En un rincón mágico del altiplano, donde las estrellas brillan como joyas en un cielo profundo, vivía FestDen, el duende. No era un duende común, pues su sombrero rojo y verde no sólo simbolizaba la Navidad, sino también la esperanza y la fe en tiempos de prueba. Era conocido como el Duende de los Mensajes Brillantes, siempre buscando historias que pudieran iluminar corazones cansados.
El año 2024 había sido especialmente difícil para Bolivia. FestDen había observado, desde los rincones mágicos del mundo, cómo las llamas devoraban millones de hectáreas de bosque, dejando tras de sí cenizas donde antes hubo vida. Vio cómo la gente buscaba desesperadamente dólares que escaseaban, y cómo el combustible, vital para el día a día, se convirtió en un tesoro raro. Las plazas y mercados, llenos de bullicio en años pasados, ahora parecían reflejar más preocupación que alegría.
Sin embargo, sabía algo que pocos podían ver en medio de tanta penumbra: incluso en los momentos más oscuros, pequeñas luces de bondad y esperanza brillaban con fuerza.
En una de sus visitas invisibles a la ciudad de Cochabamba, FestDen presenció una escena que lo llenó de orgullo. Una niña, de no más de nueve años, había hecho un pedido a sus amiguitos por su cumpleaños. No eran juguetes. Ella pidió dinero. Los adultos, curiosos y un poco confundidos, decidieron cumplir su extraño deseo. Días después, la niña apareció en una tienda de alimentos para mascotas. Compró con alegría grandes bolsas de croquetas y las llevó a un refugio para perritos abandonados.
FestDen se llevó esta historia en su corazón, sabiendo que incluso un niño podía ser un faro de esperanza para muchos.
Semanas antes de Navidad, el duende ha decidido que Bolivia necesita escuchar algo más que susurros mágicos. Con la ayuda de las estrellas, está proyectando su voz en los cielos nocturnos, y habla a quienes aún miraban hacia arriba:
"Queridos habitantes de esta tierra valiente, sé que han llorado por lo perdido y que han sentido la sombra de la desesperanza. Pero también sé que cada uno de ustedes lleva una chispa de luz, como la niña que cambió juguetes por croquetas, como los bomberos voluntarios que ayudaron a apagar incendios, como quienes comparten lo poco que tienen. Recuerden que la esperanza no es la ausencia de dificultades, sino la fuerza para caminar a través de ellas."
Antes de que su voz se desvanezca, FestDen dejó un regalo en forma de sabiduría:
1. Encuentra un propósito en lo pequeño: Ayudar a alguien a cuidar un jardín, puede ser un acto poderoso en tiempos de crisis.
2. Comparte tus historias: Las palabras de esperanza inspiran más de lo que imaginas.
3. Abraza la comunidad: Juntos somos más fuertes; busca y da apoyo a quienes te rodean.
4. Celebra lo que tienes: Incluso en la escasez, siempre hay algo que agradecer.
5. Aprende del pasado: Cada dificultad superada demuestra que eres más fuerte de lo que crees.
6. Sueña con el mañana: Los sueños son las semillas del cambio.
Y así, mientras los cielos se llenaban de estrellas fugaces, que parecían bailar al ritmo de las palabras de FestDen, Bolivia, una vez más, recordó que la esperanza siempre encuentra la manera de brillar.
La autora es periodista y ecologista declarada