VERÓNICA ORMACHEA G.
La ex presidenta Jeanine Añez vive un vía crucis desde la cárcel en Bolivia. Está detenida arbitraria e injustamente hace más de un año y tiene derecho a defenderse en libertad. ¿Cómo es posible que se la hubiera detenido de forma preventiva, cuando esa práctica debería ser una excepción y no una regla?
Añez asumió la primera magistratura de forma legal y constitucional la que fue avalada por el Tribunal Constitucional y por la Asamblea Legislativa.
Su figura fue clave para la transición la que cumplió con valentía ya que el país entró en una profunda crisis y ausencia de poder y ella puso la cara en un momento crítico.
Su principal objetivo era llamar a elecciones. Luego vino la pandemia y aquellas se postergaron.
Durante su gestión cometió varios errores, entre ellos, el negociado de los respiradores y su postulación a la presidencia, para cuya campaña utilizó dinero y bienes del Estado. Finalmente declinó su candidatura. Lo más grave, sin embargo, fue echar los tanques en Sacaba y Senkata donde murieron 27 personas y decenas resultaron heridas. ¿Estuvo mal asesorada? ¿Carecía de autoridad? ¿O el cargo le quedaba grande?
Jeanine Añez enfrenta tres juicios por parte del Estado. Golpe I, Golpe II y EBA. Eso de “Golpe” es una ficción del gobierno. Jamás hubo golpe. Evo Morales salió huyendo a México, hubo un vacío de poder y como las autoridades asambleístas del Movimiento al Socialismo (MAS) renunciaron, le tocó por sucesión a Añez ocupar la primera magistratura.
Ya que su ascensión al gobierno fue legal, corresponde que le hagan un Juicio de Responsabilidades.
El gobierno del MAS, sin embargo, le quiere hacer los juicios por la vía ordinaria. Nada más injusto. Y, como en Bolivia no existe independencia de poderes, el órgano judicial está sujeto a la voluntad del poder ejecutivo que la quiere detenida y ella se ha convertido en su “trofeo de guerra”.
Qué hizo una mala gestión, es una realidad, pero no merece vivir lo que esta viviendo. Ha pedido varias veces que se la ponga en libertad, pero le han negado todas. El hombre tiene derecho a la vida, a ser libre y a la libertad de expresión.
Jeanine Áñez sufre de un grave estado de salud. Tiene afecciones físicas y psicológicas comprensibles ante la arbitrariedad y abuso de poder cometido contra ella. Su vida corre peligro y están violando sus derechos humanos. Llegó a tal estado de desesperación que trató de quitarse la vida y ni siquiera fue llevada a un hospital. Inició una huelga de hambre por convicción, pero a pedido de sus hijos la dejó.
La única luz en el camino es que la Sala Penal Cuarta de La Paz, resolvió sobre el caso de una supuesta designación de una persona en EBA, se le inicie un juicio de responsabilidades. Esto demostraría que no hubo la narrativa creada por el gobierno llamada “golpe”.
Ha recibido enorme apoyo internacional. El Parlamento Europeo exigió su liberación inmediata así como de los otros detenidos. También solicitó retirar los cargos contra ella y reiteró que la sucesión presidencial de Jeanine Áñez fue constitucional.
La ONU, la UE y EEUU han pedido un juicio imparcial contra Jeanine. Una veintena de expresidentes latinoamericanos y de España del grupo Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), urgieron a la OEA y la ONU velar por la vida de Áñez.
Un informe de derechos humanos del Departamento de Estado dice que el gobierno de Bolivia dirigió el proceso en contra Añez y ejerce presión sobre los jueces que dirigen esos casos. Un abuso. Añez merece vivir en libertad.
Verónica Ormachea es periodista y escritora