Todos los ciudadanos de este país que tenemos un mínimo de conciencia, de lógica y de sentido común percibimos con certeza el desastre económico, político y social al que nos han conducido los gobernantes de estos últimos 18 años y que hoy continúan en el show de hacernos creer que están enemistados y en sendas disputas. No seamos ingenuos, todo esta orquestado desde el gabinete de los maquiavélicos que continúan jugando con los destinos de nuestro miserable país, moviendo en cada actuación las fichas del tablero en el que siguen actuando contra el pueblo y con el único objetivo de incrementar la destrucción nacional para continuar obteniendo réditos que les sigan permitiendo usufructuar de los casi inexistentes recursos que han dejado en las arcas fiscales.
Paralelamente, sentados a su derecha e izquierda están los partidos políticos que tienen representación parlamentaria, que se han constituido en cómplices de las denigrantes decisiones que se toman en el Estado Uninacional, porque ya nos convencimos qué es de ellos únicos y no de los mas de 10 millones de bolivianos que habitamos en este territorio, ni de la cantidad de pueblos indígenas originarios, ni de los mestizos que somos parte de este país. Esos partidos políticos son sus cómplices; por supuesto que sí, porque sus actos los muestran en designaciones, acuerdos, aprobaciones, consensos, y hasta beneficios. Los que no somos ingenuos, además nos lamentamos de los viejos políticos atornillados cerca del poder, aquellos que continúan queriendo estar vigentes, renunciando a un partido y buscando unirse a otro, cambiándose de sigla o simplemente declarándose independiente para ver quien lo coquetea, es decir actuar como tránsfugas o traidores. Qué vergüenza y que bajeza, por eso hoy se buscan nuevas caras, nuevos actores, nuevos ciudadanos sin importar la edad, el color o la religión, que tengan experiencia, que sepan de gestión pública y que estén dispuestos a cambiar las reglas del juego y promover la libertad, que sean honestos, que sepan consensuar y no sean individualistas y engreídos y sobre todo estén dispuestos a sacrificarse por el país y hagan temblar a la también “casta privilegiada” que solo ha usufructuado de los recursos de nuestro empobrecido Estado.
La historia se encargará de juzgarlos y seguramente lo hará el próximo gobierno que asuma la conducción del Estado después de las elecciones del 2025, pero la historia no se borra y la mala historia menos. Por su puesto que la impunidad en que vivimos estos años tendrá un fin y en ese momento los actores tendrán que ser justos y no como ahora cómplices; por ello el Presidente como cabeza visible de un gobierno que solo saborea su fracaso, puede revertir la historia en su último año de gestión y escribir su nombre no con letras de oro porque es demasiado tarde, pero al menos con color opaco para mostrar su compromiso, su formación profesional, su patriotismo, su responsabilidad como gobernante y su alejamiento del color azul veneno que nos sojuzgó estos 18 años; porque de lo contrario pasará a la historia “SIN PENA NI GLORIA”, por ello debe tomar entre otras algunas medidas de urgencia para el corto plazo.
Las medidas que se constituyen en indispensables decisiones para la gobernanza de Bolivia son las siguientes:
A los hombres públicos se los juzga por sus hechos y sus decisiones, no por sus discursos y sus buenas o malas intenciones. La vida y la historia nos enseñan que debemos mirar para atrás, conocer y aprender de nuestros errores para no volver a cometerlos, de lo contrario nos convertiremos en parias y todos solo nos acusarán.
El autor es administrador de Empresas y Docente Emérito UMSA