dijo lo que dijo para respaldar a los cooperativistas. Sus palabras envolvieron un mensaje: “hermanos”, pueden seguir usando mercurio y envenenando los ríos; ustedes están en lo correcto, los medioambientalistas (la mayoría jóvenes) están equivocados, no saben lo que dicen.
Méndez creyó que su cargo (ministro de Medio Ambiente y Agua) le daba autoridad sobre la ciencia y que por ser ministro la mayoría le iba a creer. Aunque se retractó ese mismo día, las palabras que usó ratificaron su perfil negacionista y su inclinación por la destrucción del medio ambiente. Culpar a los periodistas señalando que su declaración fue sacada de contexto lo reveló como un funcionario ajeno a la autocrítica.
Rubén Méndez no puede seguir siendo ministro de Medio Ambiente porque entre la Pachamama y el mercurio, eligió el mercurio. No es apto para el cargo porque entre el Agua para los bolivianos y el veneno, eligió el veneno.
Arce tiene que elegir entre Rubén Méndez y una persona que cultive la razón y la ciencia; entre Méndez y una persona que considere al ser humano como fin en sí mismo; entre Méndez que niega la ciencia y una persona que aplica conocimientos para el progreso de la humanidad.
El Presidente tiene que elegir entre Méndez y una persona que sienta los efectos del mercurio en su cuerpo. Sólo un ser humano normal empatizará con las víctimas del mercurio, no un fenómeno que no siente lo que los pueblos indígenas sienten. Rubén Méndez puede seguir jugando con mercurio, pero el Presidente no debe permitir que juegue con la vida de los bolivianos.
El autor es periodista y abogado