
A través de algunos “audios filtrados” han surgido nuevas pistas sobre los conflictos del 2019 que culminaron con el alejamiento definitivo de Evo Morales del poder. Estos audios -producto de la inteligencia artificial, dicen- ponen a la luz algunos aspectos esenciales para entender, desde una perspectiva política, los episodios de extrema violencia que se desataron después de la renuncia de Morales. De manera particular, entender, en el fondo, las denominadas “masacres de Sacaba y de Senkata”.
Estos audios dejan entrever la responsabilidad directa que Morales podría tener en estos hechos de violencia y muerte. En un fragmento, donde se escucha presuntamente la voz del actual presidente del senado, Andrónico Rodríguez, esté, textualmente señala: “… si Evo habría hecho bien las cosas esa gente (Sacaba y Senkata) no habría muerto”.
Estas nuevas pistas, ciertamente, jamás habrían salido a la luz de la opinión pública, si no se producía esa fatal división y pugna al interior del Movimiento al Socialismo (MAS). Es probable, incluso, de ahondarse esta disputa fratricida, que surjan nuevos testimonios que podrían dar un giro radical en la percepción y responsabilidad de estos luctuosos hechos. Aunque, claro, por la carencia de un poder judicial independiente, no en la investigación ni en los procesos.
No obstante de aquello, veamos si, estas supuestas acusaciones, guardan lógica con la verdad material e histórica de los hechos. En esa línea, hay tres aspectos fundamentales que debemos observar: la renuncia, la renuncia en la línea de la cadena de mando y, fundamentalmente, el “vacío de poder”.
En estas tres decisiones, subyacen estrategias y objetivos políticos interconectados. La renuncia del presidente debía ser transitoria. Pues luego, con la renuncia de las autoridades del MAS que formaban parte de la cadena de sucesión; se propiciaba el “vacío de poder”. Esto último, con el fin de crear las condiciones, objetivas y materiales, para el inmediato retorno.
Es imperativo aquí, para continuar, detenernos un poco en el concepto y en lo que produce el “vacío de poder”. Alertamos que no solo debe concebirse como una acefalia, o solo como una ausencia de gobernante o autoridad; hay que ver también sus efectos. El vacío de poder, de principio, provoca la perdida de la capacidad para hacer observar y ejecutar la ley, convirtiendo el escenario en “tierra de nadie”. En ese caos y anarquía se impone la ley de la selva. Es decir, la ley del más fuerte, del más violento. No existe ningún control sobre los grupos en pugna. Dada la naturaleza del hombre, se impone una suerte de “canibalismo”, escenario cercano y propicio para una “guerra civil”.
Ahora bien, en la crisis del 2019, a ese “vacío de poder” se adiciono violencia, mucha violencia Se organizan grupos, se obligan a sindicatos y se contratan “malvivientes” a destajo, para perpetrar saqueos, incendiar casas, quemar infraestructuras y bienes públicos. Quemaron los buses Pumakataris en La Paz y en Cochabamba algunas Estaciones Policiales (EPIS). Violencia extrema, escenario “dantesco”.
A esto debían añadir muertos, “fabricar muertos”. Para utilizarlos luego como “bandera”. Precisamente, con ese objetivo, creo, se planifican Sacaba y Senkata. Esos grupos organizados y masas movilizadas, con enormes presupuestos, debían agudizar la violencia, en Cochabamba y El Alto.
Se estaba creando, entonces, con esa macabra estrategia, el escenario propicio para el retorno de Morales “en hombros”. Pues concibieron que podría ser el único -el “salvador”-, con capacidad real de pacificar el país. Sus cálculos políticos, luego, fallaron. Obsérvese, sin embargo, el terrible costo.
De todos los libros y estudios publicados hasta hoy, algunos sosteniendo -en la línea oficial- que hubo golpe de estado, y, otros, afirmando todo lo contrario; ninguno de ellos indaga lo que verdaderamente estaba presente detrás de las renuncias de las autoridades en la cadena de sucesión de mando. Está claro, ahora, que, a toda costa, pretendían evitar la sucesión constitucional en línea. Se pretendía, más bien, con el “vacío de poder” el retorno inmediato al poder.
Viendo así las cosas, los audios filtrados, y otros testimonios, tienen lógica con lo que paso después. De modo que, en el análisis político, lejos obviamente del jurídico, las muertes en Sacaba y Senkata, tienen mucho que ver con esa truculenta estrategia.
Ojalá que, en algún momento, los Tribunales, que están atendiendo los casos golpe de Estado I y II, indaguen que hubo detrás de las renuncias en cadena que provoco, precisamente, ese siniestro “vacío de poder”.
El autor es profesor de la Carrera de Ciencia Política de la UMSS