Comenzando este año 2024, un año nuevo, con viejos problemas que se vienen arrastrando desde el 2014, por tener una economía con un modelo primario exportador, con poca industrialización y generación de valor agregado, el pasado 2 de enero el Ministro de Economía, Marcelo Montenegro, dio una conferencia de prensa, haciendo un balance de la economía boliviana en la pasada gestión; donde su veredicto es que seguimos en la “senda del crecimiento económico”, que pasamos por momentos complejos y que no estamos en crisis, que todo es una especulación malintencionada de opositores, dentro y fuera de su partido político.
Rescatemos lo mas importante de todo lo vertido en su análisis de la economía de nuestro país. Sin lugar a duda, tiene 3 puntos claves, como bastión, para indicar que la economía boliviana es óptima y que están haciendo las cosas correctas en cuanto a su administración, a saber, crecimiento económico, desempleo e inflación. Según el gobierno nacional somos la 3ra economía en crecimiento económico en la región, que solo incluye a Sudamérica, pero excluye a Venezuela, sin embargo, no se tienen datos oficiales del 2023, solo estimaciones, donde Bolivia crecería un 2,2% según la CEPAL; en su mismo informe “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe – 2023”, indica que la mayoría de los países crecerán más que el nuestro, por ejemplo, Guyana con un 39,2% de incremento en su PIB.
Bolivia, el país con menor inflación y desempleo de la región, también forma parte continuamente del discurso económico del gobierno, cosa que no es mentira; a septiembre 2023, el desempleo urbano llegaba al 3,6%, es decir 4 de 100 personas en el país están desocupadas. Un hecho difícil de creer, salvo que tener trabajo sea lo mismo que tener empleo, sin embargo, este bajo nivel esconde una alta informalidad del trabajo, autoempleo, subempleo y trabajos por cuenta propia con baja calidad de empleo, desprotegidos por el Estado.
La inflación del país a noviembre 2023 fue de -0,003% y la acumulada del 1,48%, entre las más bajas del mundo inclusive, con seguridad, la anual será cerca al 3%, pero estas estadísticas no se sienten las calles y mercados, donde la suba de precios, de productos locales y foráneos, legales y de contrabando se sienten, afectando el poder adquisitivo de nuestra moneda. Lo real, es que ambas variables están influenciadas por factores como el tipo de cambio fijo, devaluación de monedas vecinas, el contrabando y la subvención de carburantes, que el 2023 le costó al país $us. 2.050 millones, todo esto nos hace vivir en una “nube estadística muy alejada de la tierra”.
Aunque no hablo de crisis, el ministro indico que el año pasado el país se vio afectado por el contexto externo (inflación, intereses altos, guerras, incertidumbre, cambio climático, otros) y el interno (sabotaje político, bloqueo financiero, conflictos sociales, fenómenos naturales, incendios, otros), donde no hubo autocrítica en las políticas económicas poco acertadas como las del BCB, con el tipo de cambio preferencial y la venta de dólares al público que genero la escasez de la divisa y su encarecimiento en el mercado negro.
Igualmente sostuvo que lo que dinamiza la economía nacional es la demanda interna, que al 2do trimestre 2023 creció en un 7,3%, sin embargo la externa decreció en 5,1%; esto es producto de un déficit comercial acumulado de $us. 375,5 millones, donde el año pasado solo hubieron 3 meses con superávit comercial.
El autor es presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija