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Opinión

VIRGEN DE COPACABANA, REINA DE BOLIVIA

24 de Marzo, 2009
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MIGUEL MANZANERA, S.J.
Por, Miguel Manzanera, SJ (.) En el impresionante escenario altiplánico, dominando el lago sagrado de Titicaca, destaca Copacabana, uno de los centros religiosos más importantes en el siglo XVI, habitado por los yunguyos, kollas de lengua aymara. Entre sus ídolos destacaba uno de rostro deformado sin manos y sin pies con cuerpo pisciforme, venerado como dios(a) del lago y de la sensualidad. Investigadores actuales han revelado la existencia en el fondo del lago un ídolo de oro, arrojado allí seguramente por los mismos indígenas para evitar que fuese arrebatada por los españoles, ávidos de riquezas. Los incas al invadir gran parte del territorio que hoy es Bolivia para unificar el imperio combatieron los cultos ancestrales e implantaron el culto al sol incluyendo sacrificios humanos de doncellas y niños. Los misioneros españoles a su llegada y más tarde el clero local, hicieron lo posible para liberar a los indígenas de sus cultos idolátricos crueles. Sin embargo, no consiguieron erradicar algunas creencias más profundamente arraigadas. Tito Yupanqui, de familia incaica convertida al cristianismo, inspirado por Dios, contribuyó a la evangelización de sus paisanos. Con una tenacidad admirable y después de una larga odisea consiguió tallar y dorar la imagen de la Virgen de la Candelaria que pudo ser entronizada finalmente en el templo de Copacabana en 1583. La hermosa faz autóctona de la Virgen Copacabana pasó a ser el poderoso imán que atraía la devoción de los habitantes de la zona del lago aymaras, incas, mestizos y españoles hacia la devoción auténtica a María, la Madre de Jesús, el Hijo de Dios. Esta venerable imagen fue el instrumento elegido por Dios para conceder toda clase de gracias sobre sus devotos. Los milagros de la Virgen de Copacabana alcanzaron tal magnitud que incluso Pedro Calderón de la Barca, famoso literato español de la época, le dedicó el auto sacramental titulado "La Aurora en Copacabana", que alcanzó mucha difusión. Iconográficamente la Virgen de Copacabana viene colocada sobre la luna y porta en sus brazos al niño Jesús, el verdadero Sol de justicia que viene a devolver la dignidad a todos los hombres. La Virgen de Copacabana fue solemnemente coronada como Reina de Bolivia el 1 de agosto de 1925, año del centenario de la República, con la participación del Presidente de la República, Bautista Saavedra, oficiando el acto religioso Mons. Augusto Sieffert, Obispo de La Paz, y Mons. Gaetano Cicognani, Nuncio Apostólico en Bolivia del Papa Pío XI. Inicio del proceso de beatificación de Tito Yupanqui Francisco Tito debe ser considerado como el precursor de la inculturación a través del arte, elemento clave en la catequesis indígena. La santidad de Yupanqui se muestra en su empeño en hacer una imagen digna de nuestra Señora, superando no sólo su falta de instrucción artística, sino también los desprecios de propios y extraños. Durante largo tiempo se dedicó al aprendizaje del arte en Potosí, habiendo dejado allí muestras de su intensa devoción mariana. No sólo confeccionó la preciosa imagen hoy venerada en Copacabana, sino también, otras imágenes y pinturas de la Virgen María. Aunque ha habido varios intentos de iniciar la causa de beatificación de Tito Yupanqui, finalmente el Obispo de El Alto, Mons. Jesús Juárez, Secretario de la Conferencia Episcopal Boliviana, obtuvo la necesaria autorización según consta en la carta de la Congregación para las Causas de los Santos, fechada el 9 de febrero de 2007. Los datos históricos existentes sobre Francisco Tito Yupanqui, más numerosos que en el caso de San Juan Diego el catequista de la Virgen de Guadalupe en México, permiten sustentar que fue un cristiano fervoroso, entregado a la labor de evangelizar y pacificar a los pobladores de Copacabana, frecuentemente enfrentados entre ellos. Para precisar la biografía y la fama de santidad de Tito Yupanqui, Mons. Juárez ha constituido una Comisión Histórica, compuesta entre otras personalidades por Marcelo Arduz Ruiz, Hans van den Berg, OSA, Jaime Calderón Manrique, FSC, Geraldine Gutiérrez, Armando Loayza, Miguel Manzanera, SJ, Jorge Siles Salinas y René Vargas, OFM. Quiera el Señor conceder a Bolivia la gracia de la beatificación del Siervo de Dios Tito Yupanqui, precisamente ahora para hacer frente a los desafíos críticos que atraviesa nuestra patria. Por una parte la cultura adveniente hedonista de tinte laicista amenaza con entronizar al nuevo ídolo del placer en su triple cara de droga, alcohol y placer sexual. Por otra parte se ha producido un rebrote indiscriminado de mitos y ritos autóctonos, algunos de los cuales como los sacrificios (willanchas) al sol, a la pachamama o a otros entes telúricos atentan contra la fe en Jesucristo Nuestro Señor, el único Salvador. ------------------------- (.) El autor es sacerdote jesuita y doctor en Teología 31 de julio de 2007

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