En una columna anterior efectúe consideraciones jurídicas sobre el proceso de adhesión de Bolivia al Mercosur. Ahora veamos algunos temas económicos.
El Mercosur es un proceso de integración asimétrico - dos países económicamente desarrollados y dos pequeños - que bajo el paradigma del liberalismo económico, el libre comercio y el abandono del modelo de sustitución de importaciones, decidieron conformar un mercado común.
Sus propósitos, establecidos en 1991, son: 1. Arancel cero en la circulación de bienes, 2. la adopción de un Arancel Externo Común (AEC) y 3. la libre circulación de personas y capitales.
A pesar que transcurrieron más de tres décadas, los logros son escasos. En el primer punto, el Mercosur ha eliminado el pago de los derechos arancelarios entre los cuatro países.
La adhesión de Bolivia, en el intercambio de bienes, no generará ningún impacto, porqué en 1997 Bolivia negoció un Acuerdo (ACE N° 36), que también establece arancel cero entre Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
A pesar del no pago de aranceles, las exportaciones al Mercosur son marginales. Descontando las ventas de gas a Argentina y Brasil - ya que se encuentran sujetas a contratos específicos - el 2022 las exportaciones al Mercosur son 470 millones de dólares, representando el 3,5% del total (Argentina el 1,5%, Brasil el 1,4%, Uruguay el 0,1% y Paraguay el 0,5%).
Es nada, para un bloque de 320 millones de habitantes. Cuatro países, que por su cercanía y por las preferencias, debieran tener un aprovechamiento mayor.
En contraparte, las importaciones del Mercosur el 2022 son 3.860 millones de dólares, representando el 29,6% del total (Argentina 12,5%, Brasil 15,2% Uruguay 0,5 % y Paraguay 3%). En el balance, sin gas natural, el déficit es de 3.391 millones de dólares.
En el segundo punto, los países miembros han establecido un Arancel Externo Común (AEC) para los países ajenos al grupo. El nivel promedio es alto, lo que genera una ventaja a los productos hechos dentro del Mercosur.
La protección arancelaria elevada provoca discordias. Así, el 2019 Bolsonaro planteo una disminución horizontal del 50% al AEC. Paraguay también aboga por reducirlo. La postura Uruguaya es más contundente. No están de acuerdo con un arancel elevado para proteger a la industria brasileña y argentina, a costa del sacrificio de uruguayos, quienes pueden tener bienes más baratos, como los de origen chino. Por ello, ya dejaron el mensaje, pese a quien pese, Uruguay avanza a una zona de libre comercio con China.
Milei considera que el Mercosur hay que modernizarlo, porque no favorece la competitividad. En sus palabras: “el Mercosur (…) es una unión aduanera defectuosa que perjudica a los argentinos de bien, o sea en el fondo es un comercio administrado por Estados para favorecer empresarios prebendarios y políticos corruptos”.
Actualmente, Bolivia cobra un arancel a las importaciones (10% y 5%), inferior al que deberá cobrar como miembro pleno del Mercosur. Consecuentemente tendrá qué subirlo en un período máximo de cuatro años, encareciendo los productos importados.
Para dimensionar el impacto, como ejemplo, podríamos preguntarnos: ¿si estamos dispuestos a pagar precios mayores por vehículos japoneses, chinos o europeos? o ¿sí deberemos sustituirlos por los hechos en Brasil o Argentina, en nombre de la integración suramericana?
Para contrarrestar el efecto, el Viceministro Benjamín Blanco anunció que habrán excepciones. La pregunta es: ¿quienes gozarán de éste trato diferenciado?, ¿será la mercadería originaria de países ideológicamente afines? o ¿serán los empresarios importadores militantes del partido?. Parece que las observaciones de Milei son pertinentes, normalmente cuando interviene el Estado es para favorecer a sus amigotes.
En el tercer punto, en la libre circulación de personas, solo se estableció la visa de residencia temporaria Mercosur, que permite trabajar o estudiar provisoriamente, siempre cuando la entidad educativa o empresa lo certifique. En libre circulación de capitales no hay nada, por el contrario las transacciones están sujetas a innumerables requisitos; más si son dólares, que cada vez son más escasos y por ello pretenden introducir el yuan chino.
La diplomacia de los pueblos por inercia camina, pero a ciegas; y como el cangrejo, cuando parece que vienen, van, y cuando parece que van, vienen.
El autor es diplomático de carrera
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