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Opinión

El sindicato de la prensa contra el Carnaval de Oruro

17 de Febrero, 2025
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El Carnaval de Oruro fue declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco el 18 de mayo de 2001, al igual que muchas otras expresiones culturales y folclóricas alrededor del mundo. De esta manera, Oruro y sus autoridades saben que cada carnaval deben poner todo su empeño y esfuerzo para mostrar al mundo las diferentes danzas que son parte de la festividad. También suponemos que son conscientes de que no es el único carnaval sudamericano y que compite con el de Río de Janeiro y el de Puno, por mencionar algunos. Es necesario recordar que de la diversidad de danzas que se muestran en el Carnaval de Oruro, también podemos encontrarlas en fiestas del Perú y Chile, y que los defensores del folclore boliviano parecen no tener éxito en su defensa, ya que es muy difícil que se mencione el lugar de origen de las danzas e, incluso, podamos observar con asombro el cambio de los atuendos y los nuevos pasos coreográficos. Incluso no están exentos del escándalo grupos folclóricos y bandas bolivianas que también participan en eventos más allá de nuestras fronteras.

Al parecer, debemos recordar la última entrevista televisada de Marcelo Claure, en la cual menciona con sinceridad abrumadora que Bolivia no es del interés del mundo y que para las potencias somos una ficha olvidada del tablero, a pesar de nuestras fantasías propias. Arguedas ya mencionaba a mediados del siglo XX que “en Bolivia todo es enorme menos el hombre”, para tratar el conflicto permanente casi sin sentido y la capacidad de anular al otro al no tener los deseos cumplidos; la capacidad de encontrar un agente externo como causa de nuestras desdichas y que nos mantiene lejos de la felicidad añorada. El Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Oruro parece haber tomado la palestra de esto último, al igual que una secta, y sin el más mínimo ejercicio de racionalidad, declaró persona non grata a Zulema Alanes, presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia. Antecedente nefasto que pone en peligro la declaración de patrimonio de la Unesco al Carnaval orureño por poner en riesgo la difusión del evento y no dejar que los corresponsales de la prensa internacional puedan cubrir y dar a conocer al mundo el esplendor de la fiesta, a la cual, año tras año, en las transmisiones televisivas, tanto presentadores como locutores hacen referencia. Un esplendor que no tiene la capacidad de salir de nuestras fronteras y que solamente es visto por nosotros.

Independientemente de los costos que desea cobrar el Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Oruro, y que es de aplicación reciente para dar una supuesta acreditación, deben recordar que los periodistas ya cuentan con la acreditación de los medios de información correspondientes y que no necesitan otra para cubrir eventos de todo tipo dentro del territorio nacional. En los carnavales de Río de Janeiro o Puno, invitan a la prensa para que cubra los acontecimientos y se den a conocer en todos los medios y plataformas posibles, debido a que es una ventana al mundo y son fiestas que mueven millones en cuestión de días. El gremio de periodistas de Oruro muestra su vena autoritaria, yendo contra la libertad de prensa, la libertad de expresión y mostrando su total desdén contra la democracia. Secuestrar el carnaval por capricho dirigencial puede ser funesto para el país, para nuestras danzas y para todos aquellos que luchan día a día para que el mundo las reconozca como bolivianas. Las instituciones orureñas, como el municipio o la Asociación de Conjuntos Folklóricos, deberían pronunciarse ante la afectación que sufren por las malas decisiones de la prensa de Oruro.

¿Qué harán los orureños cuando pierdan la declaratoria de patrimonio de la Unesco por el capricho de unos cuantos?

El autor es politólogo