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Opinión

BOA: Un monopolio que no beneficia a nadie

1 de Octubre, 2024
MIGUEL ANGEL AMONZABEL GONZALES
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Desde el inicio del gobierno del Movimiento Al Socialismo, se ha creado un relato ideológico atractivo sobre la importancia de recuperar las empresas estatales y nacionalizar aquellas estratégicas. Según este relato, los bolivianos deben recuperar el control de las empresas estatales para evitar que los privados nacionales o empresas extranjeras se lleven las ganancias al extranjero y atenten contra el crecimiento económico del país.

Sin embargo, la realidad es muy diferente. La experiencia de Boliviana de Aviación (BOA) es un ejemplo patético de cómo el Estado se mete a perjudicar los sectores económicos. En lugar de promover la competencia y la innovación, el Estado ha utilizado su poder coercitivo para eliminar a los competidores y establecer un monopolio en el mercado del transporte aéreo.

Sus víctimas fueron las empresas privadas de transporte aéreo de pasajeros. El caso de Aerosur es un ejemplo claro de cómo el Estado ha utilizado su poder para eliminar a los competidores. A través de su brazo coercitivo, como es Impuestos Nacionales (IN), el Estado hizo que el empresario saliera del país y desmantelara sus aviones para reparar los de BOA. De esta manera, BOA aumentó su participación de mercado del 14% al 70%, no por mejorar la calidad de su servicio o ofrecer precios competitivos, sino por eliminar a la competencia. 

La experiencia de Amaszonas es similar. Su delito fue ser competidor y haber recibido cierta consideración del corto gobierno de Jeanine Añez. El Estado ha utilizado su poder para eliminar a los competidores y establecer un monopolio en el mercado del transporte aéreo.

Sin embargo, a pesar de haber logrado el Estado casi un monopolio en el transporte aéreo, esto ha sido negativo por tres motivos: pésima calidad para el usuario, actividades delincuenciales y rendimiento financiero negativo. La calidad del servicio de Boliviana de Aviación (BoA) ha sido una fuente de preocupación constante para los pasajeros. Los retrasos y incidentes durante los vuelos han erosionado la confianza en esta aerolínea estatal. Un ejemplo reciente de esta problemática es el aterrizaje forzoso en Jamaica de un vuelo que originalmente iba a Miami, Estados Unidos, y la vuelta de un vuelo a São Paulo, Brasil, que regresó a Bolivia.

La falta de puntualidad de BoA es alarmante. En el período comprendido entre 2021 y 2022, se registraron 9.067 vuelos demorados de un total de 66.252 vuelos operados por la aerolínea. Esto no solo afecta a los viajeros, sino que también plantea dudas sobre la gestión interna y la capacidad operativa de BoA. Recientemente, un avión de BoA que cubría la ruta La Paz-Santa Cruz retornó al Aeropuerto Internacional El Alto minutos después de despegar debido a un problema de despresurización de la cabina, lo que demuestra la necesidad de mejorar la eficiencia y la seguridad en las operaciones de la aerolínea.

Recientemente, el caso de un avión de BOA que transportó cocaína, en el último mes dos funcionarias de Boliviana de Aviación (BoA) fueron enviadas a detención preventiva por 120 días en el penal de Palmasola, acusadas de tener relación con 12 paquetes de droga encontrados en un avión en el Aeropuerto de Viru Viru. Con ellas, suman cinco personas que guardan detención preventiva, incluyendo dos trabajadoras de limpieza y la encargada de seguridad de la aerolínea estatal.

Además, la empresa ha generado pérdidas durante la última década. En el período 2014-2023, BOA ha generado ingresos por Bs. 18,198,034,893, pero los gastos han sido Bs. 18,665,055,156, lo que ha generado una pérdida de aproximadamente Bs. 545 millones. Esto significa que la empresa ha tenido una rentabilidad promedio anual negativa del -7,8%. En sencillo, esto significa que por cada Bs. 100 que se realiza en gastos operativos, se pierde Bs. 7,8.

Esta situación es alarmante, ya que muestra que la empresa estatal no es capaz de generar beneficios a pesar de tener un monopolio en el mercado del transporte aéreo. Esto se debe a la falta de competencia y la ineficiencia en la gestión de la empresa.

En conclusión, la experiencia de BOA es un ejemplo claro de cómo el Estado no debe intervenir en la economía y eliminar a los competidores. En lugar de promover la competencia y la innovación, el Estado ha utilizado su poder coercitivo para establecer un monopolio en el mercado del transporte aéreo. Esto ha llevado a una disminución de la calidad del servicio, a la explotación de los usuarios y a la generación de pérdidas financieras. Es hora de que el Estado boliviano tome medidas para promover la competencia y la innovación en el sector del transporte aéreo y evitar el monopolio del transporte aéreo. La solución no es nacionalizar más empresas, sino liberalizar el mercado y permitir que la competencia y la innovación sean los motores del crecimiento económico. Solo así podremos tener un sector del transporte aéreo eficiente, seguro y competitivo que beneficie a todos los bolivianos.

El autor es investigador y analista socioeconómico