“Le han llamado egoísta por el valor de actuar de acuerdo con su propio juicio y de aceptar total responsabilidad de su propia vida.”
Ayn Rand – Filósofa y novelista rusa
Hace algunos días me encontraba leyendo la sección de opinión, para mi sorpresa me encontré con dos columnas que tocaban un mismo tema, desde dos perspectivas diferentes, a la sombra de dos conocidos personajes, el primero es el presidente de la Fundación Ciudad Humana y ex Gerente General de Mi teleférico, Rodrigo Dockweiler, el cual escribe su artículo: “Bolivia: Nuevo ciclo de saqueo y traición”, y del otro lado tenemos al afamado economista: Gonzalo Chávez el cual redacto la columna nombrada como: “La maldición de los recursos naturales”.
Las ya mencionadas son una contraposición clara sobre un problema estructural de Bolivia, la dependencia histórica de los recursos naturales del país, este tópico ya fue tocado y retocado una y mil veces por diferentes autores de diferentes pensamientos, y es por eso que, en esta oportunidad quiero resaltar, haciendo el análisis de los escritos mencionados, el como se aborda un problema desde dos perspectivas muy diferentes, el victimismo o la responsabilidad.
Rodrigo Dockweiler fiel a su posición como seguidor de la dialéctica marxista, basa su discurso en deslindarnos a nosotros los bolivianos, de toda responsabilidad de nuestra situación actual en todas sus esferas, procurando para ello traidores en nuestras filas y enemigos externos que no duermen en post de aprovecharse de nuestros recursos, con una prosa exagerada procurando palabras impactantes, el autor nos pone en posición de “los pobrecitos”, que no tienen culpa de nada y se desmarca de cualquier mínima posibilidad de que nosotros también somos responsables de lo que nos acongoja.
Por otro lado Gonzalo Chávez, el cual no es santo de mi devoción, desde una perspectiva más crítica, analiza los vicios de nuestra nación, señalando a todos y en especial a los políticos de turno a lo largo de la historia, del atraso y subdesarrollo basado en una dependencia voluntaria de los bolivianos de esperar que un nuevo ciclo de materias primas se presente, para emborracharnos con las ganancias y al culminar la bonanza echarle la culpa al imperio, a la derecha, a los traidores, a la izquierda y a todo personaje que se nos pueda ocurrir.
En todo problema, para afrontarlo de manera madura es preciso aceptar la responsabilidad de manera inmediata y verlo en sus dimensiones originales, para de esta manera formular un plan que nos permita salir del mismo.
En vez de continuar con esta mala costumbre, en donde nuestra casta política se deslinda y busca chivos expiatorios, hasta por el hecho que son incapaces de pagarle el sueldo a sus equipos de futbol, hagámonos responsables de nuestros problemas, miremos el reto de frente y a los ojos, marchando adelante buscando soluciones reales y sostenibles.
La libertad conlleva responsabilidad y el ser adulto significa asumir el peso de nuestra propia existencia, es hora de crecer, ¿Qué queremos ser? ¿Victimas eternas o personas dueñas de su destino?
El autor es Director Ejecutivo Generación Bicentenario