Sin duda que, para las próximas elecciones generales del 2025, la discusión y oferta electoral girará principalmente entre continuar con el Estado Plurinacional o retomar la República. No cabe duda que sobre esos dos conceptos surgirán las propuestas electorales de los/las candidatos/as que vayan a presentarse. Otras opciones no las veo.
Los moldes del Estado Plurinacional que a un principio de su instalación (cuando se promulgó la actual Constitución Política del Estado en febrero de 2009), tuvo un enorme impacto, hoy en día está totalmente desgastado, venido a menos y que nada nuevo ya tiene que ofrecer al país. Porque todo lo nuevo e innovador que en cierto momento dio esperanza de que la patria tenga nuevos rumbos se vino abajo porque primó más la corrupción, la poca transparencia en el manejo de la cosa pública, la mentira, el odio racial, el mal manejo económico, la persecución política y el fomento al narcotráfico y contrabando.
El Estado Plurinacional durante este tiempo se dedicó más a querer borrar la historia republicana que concretar una nueva realidad de país. El llamado proceso de cambio del MAS a estas alturas ya expresa el desgaste total de sus postulados, hicieron lo que tenían que hacer, cumplieron unas veces bien otras mal, unas veces con éxito y otras veces con fracaso y ahora ya entraron en un agudo proceso de desgaste o descomposición política y social. ¿Ahora el MAS qué de nuevo tiene que ofrecer u ofertar al país en materia política, social y económica?
Con todo eso es momento que las distintas oposiciones que se tiene en el país, separadas cada uno por su lado, también hagan un nuevo planteamiento de ¿si continuar bajo los lineamientos del Estado Plurinacional o retomar lo mejor que dejó la República? o ¿replantear una nueva refundación de país? Ahora es más que nunca que esas distintas oposiciones divididas aprovechen la oportunidad de debacle que tiene el Estado Plurinacional desde octubre de 2019 que representó el fin de un ciclo iniciado en la Revolución Nacional de1952.
Esas diversas oposiciones desparramadas por todo el país, deben buscar desde ahora una solución de continuidad histórica, en la que deben reconstruir la nación, la política, la economía, lo social, la identidad de la verdadera bolivianidad y la imagen de un país digno de avanzar en una verdadera modernización triunfadora. Tarea que sin duda será muy titánica para quienes se muestren como una nueva propuesta de país.
Actualmente no tenemos una oposición seria, la que está en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) es funcional al masismo que, además, no trasciende en nada. Hay una tremenda ausencia de un nuevo proyecto de país que sea capaz de construir nuevos cimientos sólidos de una verdadera democracia institucional que respete la independencia de poderes sin injerencia del uno al otro. Hoy Bolivia vive una democracia falsa disfrazada de autoritarismo.
La población exige a los políticos rivales del MAS, un proyecto alternativo que tenga la osadía de replantear todo lo hecho hasta aquí por el masismo avaladas por su pisoteada Constitución Política del Estado, por lo que el pensar ciudadano es cada vez más latente en que los nuevos actores sean osados de replantear un nuevo Estado nacional que supere los traumas en los que vivimos la mayoría de las/los bolivianas/os.
La propuesta de una nueva CPE hecha recientemente por el ex presidente del país, Gonzalo Sánchez de Lozada, por lo menos debe servir como inspiración a los opositores para animarse a plantear un nuevo proyecto de país. Con sus aciertos y desaciertos dicha proposición de nueva CPE plantea una nueva Bolivia distinta a lo que hoy en día es el Estado Plurinacional.
Es de esperar que los viejos y nuevos políticos que se dicen opositores al masismo tengan los suficientes pantalones para proponer la reestructuración con nuevos cimientos democráticos una nueva Bolivia Posible, que nos sigue esperando desde hace muchos años a todos nosotros con visión de país.
El autor es comunicador social