MÓNICA BRIANÇON MESSINGER
No, no hay error en el titular. En dos días pasamos al año nuevo. Pero no al 2021 sino al 2031. El virus Covid-19 ha obligado a la humanidad a dar un salto inmenso al futuro. Un salto de una década.
Si quieres saber qué te deparara el futuro, sin consultar al astrólogo de turno, he aquí la oportunidad, porque, entre otras cosas, la pandemia ha provocado que las estadísticas se disparen y se realicen más reuniones virtuales que hace un quinquenio. He aquí el futuro.
Más virtualidad. Más series de entretenimiento. Más Netflix o cualquier otra plataforma productora de contenido diverso. Teletrabajo, telemedicina, aulas virtuales.
Menos presencia oficinesca, menos cobertura médica para los que menos tienen. Más corrupción en las “Banana Republic”, es decir más de lo mismo, pero aumentado.
Hice mi maestría a distancia cuando no existía WhatsApp o Zoom. Los estudiantes estuvimos repartidos por el planeta. Nunca nos vimos. Nos adaptamos a ese modelo educativo. Vencimos todos los módulos y nos graduamos. El título nos llegó por correo. Sin acto de colación, pero contentos por el logro académico. Así somos los humanos. La adaptabilidad es una de nuestras características.
Por eso algunos países están pudiendo salir de esta pandemia. Adaptándose y adoptando al barbijo como una prenda de uso cotidiano.
De aquí a una década, cuando en verdad sea el 1º de enero de 2031 es posible que nos hayamos enfrentado a otros males y a otros virus. También habremos llegado a Marte; una mujer ya habrá pisado la Luna; la BMW tendrá en su haber a más de un i4 Eléctrico que va de 0 a 100km/h en 3,4 segundos y el chip en la cabeza que permite escuchar el Like a Virgen de Madonna estará conectado al satélite musical que orbita al planeta.
Ellen Stofan, científica jefe de la NASA indica que para la década de 2030 “estaremos listos para mover a los humanos hacia el planeta rojo. Y una vez que lleguemos allí, tal vez descubramos evidencia de vida extraterrestre”.
Comeremos mucha menos carne y la trataremos como un placer en lugar de un alimento básico, escribe Tim Benton, profesor de ecología de la población en la Universidad de Leeds, Reino Unido.
Y la diputada danesa Ida Auken señala que los productos se convertirán en servicios. Comprar es un recuerdo lejano en 2031, los habitantes sólo toman prestado lo que necesitan a pedido.
Y tú ¿cómo te posibilitarás vivir en un futuro cambiante, incierto, pleno de dificultades y oportunidades? ¿Cambiarás o seguirás insistiendo en volver a la normalidad? Depende de ti y, como dicen, el futuro está en tus manos. Dependerá de tus habilidades para decidir cómo lo quieres construir.
Mónica Briançon Messinger es Directora General
de la Revista Libre Empresa