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La protesta social generada desde el día lunes en diversas ciudades de Perú ha tenido un lamentable saldo de dos muertos, decenas de heridos y alrededor de cuarenta y siete desaparecidos. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos ha advertido que en las últimas horas han ido apareciendo varios manifestantes, no obstante, aún se continua en la búsqueda de dos jóvenes. La marcha nacional contra Manuel Merino concentró a miles de ciudadanos/as en las calles de Lima, Cusco, Huancayo, Arequipa, Trujillo, Puno Iquitos, Tumbes y Chiclayo. Así, acusando a la clase política de haber atentado contra el orden constitucional y haber agudizado la crisis política, miles de jóvenes se concentraron en contra de un Congreso que muchos/as consideran no los representa.
La deslegitimación del Congreso está relacionada con la crisis de representación que ya lleva larga data en Perú. Un congreso fragmentado, que tiene la representación de 10 partidos políticos, de 21 que se presentaron en las elecciones de enero del 2020. La pérdida de legitimidad de los partidos políticos nos muestra lo que Guillermo O'Donnell ha llamado la expresión de una democracia delegativa. La cual, encuentra una gran distancia entre los representados y los representantes porque existe una ausencia de mecanismos de participación ciudadana y control social. Los legisladores están sujetos al mandato de los partidos políticos, que muchas veces representan intereses corporativos antes que las necesidades de los ciudadanos/as.
La desilusión y desconfianza de la clase política, consecuencia de las denuncias de corrupción, ha puesto en vilo a diferentes presidentes, por ejemplo, en los últimos años Kuczynski, Toledo, Humala, García han sido acusados de haber recibido millonarios sobornos por la empresa Odebrecht. La corrupción es estructural y es un mal que ha afectado no solo a las principales esferas de poder. La pandemia de Covid-19 no la ha frenado, es más la ha endurecido, en julio de este año, la Fiscalía del Perú oficializaba más de seiscientas denuncias por delitos administrativos en la compra de insumos médicos para combatir la pandemia de Covid-19. En este caso, varios funcionarios públicos estaban siendo acusado de compras sobrevaloradas, en mal estado o adulteradas, a esto se suma los setecientos casos de corrupción, por delitos similares, investigados por el Ministerio Público.
Las protestas en Perú son la muestra de la crisis institucional y de representación, que el día domingo desembocó en la renuncia de Manuel Merino. El día sábado, el exceso de la represión policial produjo la muerte de dos jóvenes universitarios, Jack Bryan Pintado e Inti Sotelo, tras estas muertes Manuel Merino dejo el cargo. Se iniciaba una etapa de espera y de caos en la que se había dejado al Perú con dos vacíos de poder, en el parlamento y en la presidencia. Tras una larga sesión sostenida, en el parlamento, los congresistas no encontraban un consenso, aún seguía primando el interés partidario y los recelos individuales. Mientras tanto en las calles reinaba la incertidumbre y la zozobra de saber en que desembocaría la situación a la que la clase política los había sumido.
Las olas de protesta que estamos viendo en la región nos muestra un malestar generalizado, entre constituciones caducas, crisis política y problemas de corrupción, la protesta social se ha convertido en la forma más efectiva para ser escuchado. Así, junto al internet han tenido un espacio para convocar y movilizar masas. A pesar, de la pandemia de Covid-19 los jóvenes han estado en las calles exigiendo se dé fin a la corrupción y se den reformas constitucionales que mejoren la representación de estos/as en las instancias de poder. Tras tensas horas, el Congreso finalmente encontró un punto medio y Francisco Sagasti aparecía en las listas, lo que permitió realizar una votación para escoger al nuevo presidente del Congreso y por tal al nuevo presidente del Perú. Así, con Francisco Sagasti como nuevo presidente del Perú este episodio marca el clímax de una de las peores crisis que ha tenido el Perú, con cuatro presidentes en cuatro años y una población que espera se respete la convocatoria a elecciones generales en abril del 2021. Asimismo, se inicia una nueva etapa que se dibuja bajo el contexto de una pandemia latente, una fragmentación política y una frágil gobernabilidad que deberá asumir Francisco Sagasti.
Lorena Choque Flores es politóloga y maestranda en Diplomacia y Relaciones Internacionales de la Academia Diplomática Plurinacional de Bolivia.
Twitter: @LorenaWendyCh