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Opinión

Recuento del año político y lo por venir

19 de Diciembre, 2017
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GONZALO ROJAS ORTUSTE
El año empezó con la acostumbrada fiesta del Dakar, que aunque deja algo de promoción al país en términos de imagen turística, tiene costos ecológicos y le sirve al régimen para promocionar la figura de Morales Ayma con la pretensión –cada vez más decaída- de mostrarlo como líder más allá de nuestras fronteras. 

La novedad vino en febrero con impresionantes movilizaciones ciudadanas el 21F, recordando con firmeza el rechazo en referéndum al intento de prórroga de los dos mandatarios principales del país. Desde allí el MAS ha estado jugando bajo una presión que no tenía desde sus primeros años en el gobierno, en la década pasada. Anunciado como estaba, esto de rehuir del mandato popular, con alguna “vía” legal para habilitar al caudillo, esa movilización de proporciones en las más pobladas ciudades del país les recordó que la política nadie tiene la última palabra. Más aun, la iniciativa dejó de estar del lado del oficialismo. En verdad ello pasó desde que se conoció el resultado del 21F en 2016, contra lo que esperaban los masistas. 

Este año, cuando la movilización ciudadana venezolana arreciaba, en esos heroicos cien días, que no consiguieron cambios en la patria boliviariana, ya con comportamiento de dictadura, el MAS y sus voceros se alinearon con el poder coercitivo, apoyando a Maduro y advirtiendo a los bolivianos de manera inequívoca. Y en medio de millonarios escándalos de corrupción como el del Banco Unión y otros como relativos a fondos administrados por las Fuerzas Armadas, que se suman a los del FONDIOC que es emblemático pos sus características, se concretó una de esas vías para habilitar a Morales Ayma y su acompañante García Linera para postularse de manera indefinida a los altos cargos que ostentan. Los juristas más importantes del país, y voces calificadas de la región latinoamericana, han coincidido en criticar la forzada interpretación que hicieron los oficialistas para sustentar semejante propósito. 

Y confirmando lo de la pérdida de iniciativa, o peor, los gruesos errores que ahora comete el oficialismo, el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional se dio a conocer en la misma semana que culminaba el domingo de las elecciones judiciales. El voto “nulo” se expresó en toda su contundencia dejando cerca a un tercio de votos válidos para tan estrambóticas elecciones. Pero he aquí que ni el principal gobernante ni otros oficiosos voceros tuvieron ningún balance auto crítico, en una ceguera política que ratifica su decisión irrevisable de “meterle nomás” hacia la candidatura que será proclamada a mediados de este último mes del año, en olor de multitudes y con ¡dos años de anticipación! a la fecha prevista para las presidenciales. 

Como ha recordado la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, recientemente, este camino de forzar la candidatura de Morales Ayma, contra expresa disposición constitucional (Art. 168) y lo decidido ciudadanamente también de obligatorio cumplimiento en virtud del resultado del 21F, está poniendo al borde de la ruptura del Estado de Derecho a Bolivia con este inédito golpe a la institucionalidad que con tantas dificultades sorteamos en los 35 últimos años. Pero animados por la constatación de que el MAS ya es minoría electoral, una ola de indignación ha movido a jóvenes en particular, en Santa Cruz, La Paz y Tarija a movilizarse, en un caso acudiendo a la huelga de hambre –tradicional recurso de lucha política en el país- que por lo pronto consiguieron el anuncio de paro cívico del más poderoso comité cívico del país, el de Santa Cruz. El centro del pedido es que se cumpla el mandato del 21F y por tanto el caudillo se retire de la escena política, ese del que fue indudable protagonista incluso con pretensiones míticas.

El régimen también cuida mucho menos las formas, algo que nunca fue su preocupación central. En efecto, ya se ha modificado la ley que una movilización indígena en las carreteras- represión incluida- y apoyo ciudadano en las ciudades a los marchistas del Tipnis (en 2011) para dejar sin efecto la “intangibilidad” del territorio indígena y reserva nacional. También se ha conocido recientemente la instrucción NOTAS 3 del fiscal general de iniciar el cierre de las investigaciones del Fondioc, con las dos exministras que guardaban reclusión con detención preventiva en sus domicilios. De esto, llamamos la atención sobre el alto rango que detentaron las mencionadas, que empero no aplica para otro inculpado opositor que, sin embargo, devolvió el monto recibido y no ejecutado. La impunidad siempre asechando empieza a concretarse de manera obvia. 

Tenemos, pues, un conjunto de datos que apuntan a una confrontación entre un amplio arco ciudadano que abiertamente expresa su malestar con el régimen político, convencida de sus buenas razones –verificables en las urnas, 21F y 3D- que encuentran al oficialismo parapetado en consignas cada vez más débiles en su poder de convencimiento, sean los artilugios leguleyos o las consignas ideológicas “anti”. Es que no se precisa gran formación intelectual para percibir la estafa moral de hacer valer un pretendido derecho humano que favorece a un par de individuos por encima de los millones que ratificaron la vigencia del artículo constitucional con la prohibición de más de dos periodos continuas y se insiste en un cuarto. De la misma índole es el discurso, anticapitalista, descolonizador, antiextractivista que se desdice cada día con las acciones del ejecutivo que cree que la política es espectáculo de cumbres y encuentros que solo satisfacen las expectativas de sus acólitos e incluso allí hay descontento. 

No se avizora, pues, un cercano futuro que abone esperanzas de entendimiento más amplio de las fuerzas políticas. La voluntad electoralista ya en despliegue del oficialismo, con el creciente malestar ciudadano que abandonó su apatía e indiferencia, junto a signos de que se acabó la época de holgura económica fiscal, sólo puede perfilar enfrentamientos y un cauce de desorden peligroso. Acaba de conocerse una entrevista a Morales Ayma de la prestigiosa BBC y allí no asoma la menor reflexión sobre el reclamo ciudadano al gobernante que se siente predestinado al cargo, casi para no alentar ningún optimismo en lo venidero. Empero, como dirigente sindical mostró gran pragmatismo y hoy la movilización ciudadana es inmensamente pacífica, pero también existen rasgos que en pasado cercano adoptaron formas violentas. 

Es verdad que la política contiene siempre posibilidades de innovación. Algunas de ellas pueden provenir del plano internacional, pero necesitarán rimar con los actores políticos nacionales, y es allí donde hay las dificultades mayores para que haya ese eco sinérgico que reconduzca a cierto manejo institucional del conflicto. 

Gonzalo Rojas Ortuste, es politólogo, profesor e investigador de postgrado de la universidad pública boliviana.

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