Ángela Merkel fue cuatro veces elegida Canciller y, tras 16 años en el poder, ahora lo deja por decisión propia. Cuesta creer su desprendimiento, ya que el poder tiene un imán del que los políticos no se quieren desprender.
Doctora en física cuántica, fue la primera mujer elegida para ejercer el cargo de Canciller de Alemania desde su creación como Estado federal en 1870. Ha sido reelegida tantas veces que hay una generación que sólo ha conocido un canciller.
Durante sus varias gestiones, fue la líder más pragmática y sólida en sus actuaciones ante la heterogénea Unión Europea.
Su juventud estuvo marcada por vivir en Alemania oriental, encerrada tras alambres de púas. Aquello le dio otra visión del mundo: la de uno libre, democrático y empático.
Gran parte de su éxito se lo debe a su sencillez, austeridad, sagacidad, intuición, sin dejar de ser firme en la toma de decisiones.
Durante sus gestiones, tuvo que enfrentar varias crisis, entre ellas, la caída del sistema financiero mundial del 2008; las amenazas de la desintegración de la Unión Europea; la gigantesca migración del 2015; y la pandemia mundial de la COVID-19.
Ha sido una de las líderes más influyentes en su país y el mundo. No fue gratuito que el 2018, elForbesla nombrara como la mujer más poderosa del mundo.
Su gestión tuvo luces que sombras. Sus opositores la criticaron por haber sido “duditativa” en la toma de muchas decisiones. Otros la critican por haber dado discursos flojos. Sus opositores acuñaron el términoMerkiavellien sentido que a pesar de sus dudas, al final lograba sus objetivos. A mi juicio, una errada interpretación de “El Príncipe” Maquiavelo.
Ha tomado decisiones drásticas en favor del medioambiente. A raíz del accidente nuclear en Fukushima, decidió eliminar 17 plantas nucleares y reemplazarlas por energía renovable, principalmente la solar y la eólica.
En la crisis migratoria, que fue la más grande desde la Segunda Guerra -ya que llegaron a Europa más de un millón de inmigrantes a raíz la guerra en Siria así como por los conflictos en Irak y Afganistán-, Alemania abrió sus puertas y fue el país europeo que más gente recibió. “Podemos hacerlo” fue su fraseemblemática probablemente para dar otra imagen de su nación tras la primera y segunda guerra y su pasado nazi. Al respecto afirmó que Alemania recibió ayuda de otros países tras la Gran Guerra y pidió a sus conciudadanos recibir a los refugiados.
A raíz de esta decisión, fue muy criticada por gente de su propio partido (el conservador Unión Demócrata Cristiana), la oposición y principalmente por la extrema derecha xenofóbica.No a todos los alemanes y europeos les cayó bien que abra las puertas a los inmigrantes. No así a la prensa norteamericana. El Time la eligió “La persona del año” por su manejo de la crisis de los refugiados, así como la deuda de Grecia, el terrorismo y por mantener a la UE unida. Fue una llamada de atención a presidentes como Trump, que ha puesto trabas a los inmigrantes.Fue la cuarta mujer en figurar en la portada de la revista como personaje del año.
ElTime, antes la nombró como una de las 100 personas más influyentes.
En su manejo de la pandemia de la COVID-19, tomó acciones inmediatas. Dijo: “Es serio. Tómenlo en serio”. Luego expresó que sería el mayor desafío de Alemania desde la Segunda Guerra. Probablemente lo sea para su país y el mundo.
Angela Merkel se va por la puerta grande dejando un legado excepcional tras ser una líder extraordinaria en su país y el mundo.
Verónica Ormachea es periodista y escritora